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BREL1| Publicado el 8 marzo 2016
En pleno año electoral, en Puerto Rico se debaten los efectos de crisis económica en muchas áreas de interés general para todo el país. Después de los ataques a la clase trabajadora como el desmantelamiento de los sistemas de retiro de empleados públicos y de maestros, la destrucción de sistema público de educación y la catástrofe del sistema de salud Mi Salud entendemos que el análisis de la crisis necesita tener perspectiva de género.
La situación de las mujeres en Puerto Rico va en decadencia con cada golpe que recibe. Aunque formamos más del 50% de la población, solo formamos cerca del 32% de la fuerza laboral del país. Lamentablemente para esas mujeres la situación no garantiza mejoría en su calidad de vida por tener un trabajo. Aunque en promedio, las mujeres trabajadoras que constituyen ese por ciento tienen más estudios post secundarios, sigue existiendo una brecha salarial entre hombres y mujeres. Según los datos del Departamento del Trabajo esta brecha es de cerca de $8,000.00 menos para las puertorriqueñas.
En un país donde el acoso callejero es la orden del día, las muertes de mujeres en manos de sus parejas, ex parejas, o extraños ya no son sorpresas, las mujeres también nos enfrentamos a escenarios laborales llenos de violencia. Según el reporte de Querellas por causal presentadas ante la Unidad Antidiscrimen del Departamento del Trabajo, en el 2014 setenta y dos personas se querellaron por hostigamiento sexual, 65 fueron mujeres. Además de esto 417 personas reportaron discriminación por su sexo, 28 fueron hombres y el resto fueron mujeres.
La realidad de las mujeres trabajadoras es alarmante, es por ello que en un año donde se presentan y prometen muchas propuestas para un mejor país, el Movimiento Socialista de Trabajadores y Trabajadoras propone conmemorar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, con una agenda de lucha socialista y feminista para transformar el país. La respuesta a la crisis no está en las elecciones que se celebran cada cuatro años, sino en la lucha que formamos en cada una de nuestras trincheras.