Un león y un burro

Los Socialistas y la Alianza de País

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| Publicado el 28 agosto 2024

“Pertenezco a una generación que quiso cambiar el                                                    mundo.                                                                                                                                    Fui aplastado, derrotado, pulverizado, pero sigo                                                                   soñando que vale la pena luchar.”                                                                                                                                                            Pepe Mujica.

Introducción

La discusión sobre el asunto electoral requiere una introspección de cuáles son los objetivos tácticos y estratégicos para la coyuntura concreta en que estamos. En ese sentido no se va a entrar aquí al debate electoral en la historia del pensamiento y el movimiento socialista en Puerto Rico.

En la mirada socialista, y especialmente quienes suscribimos el marxismo, no nos podemos contentar con repetir fórmulas de manera estática como si las respuestas estuvieran preconcebidas. Esa perspectiva se la sedemos con mucho respeto a los fieles defensores de la única verdad verdadera que tiene respuestas para todo en la vida, y que está contenida en La Biblia. Las particularidades de cada época o etapa de la lucha requieren un análisis exhaustivo, cuidadoso y sosegado. Este análisis requiere que nos preguntemos cuál es la característica coyuntural, cuáles son nuestras capacidades y cómo contribuiremos a ese proceso.

Algunos objetivos para la coyuntura actual:

  1. Desarrollar instancias de organización de la clase trabajadora a nivel de base. 
  2. Construir una base social amplia para el trabajo de las organizaciones socialistas. O sea, desarrollar un proceso de acumulación de fuerza política.
  3. Desarrollo y fortalecimiento de las organizaciones feministas y promover la participación y liderazgo de las mujeres en las organizaciones socialistas, comunitarias, gremiales, etcétera. Si la mayor parte de la sociedad son mujeres, si la mayor parte de la clase obrera y trabajadora son mujeres, esa realidad hay que proyectarla hacia las organizaciones de lucha y resistencia.
  4. Insertar en el debate político-electoral las propuestas socialistas.                             Propuestas que por un lado impulsen reformas, pero también cuestionen las                 insuficiencias, o las limitaciones de tales reformas dentro del                                                                      sistema capitalista colonial.
  5. Implementar y desarrollar políticas educativas que contribuyan a la formación de                 militancias con capacidad teórica, política, organizativa, al igual que capacidad         técnica para los efectos especiales que se requiera en coyunturas particulares. 
  6. Fortalecer los medios de prensa socialistas, gremiales y comunitarias.

Desde la perspectiva socialista se debe desarrollar una estrategia política clara y ejercerla de forma consistente. Para ejercer la concepción de organización revolucionaria, tenemos que por lo menos asumir la responsabilidad que ser socialista conlleva. Como mínimo tiene que, por lo menos, haber memoria colectiva de las discusiones ya sostenidas, de los debates superados y los acuerdos alcanzados.

      La coyuntura electoral    

En Puerto Rico las elecciones del 2020 mostraron varios cambios que se vienen observando de manera más o menos consistente desde el año 2000 y que en nuestra percepción continúa en aumento para este ciclo electoral. Antes del año 2000 se dieron algunos de estos elementos, pero quedaron aislados y sin repetirse. Por eso destacamos el 2000 como año de inicio de unas conductas político-electorales que mal que bien se siguen repitiendo hasta hoy día.

