El compañero, maestro y amigo entrañable Arístides Rodríguez Rivera se nos fue este martes 14 de febrero de 2023 por complicaciones luego de una operación. Arístides fue maestro de historia y humanidades por más de treinta años en la escuela Luis Muñoz Rivera de Utuado. Allí fue partícipe y voz, propulsor y defensor de una visión de la educación para el país: de avanzada, crítica, contestataria y liberadora. Aportó y apoyó la democracia participativa, real entre la facultad y la comunidad escolar al momento de establecer lo que convenía y favorecía al estudiantado, a sus compañeros y compañeras maestras y a la comunidad misma. Estuvo presente y activo en las luchas y exigencias en las que la facultad enfrentó al Departamento de Educación (y los éxitos) para ampliar la oferta académica, incluyendo las clases avanzadas.
Arístides fue el presidente de la local de Utuado de la FMPR durante la huelga magisterial de 1974. Participó con su energía en la de 1993. Estuvo frente a los portones de la escuela de Salto Arriba los 10 días de la huelga de 2008. Acompañó cada día, y defendió en cada foro y espacio de lucha, a los y las maestras suspendidas de la escuela Luis Muñoz Rivera de Utuado, que mantuvieron un campamento de 2007 a 2008 frente a sus portones.
En los años de 1960 Arístides tuvo también una participación activa, y en primera línea, en la lucha contra la explotación de las minas de cobre en el área central del país, que incluía a Utuado, Jayuya y Adjuntas. Asimismo, cuando se volvió a intentar su explotación en los años de 1980 por parte del gobierno. Siempre activo y solidario, estuvo de lleno en la lucha, también victoriosa, contra el gasoducto del norte que el triste pero inevitablemente recordado Luis Fortuño impulsó entre 2009 y 2012.
Una anécdota. (De cerca ya de 45 años.) Arístides ofrecía los cursos de historia de Puerto Rico y EEUU a undécimo grado. Quería complementar las lecturas y discusiones en el salón con otros textos de la biblioteca que nos hacía buscar, leer y presentar en clase. En un momento dado nuestro grupo se sintió recargado de trabajo y decidió confrontarlo y reclamarle. Ante nuestra acusación y exigencia para que redujera la carga de tareas nos preguntó cómo era eso, qué argumentos teníamos para defender nuestra postura. Utilizó nuestro silencio para explicarnos la importancia y la necesidad de que siempre que fuésemos a hacer algún planteamiento, crítica o cuestionamiento debíamos preparar todos los argumentos que sirvieran para probar y defender nuestro punto, y hasta adelantarnos de ser posible a los que pudiera presentar la otra persona.
Como maestro, Arístides no era un maestro más. Las y los estudiantes que le teníamos estima y respeto y que más tarde pudimos conocerlo un poco más no quedamos defraudadas o defraudados. Era más y mejor ser humano de lo que imaginábamos.
El Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores lamenta profundamente la partida de Arístides y se solidariza con Ada, su esposa, su hija Adita y sus hijos José y Carlitos.
¡Descansa en poder compañero! ¡Hasta la victoria siempre!