Por: Antonio Pérez
El pasado 10 de marzo, el Senado de Puerto Rico aprobó extender el uso de quema de carbón como método de generación eléctrica, extendiendo así el contrato con la carbonera AES. Durante el proceso, la mayoría legislativa defendió a brazo partido esta extensión, llegando al punto de que el senador Angel Toledo López gritaba en el piso del Senado “no encontraron absolutamente ningún, ningún contaminante”.
Esta posición del senado, contrasta con el reclamo histórico de las comunidades aledañas a la carbonera que por años han exigido el cierre de la misma. Las comunidades han denunciado que la quema de carbón ha estado impactando negativamente su salud, causando enfermedades respiratorias y aumentando la incidencia de cáncer en la zona.
Informes confirman impacto a la salud de la quema de carbón
Una semana después de aprobada la extensión del contrato de AES, el Colegio de Químicos publicó un estudio que demuestra que el agua proveniente del Acuífero del Sur contiene metales pesados asociados a la quema de carbón. Algunos de los metales encontrados son arsénico, bario, cobre, uranio, entre otros, todos ellos tóxicos para la salud.
En otro estudio, desarrollado por el Centro Comprensivo de Cáncer, concluyó que los municipios cercanos a las instalaciones de quema de carbón tienen una incidencia de cáncer mayor a la del resto del país.
La situación de AES se agravará
La extensión del contrato a la carbonera llega a solo 3 años de la fecha de cierre inicial. Esta cercanía también debe causar preocupación, ya que al estar preparándose para cerrar es previsible que las inversiones y mantenimientos sean mínimas en esta planta. Como toda compañía privada, el fin de lucro es lo que reina y el mantenimiento a los equipos irá disminuyendo, empeorando aún más la contaminación ambiental en la zona.