  • El incremento masivo en la abstención electoral, a un ritmo superior a la tasa de decrecimiento poblacional. En otras palabras, la población se reduce, pero la participación electoral se reduce aún más.
  • El aumento sustancial de votantes no tradicionales desde el año 2000.
  • La atención de los medios noticiosos y la extrema cobertura mediática a los eventos electorales y a ciertos candidatos no tradicionales, (y el boicot a otros).
  • El incremento en el uso de las redes sociales, el internet y los medios alternativos independientes.
  • El PNP se consolida como el partido institucional, (al estilo de lo que fue el PPD en los años 50-60-70-80 del siglo XX: controla de forma hegemónica todas las instancias de poder gubernamental, de la rama judicial, comercial, industrial, etcétera). La hegemonía del PNP se desarrolla durante la década de 1990.
  • El PPD sigue siendo la alternativa de compromiso a nivel municipal y regional-distrital, (las alcaldías y legisladores PPD lograron mayoría), pero no representan su alternativa para el nivel nacional.
  • De las elecciones del 2020 surge un gobierno compartido PNP-PPD con una mayor presencia en la legislatura de legisladores no tradicionales.
  • La existencia de la Junta de Supervisión Fiscal hace superflua la labor legislativa por cuanto todo proyecto de ley que signifique gasto de fondos públicos tiene que ser autorizado por la Junta. Ha habido casos de proyectos de ley aprobados por la legislatura y convertidos en ley con la firma del gobernador que la Junta ha declarado nulos. Para ello se ha valido del apoyo incondicional de los Tribunales Federales.
  • El enorme rechazo y el descontento con LUMA sigue su giro ascendente. La molestia del pueblo es tal que el grupo de campaña primarista de Pedro Pierluisi ha reconocido que la defensa e identificación del gobernador con LUMA le costó haber perdido esa elección.
  • Quienes pedimos la cancelación del contrato, no hemos logrado convencer a la gente de que no planteamos volver a más de lo mismo con la AEE. De ahí que las movilizaciones y protestas contra LUMA no logran alcanzar el nivel de descontento que existe en el país. Pero ese descontento sigue ahí, es palpable a nivel de haberse convertido en uno de los temas más importantes, (quizás el más destacado), de discusión de lo que será la campana electoral.

El fenómeno de “disenfranchisement” de los partidos tradicionales no comenzó con Lúgaro. Como hemos planteado en múltiples discusiones, ese proceso de desentendimiento con el PNP y PPD es producto de la lucha de clases al menos en los últimos 20-30 años, y más responsable es Ojeda el de WKAQ que Lúgaro. Lúgaro y el MVC sólo constituyeron un frente que sirvió de freno a la radicalización de las masas.

    Fenómeno nuevo para las elecciones del 2024: La Alianza de País

Un fantasma recorre Puerto Rico. El fantasma de la Alianza de País. Todas las potencias del capitalismo colonial se han juntado en Santa Cruzada contra ese fantasma. Desde Rivera Schatz y Tatito Hernández hasta García Padilla y Jennifer González levantan la voz de alarma y hacen un coro histérico ante el peligro de esa “Alianza Demoníaca-Independentista”. Desde el PPD-PNP, la corruptela del bipartidismo inventa toda suerte de obstáculos, insultos y falsas etiquetas en contra de la Alianza de País. 

Intentan detener a ese fantasma por las implicaciones que tendría para los colonialistas corruptos el fortalecimiento de ese movimiento político renovador del país. ¿Dónde está el partido o movimiento de oposición que no haya sido tachado de independentista y/o comunista? Si ganan las elecciones van a convertir a Puerto Rico en una Venezuela, en una Nicaragua o en una Cuba. Y así, lanzan su arsenal de mentiras, lodo y odio contra el fantasma de la Alianza de País.

Dos cosas derivan del alboroto histérico frente a las posibilidades triunfales de la Alianza. Primero: ha llegado la hora de dar constancia de elementos positivos de cambio e impulso que se ejerce sobre los movimientos sociales, ambientales, de género, anti racistas, comunitarias, etcétera. Todo el tejido social y económico se ha estremecido con las propuestas para el país que ha venido dando a conocer Juan Dalmau, el candidato a gobernador de la Alianza. 

Segundo: los socialistas tenemos que oponer a la leyenda del fantasma un apoyo concreto, (apoyo crítico, por supuesto), a plataformas y/o programas que entendamos contribuyen a adelantar luchas contra el neoliberalismo que se ha implantado en el país. En ese sentido la Alianza trae al ruedo político la posibilidad de sentar las bases para una oposición importante y consistente en contra de las medidas de austeridad y pillaje que ha implantado el neoliberalismo en Puerto Rico.

