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BREL1| Publicado el 18 septiembre 1977
Este artículo fue publicado en la revista Ira Popular para los meses de septiembre a octubre de 1977 (Año 9, Nº 43). Ira Popular fue el órgano teórico del Partido Socialista Revolucionario.
El tema de terrorismo individual está planteado nuevamente ante los revolucionarios puertorriqueños motivado especialmente por la acciones realizadas en las ciudades de Chicago, Nueva York y Washington por el grupo denominado Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) y por la mas reciente acción de un «comando obrero» en septiembre pasado al ejecutar al abogado norteamericano Alan Randall. Los revolucionarios tenemos que asumir ante estas acciones, y ante la concepción político-ideológica que está detrás de ellas, una posición consecuente y clara acorde con los intereses de la lucha de clase de los obreros y trabajadores y con los principios del socialismo científico. No es responsable ni correcto apoyarlas meramente porque son acciones armadas ni el rechazarlas por lo mismo. Tampco es responsable ni correcto despachar el asunto con una fórmula sacada de otra experiencia ni con un alusión a cómo el imperialismo usa o deja de usar en su beneficio esas acciones.
Ante todo, hay que establecer dos cosas en este asunto:
1) ¿Corresponde la táctica o el método del terrorismo a la preente etapa de desarrollo del proceso revolucionario; esto es, es el método acertado para cumplir con las necesidades del momento que impone la lucha revolucionaria?
2) ¿Cuál es la concepción político-ideológica que está detrás de las acciones de los terroristas individuales de nuestros días, a que intereses de clase responden?
En este artículo demostraremos, primero, por qué creemos y afirmamos que el método del terror no es la táctica correcta del momento, para entonces analizar lo que ciertamente es el meollo de la cuestión, a qué concepción político-ideológica y a que intereses de clase responde el terrorismo individual.
El método del terrorismo
El terrorismo es un método, una táctica, una forma de lucha armada. El terrorismo individual es la aplicación del terrorismo en una circunstancia histórica en la cual dicha táctica no arranca de la lucha de las masas sino de la actividad individual de un grupo de personas desligado de las masas que cree erróneamente que dichas acciones de por sí adelantan la lucha revolucionaria.
No es correcto, para los marxistas, el rechazar el terrorismo per se, po r lo mismo que no rechazamos ningún método de lucha ni ninguna táctica de antemano en ausencia de un análisis de la situación particular de cada momento dado. Pero es igualmente ajeno al marxismo el apoyar todos los métodos de lucha a piori. Lo que corresponde en cada etapa del proceso revolucionario es determinar, en base al grado de desarrollo de la lucha de clases, y en base al grado de desarrollo de las condiciones subjetivas de conciencia, organización y preparación de las diferentes clases, cuáles métodos contribuyen a adelantar el desarrollo de la lucha revolucionaria.
Veamos qué dice Lenin acerca del problema de los métodos de lucha.
«En primer lugar, el marxismo se distingue d etodas las formas primitivas del socialismo en que no vincula el movimiento a ninguna forma de lucha específica y determinada. Reconoce las más diversoas formas de lucha pero sin ‘inventarlas’, sino simplemente generalizando, organizando e infundiendo conciencia a aquellas formas de lucha de las clases revolucionarias que por sí mismas surgen del movimiento. El marxismo, que rechaza incondicionalmente todo lo qu esean fórmulas abstractas o recetas doctrinarias, reclama que se preste la mayor atención a la lucha de las masas en marcha que, con el desarrollo del movimient, con el crecimiento de la conciencia de las masas, con la agudización de las crisis económicas y políticas, engendra constantemente nuevos y cada vez más diversos métodos de defensa y ataque… el marxismo aprende, si avale expresarse así, de la práctica de la lucha de masas y nada más ajeno a él que la pretensión de enseñar a las masas formas de lucha caviladas por ‘sistematizadores de gabinete’.»
«En segundo lugar, el marxismo exige incondicionalmente que el problema de las formas de lucha se enfoque históricamente que el problema de las formas de lucha se enfoque históricamente. Plantear este problema al margen de la situación histórica concreta es tranto como no entender los rudimentos del materialismo dialéctico… querer contestar que sí o que no a un determinado medio de lucha, sin entrar a considerar en detalle la situación concreta del movimiento de que se trata en una fase dad de su desarrollo, equivale a salirse totalmente del terreno del marxismo.»
A la luz de lo anterior, tenemos que ver si el método de los terroristas individuales corresponde a la lucha de las masas, si está enmarcado en el proceso de toma de conciencia, organización y preparación de las masas. ¿Corresponde a eso o a conclusiones caviladas al margen de la situación real de la lucha de masas? ¿Surge la acción de las organziaciones terroristas de un intento verdadero de elevar la conciencia y la comprensión de las masas o de un intento de sustituir a las masas en el papel protagónico de la lucha revolucionaria?
