| Publicado el 13 febrero 2012
«En la simple lucha por la obtención de ese ideal de la universidad del porvenir vamos a obtener un doble triunfo: agitar conciencias jóvenes ganando reductos en el frente educacional contra los enemigos del pueblo trabajador, y, probar que la emancipación definitiva de la cultura y de sus instituciones no podrá hacerse sino conjuntamente con la emancipación de los esclavos de la producción moderna que son, también, los títeres inconscientes del teatro cómico de los regímenes políticos modernos.»
Julio Antonio Mella1
En las próximas semanas el estudiantado del Recinto de Río Piedras está llamado una vez más a asistir a una serie de asambleas estudiantiles. Una vez más, el ejercicio de la democracia estudiantil no se da en la pasividad del Recinto. Hoy enfrentamos serios problemas, y las amenazas al futuro mismo de la educación pública universitaria son continuas. De una parte, se intensifican las acciones represivas de la Administración universitaria con un Plan de Seguridad que lejos de responder a los problemas concretos de la comunidad universitaria constuye un ataque directo a la libertad política dentro del Campus. Por otra parte, el Gobierno publica un verdadero manifiesto neoliberal de la educación. En otras palabras, una sentencia de muerte a la educación pública. Ambas situaciones ameritan el análisis crítico y extenso por parte de la comunidad universitaria. Sin embargo, ese análisis, tanto como las propuestas de acción concretas derivadas de el para lograr defender efectivamente la educación universitaria, se dan en un contexto partícular e interesante que presenta ventajas, pero también problemáticas. La ventaja principal: que toda la acción militante que se efectúa actualmente en la Universidad se da dentro del contexto más amplio y turbulento del año eleccionario, donde los políticos no están tan seguros de sus puestos y la burocracia no es tan monolítica. La desventaja principal: que en la puesta en escena de la lucha, el movimiento estudiantil todavía no ha considerado criticamente su propio pasado inmediato.
Un escenario interno ineludible
El periodo posterior al final de las huelgas, que pronto cumple un año, se ha caracterizado por dos tendencias contradictorias. Mientras por una parte, las organizaciones políticas estudiantiles (incluido el Consejo General de Estudiantes) se han visto fortalecidas numéricamente, aumentando su potencial de trabajo político entre el estudiantado (en la mayoría de los casos) ; por otra parte, el movimiento estudiantil le ha dado la espalda totalmente al análisis político de la situación y el periodo pasado. No se han publicado análisis extensos ni cortos de los procesos de huelga, no se han propiciado debates públicos sobre el tema. En general, se ha seguido adelante sin analizar las acciones correctas e incorrectas, las prácticas negativas y los logros en cuanto a los métodos de lucha, la relación entre la mayoría de la masa estudiantil y su “vanguardia”, etc.
La falta de este análisis de la práctica política del movimiento estudiantil en el periodo agitado y confuso que duró desde mediados de 2009 hasta el 2010 será el germen de los errores prácticos, teóricos y políticos del movimiento estudiantil en las próximas coyunturas. Esta carencia amenaza con presentarse en los momentos cruciales, ya sea engatusando a los que romantizan los procesos, o sirviendo de base para la desinformación de los inmovilistas, evitando de este modo que el movimiento sea dirigido hacia el fortalecimiento de sus conquistas organizativas y políticas. La falta de este análisis media y matiza todos los intentos y procesos en los que nos vemos sumidos en estos momentos.2
Las consignas erróneas que se comienzan a enarbolar y los errores prácticos que ya se pueden prever, todos tienen su origen en un movimiento estudiantil ocioso y ansioso, que opera todavía entre un estudiantado dispuesto a la lucha, pero que no ha demostrado la madurez de juzgar sus propias acciones. A grandes rasgos, este es el escenario interno al que nos enfrentamos en este periodo inmediato.
Los problemas del Plan de Seguridad y la represión
Más allá de los componentes concretos y las propuestas del Plan de Seguridad3 hay tres problemas esenciales al trabajar esta cuestión entre el estudiantado: en primer lugar, la percepción generalizada (basada en una serie de eventos y crímenes reales) de que en el Recinto de Río Piedras hay un problema serio de seguridad que afecta principalmente a las mujeres; en segundo lugar, la percepción generalizada de que algo se debe de hacer y que en su forma pasiva (fomentada por la tradicional actitud promovida desde la Administración que promulga el “esta es la única opción que tenemos”) de que algo se debe de hacer de inmediato; y en tercer lugar, la realidad política de que los planes de reestructuración en el Recinto responden a un intento vengativo de la Rectoría de controlar mejor el estudiantado y hacer más difícil el trabajo político práctico de movilización y actividad dentro de la Universidad.