A partir del resultado electoral del 2020 desde el Movimiento Victoria Ciudadana se va cocinando la propuesta de una Alianza de País que incluyera a MVC, PIP y demás organizaciones de la oposición política y la sociedad civil. Como bien ha señalado el compañero Ricky Santos Ortiz en Bandera Roja esa alianza es una concebida y practicada desde las cupulas del liderato del MVC y el PIP. Esto apunta a la fragilidad de tal alianza al no concebirse e implementarse desde abajo, desde las bases de las organizaciones participantes, y a todos los niveles organizativos. 

La Alianza es más un decir que una realidad. No existe en términos reales la Alianza si es que la misma se piensa como sinónimo de unidad de la diversidad de fuerzas organizativas y las resistencias que el capitalismo hace brotar a lo largo y lo ancho de la sociedad. Tampoco existe si se piensa que la Alianza es sinónimo de unidad entre el PIP y MVC. El propio Juan Dalmau en entrevista radial con Rubén Sánchez el 28 de agosto ha dicho que la Alianza no existe. Que ese es el nombre que se le ha dado a los acuerdos entre el PIP y MVC en ruta a las elecciones de 2024. 

Entonces estamos ante un fenómeno de apariencia, más que de un hecho real. Aun así, el efecto positivo de motivar luchas y esfuerzos que la idea de la Alianza provoca es un elemento que se debe tomar en cuenta. No debemos olvidar que en política la percepción de las cosas es lo realmente importante. Si esa percepción se basa en la realidad o no, esa es otra discusión de entretenimiento filosófico.

La Alianza descansa más en el apoyo mutuo a candidatos de MVC y del PIP.  Gobernador Juan Dalmau y para la alcaldía de San Juan Manuel Natal. Se trata de concertaciones puntuales. En el proceso de conversaciones y acercamientos se decide que el PIP apoyará a Ana Irma Rivera Lassén a la posición de la Comisaría Residente por el MVC.  Esta decisión convierte de facto al candidato del PIP a esa posición en un candidato de agua. En cuanto a candidaturas a la legislatura por distrito en algunos casos se apoyan candidaturas de una u otra organización. En otros casos hay candidatas de ambas organizaciones para una misma posición. 

En cuanto a candidaturas por acumulación, (debido a que el Código Electoral solo provee para votar por una sola candidatura al Senado y una a la Cámara, cada organización lanzaría sus propios candidatos). De ahí que la Alianza concebida entre el liderato de MVC y el PIP, no significaba el apoyo a candidaturas por acumulación, esas serían candidaturas donde cada organización impulsaría sus propias candidatas. O sea, se ratifica que en la Alianza el énfasis es en el apoyo a Dalmau gobernador y Natal alcalde de San Juan.

La descalificación de las cuatro candidaturas por acumulación a la legislatura de MVC ha avivado la duda sobre si la Alianza se sostiene todavía. Se trata de un rudo golpe autoinfligido por el exceso de confianza del liderato de MVC en la CEE, el Código Electoral y los reglamentos que se establecieron. No deja de sorprender el hecho de que MVC alegaba desde siempre, (y todavía alega), que tanto la CEE, el Código Electoral y los reglamentos estaban truqueados y funcionaban desde la trampa. 

Entonces, qué le pasó a MVC que ahora dice que la CEE les hizo truco y los indujo a error cuando les dijo que no tenían que recoger endosos si seleccionaban el método alterno. ¿Se dejaron meter las cabras al corral? Néstor Duprey ha señalado públicamente que él les advirtió a personas de MVC que tenían que recoger endosos al tener más de una aspirante para una misma posición. 

Juan Dalmau reconoció en una entrevista que le hace Jay Fonseca que en las conversaciones entre el PIP y MVC se habló sobre el tema de que debían recoger endosos por tener varias candidatas a una misma posición y al pasarse la fecha límite establecida en el Código Electoral, (el 30 de diciembre del año anterior a las elecciones), para someter candidatos únicos a las posiciones electivas. 

