| Publicado el 5 febrero 2002
Juan Meléndez
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Bandera Roja
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Enron es una corporación norteamericana del sector de la energía que se fue a la quiebra el pasado diciembre. El escándalo que ahora gira alrededor de ella es que se escondió billones de dólares en deudas y perdidas operacionales para inflar artificialmente su precio en el mercado de valores. Se descubrió que Enron tenía 881 negocios fantasmas en el extranjero. También se descubrió que hasta planificaban ofrecer pornografía por la Internet.
Su asesor financiero, la compañía Arthur Andersen, era a su vez su agencia de contabilidad. Es decir, por un lado, planificaba para que su cliente pudiera lucir exitosa en la bolsa de valores, mientras por otro lado, se manipulaban sus libros de contabilidad para esconder sus deudas. Pero, para permitir está situación obviamente contradictoria de tener compañías que son pagadas para subir el precio de sus acciones mientras manipulan sus libros de contabilidad simultáneamente, había que tener legisladores y oficiales en la administración de Bush a su lado.
El resultado final… la quiebra más grande en la historia de la humanidad, y con ella, la pérdida de los ahorros de sus empleados que tenían sus planes de retiro atados las acciones de Enron. Pero el señor Kenneth Lay, presidente de Enron, si vendió as acciones de su propia compañía a tiempo para ganarse casi $2 millones.
Si el mito mayor sobre el capitalismo fuese real, la razón por la cual Enron subió a ser la séptima compañía más grande de los Estados Unidos era por su eficiencia y calidad. Se supone que haya subido porque era mejor. Sin embargo, las investigaciones que se realizan sobre su quiebra revelan un historial de engaño y prácticas nebulosas que el pueblo norteamericano ha descubierto que son legales.
El pueblo norteamericano descubrió que no puede confiar en los líderes corporativos ni los auditores ni analistas financieros. Tampoco pueden confiar en las agencias reguladoras del gobierno ni sus legisladores. Ahora mismo, el vicepresidente Dick Cheney se niega a revelar la cantidad de veces que se reunió con el Lay y amenazó con usar las cortes federales para no revelar las políticas energéticas del gobierno que beneficiaron a Enron. También se descubre ahora por qué Harvey Pitt, director de la Comisión que regula la bolsa de valores, nunca quiso separar las compañías de contabilidad de sus negocios de asesoría financiero. Resulta que ‘dl era el cabildero principal de esas compañías de contabilidad antes de ocupar su posición actual.
Por el caso Enron, se ha descubierto que la razón por la cual muchas de las prácticas engañosas resultaron legales es que Enron contribuyó $6 millones a las campañas políticas de los legisladores del Congreso y los candidatos presidenciales. Estos políticos, a su vez, repagaban la generosidad de Nerón con legislación, nombramientos y desreglamentación que legalizaban sus prácticas engañosas. El resultado, es una situación donde no se sabe cuan saludable o enferma está la economía norteamericana. está incertidumbre está causando que miles de norteamericanos, que confiaban en ese sistema de vida, hayan perdido sus ahorros de por vida y hasta sus trabajos.
Si el gobierno norteamericano descansa en la confianza de su pueblo para seguir apoyando el capitalismo, algo anda mal. En una encuesta de Business Week y Harris, solo el 26% de la población cree que las grandes corporaciones tienen prácticas éticas con sus clientes y empleados.
¿Por está luchan los que creen en la Unión permanente?