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BREL4| Publicado el 10 julio 2014
El gobernador Alejandro García Padilla anunció esta semana que se crearon 55,305 empleos durante los primeros 18 meses de su administración y declaró superada la promesa de crear 50,000 empleos que hizo durante la campana electoral. La realidad es que, ni lo que el pueblo observa, ni los datos, confirman esta gran mentira del primer ejecutivo.
Según las expresiones de García Padilla, los empleos se distribuyeron en 10,433 en el sector comercial, 9,946 en servicios, 5,195 en manufactura y tecnología, 1.692 en turismo, 4,497 en la agricultura y 23,542 en la construcción pública y privada.
Aun cuando la mayoría de esos empleos no fueron promovidos por su administración, el gobernador alegó que los empleos creados “son el producto de una intensa labor, llevada a tres frentes que son el acceso a capital, incentivos a sectores estratégicos y agilidad de servicios.”
La realidad, sin embargo, es que detrás de esta “promesa cumplida” lo que hay es una mentira gigantesca y una falta de escrúpulos que raya en el fraude.
En la Conferencia de Prensa citada para montar el operativo mediático, Fortaleza mostró unas carpetas donde estaba la supuesta evidencia auditada de la creación de los 55,305 empleos pero, cuando la prensa intentó accesarla, no se le permitió. Mas tarde y ante la presión de los medios, la información ha comenzado a conocerse.
Periodistas corroboraron que miles de los empleos creados fueron de muy breve duración, especialmente los del área de la construcción, y ya desaparecieron. Si, así mismo, desaparecieron, ya no existen.
Por otro lado, miles de esas plazas son empleos chatarra, de 10 y 12 horas semanales a $7.25 la hora y sin ningún beneficio.
Un periodista radial y televisivo, que no es precisamente un desafecto del gobierno, tomo una muestra de una empresa donde se decía que habían creado 150 empleos y, al ir al terreno, la plantilla de personal era de unas 25 personas para cubrir todos los turnos.
Es decir, aun sin entrar a profundizar en la forma engañosa de presentar los datos, los supuestos 55,305 empleos son un fraude.
El gobierno usó dos firmas de dudosa imparcialidad para certificar los números divulgados. La primera, HLB Parissi PSC certificó la validez de la metodología y la supuesta confiabilidad de la documentación de los empleos creados.
La realidad es que esta es una empresa que ha tenido un ascenso meteórico desde la llegada al poder de los populares. En medio de la crisis y mientras le piden sacrificios al pueblo trabajador, HLB Parissi PSC se ha echado al bolsillo $7,638,681.40 en contratos con el gobierno. De acuerdo con la Oficina del Contralor, tiene o ha tenido contratos con los departamentos del Trabajo, Agricultura, Hacienda, Educación, Vivienda, Recursos Naturales, la lotería, la Junta de Calidad Ambiental, la Compañía de Turismo, la Autoridad de Edificios Públicos, la Corporación del Cine, la Oficina del FEI, la Administración para el Financiamiento de la Infraestructura y los municipios de San Juan y Caguas. Así cualquiera certifica lo que sea.
La economista Heidi Calero, cuya empresa fue contratada para medir el impacto de los empleos creados, es otra contratista del gobierno. Acorralada por la prensa tuvo que admitir que no había verificado la veracidad de los empleos creados y que mientras por un lado se crearon algunos empleos, por el otro se perdieron muchos más. Admitió que había una perdida neta de empleos.
Las empresas que certificaron este anuncio fraudulento del gobernador tienen un claro conflicto de intereses que las obliga a corroborar lo que su benefactor les solicite.
La realidad es que los datos ofrecidos, además de carecer de credibilidad, muestran datos manipulados y tratan de ocultar la realidad de que hoy hay menos gente trabajando en Puerto Rico que cuando Alejandro Garcia Padilla y el PPD asumieron la administración. Más aun, se han perdido empleos permanentes, a tiempo completo y con algunos beneficios a cambio de menos empleos a tiempo parcial, salarios limitados y ausentes de beneficios básicos.
Las estadísticas federales de empleo indican que el país ha perdido unos 38,000 empleos desde enero de 2013 al presente. De acuerdo al Departamento del Trabajo local, la perdida es aun mayor. Las personas empleadas se han reducido mes por mes demostrando que la economía laboral se desploma.
En mayo de 2013 las personas empleadas eran 1,018,000, frente a solo 988,000 en mayo de este año. A pesar de que la fuerza trabajadora (los empleados y desempleados) se redujo en 30,000 personas en un año, el desempleo aumentó del 13.4% al 13.8% en ese periodo. De acuerdo a las cifras del Departamento del Trabajo, en enero de 2013 habían 1,029,000 personas empleadas, frente a las 988,000 después de 18 meses. Ello representa unos 41,000 empleos menos desde que Puerto Rico comenzó a padecer el gobierno de Alejandro García Padilla.
Las políticas del gobierno de privilegiar a la empresa privada, limitar los ingresos y beneficios de los trabajadores y trabajadoras y aumentar los impuestos al pueblo solo han servido para profundizar y extender la recesión económica. Las formulas usadas, en las que el gobierno se ha reafirmado con su Ley de Sostenibilidad Fiscal y la “quiebra criolla”, sacan de la economía millones de dólares creando el efecto de desalentar la actividad. Provoca además la perdida de empleos, la incapacidad de pagar las deudas, la perdida de miles de hogares y la salida del país, a razón de 30,000 personas anuales, de los trabajadores y trabajadoras desplazados.
Pero que nadie piense que tumbando a este gobierno en las próximas elecciones resolvemos el problema. Alejandro García Padilla ha seguido el mismo libreto de medidas contra el pueblo y la gente que trabaja que le escribieron los capitalistas y las casas acreditadoras a Luis Fortuño y el PNP. Populares y penepes, ambos han reclamado que salvan la economía y el crédito del país mientras los bonos son degradados a chatarra y super chatarra.
Votar por los partidos de los grandes intereses no es la alternativa. Llevamos décadas sacando a unos para poner a otros y cada día estamos peor.
Los trabajadores, las trabajadoras y el pueblo necesitamos organizarnos como clase, en sindicatos y vanguardias políticas. Tenemos que reconocer que somos una clase social distinta, con intereses antagónicos a los de los capitalistas y con aspiraciones y objetivos diferentes a ellos. Lo que es bueno para los Ferré Rangel, los Fonalleda, los Carrión y demás privilegiados NO es bueno para nosotros.
Ellos lo saben y por eso usan sus periódicos y medios de comunicación para manipularnos, dividirnos y ponernos a luchar unos con otros. Quieren que defendamos por ellos lo que a ellos les conviene.
Pertenecemos al pueblo trabajador y estamos en el mismo bote. No queremos que le quiten sus salarios a unos sino que todos y todas tengamos salarios decentes. No queremos que le quiten beneficios a unos sino que todos y todas tengamos acceso a la salud, la educación, la vivienda y otras necesidades. Si unos pierden, perdemos todos.