| Publicado el 30 septiembre 1997
Taller de Formación Política (TFP)
Desde hace algunos años llegan a Puerto Rico cada día cientos de inmigrantes de la República Dominicana. La razón no es difícil de descubrir. Los propios inmigrantes lo explican muy bien. Emigran debido a la difícil situación económica en su país. está no se debe a causas naturales sino a los efectos de las políticas neoliberales, anti-obreras, privatizadoras del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de sus colaboradores entre los grupos gobernantes en la República Dominicana.
En Puerto Rico ya existe una considerable comunidad dominicana. Para algunos, está es un problema: dicen que los dominicanos son la causa del crimen, o del desempleo. Pero está es lo que siempre se ha dicho de los inmigrantes. Lo mismo se dice de los puertorriqueños en Estados Unidos. Resulta muy conveniente para los gobiernos que no han podido solucionar el problema del desempleo, la salud, la vivienda o la criminalidad echarle la culpa al inmigrante o al dominicano: así se pone al trabajador puertorriqueño a maldecir al dominicano y al dominicano a pensar mal del puertorriqueño a la vez que ambos -el dominicano y el puertorriqueño – olvidan que los verdaderos culpables de su difícil situación son los ricos que gobiernan en ambos países, los que cuentan con el apoyo de Washington.
En EU los ataques a los inmigrantes se han acentuado en los últimos años. La nueva ley de inmigración hace más difícil la situación del inmigrante: los ataques contra estos por la policía y el servicio federal de inmigración se hacen más frecuentes, a la vez que crecen los prejuicios. este tipo de atmósfera antiinmigrante se va alimentando poco a poco: con chistes racistas, con consignas racistas en las paredes. La policía se atribuye funciones que no le corresponden, realizando registros ilegales. En la calle a menudo se considera inmigrante como sospechoso y culpable, hasta que pruebe lo contrario.
El 16 de agosto pasado está situación tomó un nuevo giro: ese día el joven Rafael Herrera murió en una guagua de la Policía de Puerto Rico, luego de recibir una paliza por oficiales de ese cuerpo. Testigos declararon que Herrera fue golpeado repetidamente y lanzado contra una verja.
Este hecho no debe pasar sin respuesta. Se ha creado una Comisión de organizaciones puertorriqueñas y dominicanas para exigir que se haga justicia en el caso de Herrera y que cesen las prácticas de hostigamiento contra el pueblo trabajador inmigrante residente en Puerto Rico. El Taller de Formación Política y el Frente Socialista son parte de ese esfuerzo. Ante la Política racista que se nos quiere imponer insistimos que lo que hace falta es la mayor solidaridad y unidad entre los trabajadores puertorriqueños y dominicanos. Juntos tenemos que defender los derechos de todos: mejores salarios, salud, educación y vivienda para todos. Los trabajadores con mayores derechos legales – que no podemos ser deportados – tenemos que usar esa ventaja para no adoptar una actitud contra el inmigrante, sino, al contrario, para apoyar la lucha de ese sector de la clase obrera en Puerto Rico.
Puerto Rico y la República Dominicana son pueblos vecinos. Vivimos y trabajamos juntos en Puerto Rico. Tan sólo juntos podemos crear un Puerto Rico distinto y una República Dominicana y un Caribe distintos: un Caribe igualitario, soberano y democrático, de los pueblos y no de las multinacionales. ¡Por la solidaridad sin fronteras! ¡Qué se haga justicia en el caso de Rafael Herrera!