Los primeros dos problemas presentan consideraciones principalmente propagandísticas. El primero tiene una diversidad de respuestas posibles, pero ninguna puede ser considerada sin primero tomar en cuenta el estado de situación del país entero en cuanto a la criminalidad y sobre todo la violencia contra la mujer. Sería albergar esperanzas infundadas e ingenuas esperar que dentro de la Universidad no se viviera algo de la inseguridad rampante que se vive en el resto del país. Además, ha sido una política de este gobierno el alejar la Universidad de la comunidad de Río Piedras y más importantemente el cerrarle el acceso a los sectores empobrecidos, marginados y trabajadores. La UPR por la que caminamos hoy en día puede que sea la universidad del Estado, pero definitivamente no es la del Pueblo.
El segundo problema plantea una consideración práctica: ¿qué concretamente proponemos los que nos oponemos al Plan de Seguridad para que se pueda asegurar la seguridad sin caer en la represión? Las propuestas que se tienen son esbozos4 y, si bien los fundamentos en principio de lo que debe de ser una política de seguridad democrática y universitaria que se base en el derecho a la autodefensa existen, el plantear una respuesta práctica y concreta a estos problemas no es solamente un problema de propaganda y agitación. Ahora, siempre teniendo en mente que cuestionar la mentalidad del pensamiento único que impone la estrechez imaginativa (expresión de la vagancia de pensamiento que impone el neoliberalismo) y no permite pensar alternativas es una prioridad en el debate ideológico, no se puede caer en las elucubraciones utópicas e incomprensibles que a fin de cuenta no logran nuestras prioridades: responder a los problemas concretos, movilizar al estudiantado y elevar la conciencia general desde una perspectiva socialista y revolucionaria.
El tercer problema no requiere tanta elaboración: la actitud prevaleciente de la Rectora es vengativa y contenciosa, siempre lo ha sido. En ese sentido, no se debe de pasar por alto la posibilidad de que el gobierno central ordene que los administradores calmen las aguas, por aquello de evitar problemas en lo que ha sido en los últimos años la principal trinchera de lucha contra Luis Fortuño y su gobierno.
Además de estos planteamientos generales, no se debe de obviar la necesidad de defender lo que algunos llaman despectivamente “derechos democráticos burgueses” (entiéndase libertad de expresión, reunión, asociación, etc.) por dos razones: 1) en la coyuntura actual se han reducido considerablemente los sectores que defenderán militantemente estos derechos democráticos más allá del movimiento estudiantil organizado; y 2) quienes principalmente se benefician de los derechos de crítica, asociación y expresión que se permiten (aunque con siempre más limitadamente) en la Universidad no son exactamente los amigos del sistema, sino sus más acérrimos enemigos.
Sobre la llamada Reforma (anti)universitaria
El reciente informe del Comité Asesor sobre el Futuro de la Educación Superior ha producido una situación peculiar dentro de la Universidad. Por primera vez en mucho tiempo, varios sectores usualmente antagónicos han sido echados por el Gobierno en el mismo bote. Se trata de los identificados como el problema principal de la Universidad: los nacionalistas, los socialistas y los posmodernos. Dejando de un lado el problema muy real de preguntarse a que exactamente se refiere el Comité Asesor al identificar estos grupos, se puede plantear lo siguiente: el reconocimiento de que las diferencias de opinión y conceptualización sobre la Universidad no es una mera casualidad, no son una simple divergencia de intereses personales. Son representaciones de una ruptura más profunda, de una lucha que permea todo lo que ocurre al interior de la Universidad.