Y, ¿cuáles son los logros de los terroristas individuales? ¿Qué adelanto de la lucha por la independencia, qué adelanto en la toma de conciencia por las masas, qué acción revolucionaria de las masas han promovido o siquiera «detonado» nuestros terroristas? ¿Qué terror han causado al enemigo en estas circunstancias? ¿A quién han logrado aterrorizar, echar hacia atrás, y retroceder, que no sea a las propias masas de obreros y trabajadores aún dominados por la ideología de la burguesía?
¿Cuál es la situación del movimiento revolucionario puertorriqueño, cuáles son las tareas necesarias? He ahí las preguntas que hay que responder para que el movimiento revolucionario no continúe dando tumbos de una táctica a otra. Estamos en una de las etapas iniciales del proceso revolucionario, que se caracteriza pro una superioridad política y militar enorme del enemigo en estos momentos, por un bajísimo nivel de desarrollo de las condiciones subjetivas en las masas explotadas, y por un aislamiento y dispersión de las fuerzas revolucionarias. En estas condiciones, es ineludible que nos tracemos una táctica que contribuya a unificar a las actuales fuerzas y elementos revolucionarios, a dar una dirección acertada a la lucha, a esclarecer a las masas sobre su situación de explotación y opresión y, con eso, a ir cambiando el enorme desbalance de fuerzas en que nos encontramos con respecto al imperialismo.
Cualquier método, concepción, actitud o costumbre que retrase o impida lograr lo anterior tiene que ser echado a un lado. Hay que echar al zafacón de la historia tanto ilusionismo, tanto reformismo, tantas consignas huevas, tanto actuar a espaldas de las masas, y hay qu empuñar firmemente la tarea de construir un partido comunista revolucionario capaz de dar dirección política, ideológica y organizativa al proceso , tarea que implica lanzarnos de lleno a las labores de denuncia y propaganda, de movilización y organización en el seno del pueblo.
La concepción ideológica del terrorismo individual y el foquismo
La base del «auge» del terrorismo individual y el foquismo en nuestros días, así como de todas las tendenciasque se oponen al análisis científico de la realidad y a la línea de concientizar, movilizar, organziar y armar a las masas para la lucha revolucionaria, está en el carácter pequeño burgués e intelectual del movimiento independentista y de izquierda en Puerto Rico. En oposición a la exigencia del marxismo de que al socialismo se le trate como la ciencia que es, la idelología del pequeño burgués concibe el socialismo como una doctrina más, como una mera alternativa de edificiación económica ante el capitalismo. Nada de comprensión de la dialéctica del desarrollo social e histórico y sí a la creencia en la teoría idealista del papel predominante del individuo en la historia.
Para el socialismo científico, la revolución es un proceso que se organiza, se dirige, se acelera o atrasa, se lleva por un camino victorioso o no, pero que se da fundamentalmente debido a profundas casuas que radican en la estructura de la sociedad. Es un proceso que está determinado por el desarrollo de la lucha de clases que se da en esta sociedad llena de contradicciones y en la cual esas contradicciones llegan a un punto de antagonismo que las saca a flote de la forma más descarnada. Un proceso que los revolucionarios tienen que estudiar y comprender y darse a la tarea de preparar a las masas organizándolas y armándolas política, ideológicay militarmente para ese proceso. En palabas de Lenin, «la misión de los socialdemócratas (comunistas de aquella época) consiste en hacer comprender claramente a las masas esta base económica de la crisis en gestación y en forjar una seria organización de partido, capaz de ayudar al pueblo a asimilar las valiosas enseñanzas de la revolución y de dirigirla en la lucha, cuando maduren las fuerzas, hoy en proceso de maduración, para una nueva ‘campaña’ revolucionaria». Tal es la concepción marxista de la revolución y sobre la función de los revolucionarios concientes.
Para el ultra-izquierdista pequeño burgués la revolución es una cosa distinta. Este ve la revolución como un proceso que depende principalmente de la acción concertada de los revolucinarios concientes. Que se dé la revolución depende para él de muchos o pocos hombres se lo propongan y la preparen. Es la confusión de revolución con insurreción, de revolución con el mero desencadenamiento de la lucha armada. Lo que importa entonces son los arreglos técnicos, las armas, los contactos entre algunos revolucionarios, la conspiración se realiza y el golpe se efectúa. Pero las masas no se levantan ni siguen la acción. Como él no ve la profunda causa de los intereses de clase político económicos que impulsan la revolución, ni comprende cuáles son las contradicciones que la originan ni como se desenvuelven las mismas, el idealista pequeño burgés ve la revolución como un proceso exclusivamente político, en el cual el problema del poder, la toma del poder (problema fundamental en la estrategia de toda revolución) para él está planteado en primer plano desde el primer momento como el asunto principal. Sin atender al desarrollo de la capacidad de la clase revolucionaria y sus dirigentes para plantearse como tarea inmediata la toma del poder, el idealista se lanza por los medios que sean a la toma del poder. Le ocurre entonces lo mismo que al reformista, que empieza viendo en la participación parlamentaria un medio hacia el poder y termina acomodándose totalmente al sistema parlamentario burgués y negando la posibilidad de su transformación. Así mismo el terrorista forquista que cree que su lucha armada aislada ha de acercarlo a la toma del poder, al caer en la rutina de su propia actividad individual y falta de apoyo de las masas, va directo a la negación total del potencial revolucionario de las masas y, por ende, a la pérdida de la esperanza en la posibilidad de la revolución.
