| Publicado el 30 noviembre 1998
Roberto Barreto
info@bandera.org
Colaboración
www.bandera.org
En la Universidad de Puerto Rico la Ley de Oportunidades Educativas ya ha hecho sentir sus efectos nocivos. El recorte de millones de dólares del presupuesto universitario ha significado que este año ningún estudiante de nuevo ingreso reciba asistencia de la Beca Legislativa. El próximo año está importante beca desaparecerá totalmente afectando a miles de estudiantes que la necesitan.
Las bibliotecas también han sido afectadas por los recortes. La biblioteca de la Facultad de Estudios Generales fue permanentemente cerrada. La Biblioteca José M. Lázaro anunció un recorte a sus horas de servicios al comienzo de este semestre, pero dos protestas estudiantiles organizadas por el Frente Estudiantil lograron forzar a la administración a reinstalar el horario normal. El pasado 13 de septiembre más de 200 estudiantes respondieron al llamado de ocupar la biblioteca Lázaro y se negaron a salir a la nueva hora de cierre. La ocupación fue tan contundente que esa misma noche la administración aceptó los reclamos estudiantiles y la biblioteca permaneció abierta hasta las 10 de la noche.
Esa misma semana, el día 16 de septiembre, el Frente Estudiantil convocó a una pintada frente a la Facultada de Estudios Generales para marcar el aniversario de la visita y expulsión del gobernador Pedro Rosselló de la Universidad. Decenas de estudiantes pintaron consignas en favor de la educación pública y gratuita, en contra de la privatización y la Ley de Oportunidades Educativas y en repudio a varias políticas del gobierno. Algunas consignas leían: «No a la privatización, » «La educación es un derecho, no un privilegio, » «Muerte a la dictadura de Rosselló.»
Contrario a otras pintadas que se han celebrado en la UPR y que han permanecido hasta que la pintura se borra por desgaste, está vez la administración ordenó borrar las consignas con mangueras a presión y disolvente. Es que este semestre existe un nuevo clima de intolerancia en la Universidad de Puerto Rico. La Universidad se ha negado sistemáticamente a permitir el uso de sus facilidades para actividades de protesta, algo que hasta el año pasado era costumbre. También, desde principios de clases se han destruido varios murales importantes. Y ahora, para colmo, el Rector Sánchez, ataca la libertad de expresión en el campus pues ha enviado una circular fechada el 18 de septiembre prohibiendo toda escritura en las paredes de la Universidad y advirtiendo de medidas disciplinarias que se tomarían contra los que pinten en propiedad universitaria.
Por otro lado el militarismo continúa siendo un problema en la UPR. Desde el año pasado el ROTC viene exigiendo de la Universidad que se le construya un nuevo edificio y que este sea localizado al interior del recinto. Ahora que el Huracán Georges destruyó el edificio del ROTC, la administración universitaria ha localizado este programa en facilidades de cemento en el edificio de Admisiones. Mientras tanto los estudiantes de Comunicación pública y Trabajo Social han sido localizados en casas móviles o dispersados por el recinto en facilidades inadecuadas. Pero lo más importante es que pasadas generaciones de estudiantes expulsaron al ROTC del campus por entender que enseñar a matar es incompatible con la misión de la Universidad. Le toca ahora a la presente generación impedir que nuestra Universidad vuelva a ser envenenada con el germen del militarismo.
Las guerras como Vietnam no son cosas del pasado. En los años 70 los estudiantes vieron los crímenes brutales que el Ejército estadounidense cometió contra campesinos y civiles en Indochina. Pero hoy vemos que miles de civiles inocentes murieron durante la invasión de Panamá, en la Guerra del Golfo Pérsico, en la ocupación norteamericana a Somalia y en los recientes bombardeos a Sudan y Afganistán. No podemos permitir que nuestra universidad sea utilizada para estos fines criminales.