Al igual que con el Plan de Seguridad, el problema central con el Informe de la Reforma no es tanto los cambios concretos que propone al organigrama burocrático de la UPR (muchos son simplemente expansiones del control absoluto que ya posee el Gobierno sobre la institución), sino lo que significa como proyecto político de la clase dominante para con la Educación Superior Estatal. El Informe es uno de esos pocos verdaderos manifiestos del neoliberalismo puertorriqueño. Los temas que se tratan no son nuevos, los términos que se proponen tampoco. Los indicios de que en efecto lo que plantean ha sido el plan a mediano plazo de la clase dominante no solamente se encuentran en los anexos del Informe (docenas de páginas de los cuales son antiguos informes de comisiones difuntas), sino sobre todo en el análisis correcto que el movimiento estudiantil, particularmente sus sectores más radicales, ha venido haciendo durante los últimos años sobre la privatización, elitización y mercantilización de la educación universitaria.
El énfasis en la “economía del conocimiento”, la veneración del “modelo universitario americano”, la condena del “latinoamericanismo” y la responsabilización de los males de la Universidad a la envidia del profesor, la avaricia del empleado y la caprichosidad narcisista del estudiante, son los puntos comunes de la política pública del Estado en la Universidad: no son los principios de un partido político o de otro. Son los principios neoliberales que inspiran a la clase dominante y son impuestos por la fuerza en todo el sistema educativo.
En el Informe, que en todo momento hace referencia a una próxima reforma de la Ley Universitaria, se identifica a la UPR como un eje central de esa llamada “economía del conocimiento”. Este supuesto desarrollo hacia una economía de innovación, donde la investigación científica jugaría un papel central, no es otra cosa que la proclama final de la mercantilización de la educación universitaria.
Con este Informe, se exponen de forma clara y precisa los principios que rigen el proyecto educativo de los poderosos en Puerto Rico: la transformación de la educación pública en un área subordinada totalmente al mercado. Esto es lo que significa la economía del conocimiento, un principio que ya comienza a regir la UPR y que implica que los aspectos académicos se regirán no solamente por cuan costo efectivos son los programas, criterio ya de por sí nefasto y mercantil, sino por cuan pertinente es para el mercado capitalista.
Una investigación será importante únicamente si se puede justificar su venta a alguna corporación. Un programa académico tendrá vigencia si sus egresados representan un renglón importante con probabilidades de ser contratado. La crítica de la sociedad será condenada a sobrevivir únicamente si consigue ser publicada. La transformación de la sociedad estará más condenada que nunca a la imaginación fantasiosa, nunca a la acción.
Estos elementos neoliberales son realmente los profundos elementos de continuidad en el proyecto político para la educación tanto del PNP como del PPD. Es de suma importancia criticar estos elementos de continuidad pues nos permite formular la base de un discurso político para el movimiento estudiantil que no pueda ser cooptado por los partidos del poder. Por otro lado, el hecho de que la ofensiva neoliberal en la educación no es otra cosa que la ofensiva de la burguesía puertorriqueña, nos permite plantear con fuerza que, en la Universidad y en la escuela, la lucha también es lucha de clases.
¿Por dónde es que viene la reforma?
La tesis central que debemos defender ante aquellos que defienden la reforma universitaria como consigna del movimiento estudiantil debe ser que en Puerto Rico la reforma universitaria ya ocurrió, en una forma pasiva y controlada, y fracasó en una forma estrepitosa. En el movimiento estudiantil puertorriqueño, la consigna de la reforma ha sido siempre, en el mejor de los casos, un llamado vacío o una invitación a la desmovilización; en el peor de los casos un triste canto del cisne. Cuando el movimiento olvida las acciones concretas, el trabajo político de masas y la necesidad de la lucha, comienzan las elucubraciones utópicas y los puramente ejercicios imaginativos. Un movimiento estudiantil que habla de la reforma obsesivamente (o de su hermano gemelo, el sindicato estudiantil) es un movimiento que no sabe para donde se debe dirigir.