Teoria del papel de las masas y de los individuos en la revolucion
El marxismo entiende que «la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases», y , por ende, explica los procesos sociales en función de las clases envueltas, de sus intereses comunes y contradictorios y de sus respectivos desarrollos. Por esto concebimos a las masa s productoras, explotadas y oprimidas en todos los sistemas basados en la propiedad privada como los principales protagonistas de la historia. Son las masas las que hacen la historia, producen las riqueas, «crean» la cultura. Son las clases las que , luchando entre sí y desarrollándose, motorizan el desarrollo social y el progreso. EL individuo se da dentro de una clase determinada y ello determina en lo fundamental su pensar y su actuar. El líder es líder y es reconocido como tal en la medida en que logra captar y expresar a través de sus ideas y su acción los intereses y aspiraciones de X clase o Y sector de clase. El líder, el ideólogo, etc., son funcionales en la medida en que logran expresar el sentir y el interés, falso o verdadero, de un sector de la sociedad dividida en clases. De lo contrario, no es líder ni ideólogo y es abandonado y olvidado.
Pero para el pequeño burgués el intelectual ultraizquiedista, con la ideología propia del pequeño propietario y del «trabajador mental», las masas son una turba que se deja explotar por los grandes capitalistas y deja que los imperialistas se apoderen del país, a las cuales hay que enseñar a hacer una revolución. Unos le pretenden enseñar a hacerlo mediante los sagrados métodos del reformismo, el legalismo y el sindicalismo colaboracionista, mientras la sección ultraizquierdista de la pequeña burguesía pretende enseñarle tomando la sarmas por su cuenta e iniciando la lucha armada al margen del desarrollo de la lucha de masas. El foquista razona, «que las masas nos sigan, que comprendan que estamos bien, hagan otros el trabajo político y nosotros el militar. Es el individuo pensante el que es capaz de transformar la sociedad, las masas le seguirán una vez vean que las acciones se están llevando a cabo».
Es la visión idealista de la preeminencia del individuo sobre la colectividad, es la ideología del individualismo burgués traída al terreno de la lucha revolucionaria. Entonces el es líder el que marca las pautas, es el ideólogo el que crea la ideología y son los cuadros avanzados de la pequeña burguesía y la intelectualidad los qu emprenden la acción militar tengan o no el respaldo del pueblo. Ese respaldo popular es un factor secundario y que ha de venir después según el esquema de los foquistas. Lo importante es formar el foco, regularizar la acción militar del pequeño grupo armado y lograr la eficiencia en las acciones realizadas. Para ello hay que pasar entrenamiento, preparar el equipo necesario, pero no hay que concientizar ni movilizar ni organizar a las masas porque éstas se concientizarán cuando empiecen las acciones. Más la historia de CAL y MIRA en Puerto Rico y de tantas organizaciones terroristas y guerrilleras de América Latina, lo que regitra es fracaso tras fracaso de la línea foquista cada vez que es aplicada. Porque la función de las masas no es seguir sino hacer la revolución y porque sólo es posible vencer al imperialismo más poderoso de la historia si se cuenta con el verdadero respaldo del pueblo en la lucha económica políticay militar contra el imperialismo.
En el esquema del foquista el partido no es más que un aspecto secundario ya que la direccion suprema de la lucha se encuentra en el frente armado. Es la política de «el fusil manda al partido» y no de «el partido manda al fusil» como dice Mao. En algunos de los mvimientos foquistas fracasados de América Latina surge ahora la teoría foquista revisada planteando el partido armado. Pero siempre el partido en función de la lucha armada y no la lucha armada en función del desarrollo de la lucha de la clase obrera y sus aliados bajo la direccion del partido. Lo que hace falta es levantar la conciencia y la organización de las masas para que sean capaces de enfrentarse victoriosamente a las fuerzas del imperialismo y para ello hace falta un partido marxista leninista capaz de movilizar a las masas en un frente popular y en un verdadero ejército popular para forjar el triunfo de la guerra popular revolucionaria. Lo demás es retardatorio y estanca el proceso.
La lucha armada
No toda lucha armada, por el mero hecho de ser lucha armada es revolucionaria o es capaz de transformar revolucionariamente nuestra sociedad. Cuando decimos que la violencia es la partera de toda vieja sociedad que lleva en su seno el germen de una nueva sociedad, y cuando decimos y afirmamos que el imperialismo y el capitalismo no se van a acabar en nuestro país si no se desarrolla una lucha armada, no podemos por ello apoyar cualuqier tipo de lucha armada que se dé.
La lucha armada que será capaz de eliminar el yugo de la explotación en nuestro país es la guerra popular revolucionaria de las masas explotadas con el proletariado a su cabeza. Una guerra que no se desencadenará a partir de la cabeza de un estratega sino cmo resultado de la agudización de las contradicciones de nuestra sociedad y del desarrollo de las condiciones subjetiva de conciencia y organziación de las masas. Una lucha cuyas garantías fundamentales de victoria son: la existencia de una coyuntura de crisis nacional qu elance a las grandes mayorías d elos explotados a luchar; la integración a la lucha político-militar de cada vez más importantes sectores de las masas explotadas; la dirección de la lucha político-militar por el proletariado revolucionario, lo que sólo se logrará en la mediad en que surja, crezca y se fortalezca su destacamento de vanguardia, el partido comunista, a nivel de todo Puerto Rico.
Una lucha armada cuyo carácter será prolongado por cuanto se parte d eun desbalance de fuerzas descomunal a favor del enemigo. Pero sabemos que la aplicación de una justa línea ha de ir transformando ese balance, igualándolo primero y luego tornándolo a nuestro favor. Esto es así ya que aunque el imperialismo es fuerte a nivel táctico, a nivel estratégico está en ascenso y sus fuerzas son incontenibles. Más son las fuerzas del pueblo las que son poderosas en el plano de lo estratégico, y la línea revolucionaria de la lucha armada popular se tiene que basar en el desarrollo de esas fuerzas al máximo, en el levantamiento de las masas hacia la toma del poder.
Los foquistas ven la lucha armada en función de su propio convencimiento de la necesidad de ésta, y no entran a bregar con el problema de movilizar a las masas a la lucha. Para el idealista pequeño burgués ultraizquierdista, los principios son todo, ellos son su riqueza, su propiedad y ante ellos pone una barrera infranqueable. No hay tregua posible, la lucha armada hay que empezarla cuanto antes. Más sus altisonantes argumentos de «principios» se caen ante el peso de la realidad que es mucho mas fuerte y se impone. El enemigo tan sólo está en jaque en su cabeza ilusionista porque en la cruda realidad aún y por basante tiempo cuenta con el apoyo de las masas por medio de la enajenación y el sobrono de las clases obrera y trabajadora y de su aparato represivo.
Otras concepciones que vienen acompañasas del terrorismo individual y el foquismo son:
1)El ultraizquierdismo de palabra; es la frase revolucionaria y la consigna hueca con las que se pretende llenar el vacío político de masas. Esta corriente tan sólo logra atraer a los elementos principiantes, básicamente, de la juventud estudiantil, a los que la prédica come-candelera y ultraizquierdista hace creer que «están en algo» cuando realmente están en nada. Es el citar al Ché en cada esquina, es el vocear consignas muy «revolucinarias» pero que no condensan ni resumen un lineamiento político para nuestro movimiento y nuestra etapa del proceso; consignas que no se traducen en una práctica consecuente con lo que se dice.
2) La creencia de que es necesario y conveniente que haya más represión y que la situación del puebl oempeore, por que así éste se verá lanzado a la lucha. Son los que no confian en la capacidad del pueblo de comprender la necesidad de la revolución, los que no confían en la capacidad de los revolucionarios concientes de concientizar y organziar a las masas. Entonces hay que ayudar a crearle la crisis al sistema, esto tiene que ponerse verdaderamente malo, como si las condiciones objetivas de la revolución no estuvieran dadas ya.
Lo que hace falta que se emprenda como tarea en este país, y que no se descanse un momento en llevarlo a cabo, es que los marxistas leninistas y los simpatizantes de dicha ideologíca nos unamos para construir el instrumento de la clase obrera que posibilite una dirección acertad del proceso revolucionario. Para organizar ese partido de vanguardia hay que ir a los talleres y a las comunidades a encontrarse con los verdaderos elementos de vanguardia de la clase obrera y organizarlos en el Partido. No hay camino corto ni atrecho en este proceso. ¡Vamos a acometer las tareas que nos impone la etapa en que nos encontramos para que el proceso revolucionario avance aceleradamente ! ¡Vamos a armara ideológica, económica, política, organizativa y militarmente a las masas de obreros y trabajadores de nuestro país! Para que entonces podamos escuchar en toda nuestra nación:
¡PUERTO RICO EN ARMAS… PRESENTE!