Que nadie entienda mal: el sentarse a pensar e imaginar que Universidad queremos es un ejercicio necesario. Saber por que se lucha es tan importante como saber contra que se lucha. El problema es la tendencia utópica que lleva al movimiento a que sus planteamientos programáticos con la reforma se diferencien de una discusión en el vestíbulo de Ciencias Sociales únicamente en el hecho de que están impresos en papel (o publicados en internet) y llevan el sello del CGE o de X o Y organización política. Eso dicho, no es menos cierto que cualquier organización que pretenda la transformación de la Universidad debe de tener unos planteamientos, argumentos y propuestas concretas al rededor de las cuales elaborar consignas, hacer propaganda y construir un movimiento. La diferencia entre un movimiento capaz de dirigir un proceso a base de unos reclamos que sí responden a las inquietudes del estudiantado y el que se deja llevar en una deriva inconsecuente es su disposición a enfrentar directamente al estudiantado en dos sentidos concretos: 1) haciendo un trabajo político de masas que no le tenga miedo a la gente y que radicalice progresivamente las posiciones mayoritarias entre la masa estudiantil, partiendo de la organización en respuesta a los problemas concretos que afectan al estudiantado; y 2) permitiendo la participación masiva del estudiantado no solo en la elaboración de sus propias propuestas, sino sobre todo en la construcción de una nueva Universidad a través de lo que es la práctica política por excelencia: la lucha.
Los elementos del programa mínimo por el que se debe luchar presentemente están determinados por esa Universidad que entendemos solamente puede nacer de la lucha del estudiantado y del Pueblo trabajador. Por eso lo erróneo de la consigna “reforma de adentro hacia afuera”: afuera, hoy, está el Pueblo. Los socialistas no deseamos una reforma puramente universitaria, luchamos por la transformación integral del sistema educativo completo exigiendo no solamente democracia (que dentro de la UPR hoy significaría simulacro de democracia para unos pocos) sino también autogestión, accesibilidad, apertura, excelencia y control popular de la educación. Esos deben de ser los principios que rijan una propuesta programática mínima para la Universidad. La pregunta a responder, que deberá ser debatida ampliamente por el movimiento y a la que la UJS presentará su contribución a una respuesta desde un punto de vista socialista revolucionario, es cómo estos principios que cuestionan los fundamentos mercantiles y burgueses de la educación superior se pueden expresar de forma sencilla y propagandística y articularse con la lucha de masas por reivindicaciones concretas.
Propuestas:
A la luz de los planteamientos expresados previamente, se presentan para la discusión y el debate más amplio y estricto posible dentro del movimiento estudiantil y el estudiantado en general los siguientes puntos:
Elaboración de unos puntos mínimos que definan la concepción general de la Universidad por la que luchamos. Deberá ser un programa simple para difundir y debatir ampliamente de forma tal que sea una respuesta los problemas reales, sin ser un listado extenso de pedidos irrealizables. Debería incluir tres aspectos fundamentales: ¿cómo se entra y se paga la Universidad? (accesibilidad y matrícula) ¿quién dirige y controla la Universidad? (democracia y autogestión) ¿para qué y por qué se educa? (mercantilización y educación liberadora).
Intensificar la lucha contra el Plan de Seguridad de Ana Guadalupe desde una perspectiva socialista y feminista, defendiendo el derecho a la autodefensa y criticando la represión, sin caer en el juego del liberalismo (que identifica la necesidad de las libertades civiles, pero no el escenario político más amplio de la lucha de clases en le Universidad), pero defendiendo lo que queda de democracia en el espacio universitario.
Priorizar en el trabajo de masas, abriendo espacios necesarios para que la mayor cantidad posible estudiantes participe de los debates y trabaje la lucha estudiantil. Será necesario el idear nuevos espacios organizativos de lucha y renovar totalmente algunos que todavía existen que adopten una perspectiva constructiva de la lucha estudiantil de forma tal que se pueda organizar a partir de issues concretos, manteniendo planteamientos generales en mente.
Discutir y elaborar una propuesta de lucha concreta y acción directa para proponer en las próximas Asambleas estudiantiles, tomando en cuenta las condiciones prevalecientes.
Priorizar en el debate político la defensa y análisis crítico de los procesos huelgarios y la necesidad de una lucha por una nueva Universidad para el Pueblo Trabajador, elemento estratégico de la revolución puertorriqueña.
1-Julio Antonio Mella, “El concepto socialista de la Reforma Universitaria” (1928)http://www.rebelion.org/docs/135608.pdf
2-La UJS ha reconocido esta deficiencia y publicará prontamente su propia contribución al análisis de estos procesos de lucha.
3-Para ver la presentación de la Rectora Ana Guadalupe sobre el Plan de Seguridad puede accesar:http://scr.bi/A1ixfk
4-El Consejo General de Estudiantes ha hecho su análisis del Plan en un informe publicado en enero pasado:http://scr.bi/xSECAq