Es de conocimiento público que Ana Irma llevó esa discusión a la consideración del liderato de MVC y en esa ocasión prevaleció la opinión de la Comisionada Electoral de MVC, apoyada por Manuel Rodríguez Banch y Manuel Natal Albelo, porque según ella no había que recoger los endosos ya que eso era lo que les había notificado la CEE. Según Lúgaro “el liderato de MVC se durmió y se creyó sin verificar lo que le dijo la CEE”. No olvidemos que Néstor Duprey y el PIP ya habían advertido a MVC al respecto de los endosos. 

Aquí es importante hacer notar que en la decisión del Tribunal Supremo se establece como hecho verificado que el 22 de diciembre de 2023 la CEE le había notificado a Rafael Bernabe que en su caso tenía que recoger 1,491 endosos, (ver páginas 57, 58 y 59 de la decisión mayoritaria de ese Tribunal). Es más grave aún, El Tribunal Supremo establece como uno de los hechos del caso que la CEE les hizo esta notificación a todos los partidos. 

Esta alegación que el Supremo hace, y que la establece como un hecho verificado del caso, el MVC no la ha desmentido hoy en día, ni siquiera el propio Bernabe ha hablado al respecto. Entonces surge la duda, ¿la CEE indujo a error a MVC con una notificación truqueada, o se trata de otro acto victimista y llorón al que nos tienen acostumbrados MVC, el independentismo y ciertas izquierdas? La “nueva política” se juega en este asunto la credibilidad en cuanto a establecer que son algo distinto al llamado bipartidismo.

A pesar de todo lo señalado en los últimos párrafos se debe establecer que hay ambiente para la Alianza. Esto porque lo fundamental que se ha proyectado de la Alianza sigue en pie: el apoyo a Dalmau gobernador y a Natal alcalde de San Juan. También hay que señalar que las propuestas programáticas de la Alianza, aunque no se han expuesto del todo públicamente, descansan en el programa electoral de MVC para 2020 y en Patria Nueva. Ambas propuestas programáticas no han sufrido cambios sustanciales para estas elecciones, o sea que siguen vigentes.

Tanto MVC como el PIP no se plantean la sustitución del capitalismo colonial. Y lo entendemos, para eso no es que se da la participación electoral. Más bien lo que buscan es un lavado de cara al gobierno y vendernos un capitalismo humanitario, equitativo y ecológico. En sus propuestas podemos ver que también tienen interés en revertir políticas económicas y sociales de la austeridad neoliberal que se ha implantado en Puerto Rico. De esta manera hablan contra las privatizaciones de agencias, corporaciones y servicios públicos. 

Se trata de propuestas de un capitalismo humanitario que hace énfasis de manera positiva en lo social y en el fortalecimiento del servicio público. En términos de lo que se conoce como economía política se les puede ubicar en las propuestas de la escuela del taylorismo y el estado benefactor rooseveltiano. También prometen que vienen a limpiar al gobierno. En ese sentido desde la Alianza asumen la denuncia de la corrupción. (Carlos Fortuño felizmente les hubiese diseñado un logo especial con el producto de limpieza Maestro Limpio para la campaña electoral).

Lo cierto es que tanto el PIP como MVC no cuestionan al capitalismo colonial ni se plantean su sustitución por alguna opción no capitalista. Sí, afirman que su gobierno será uno de justicia social y económica para las mayorías desventajadas de la sociedad. Que vienen a combatir las desigualdades. Y eso hay que aplaudirlo. Y aquí aparece el dichoso, “pero”, se hace necesario un paréntesis para aclarar puntos importantes sobre las desigualdades.

La Alianza pretende establecer un gobierno “justo en lo económico y social, honesto, que funcione, y que a su vez habilite un proceso de descolonización”. Entonces surge la pregunta obligada: ¿es posible lograr esas metas que se proponen a través de la Alianza sin cuestionar de manera radical al capitalismo colonial? Todo reclamo sobre las diversas opresiones y desigualdades debe asumirse desde la perspectiva ética de afirmar al ser humano como tal.

Lo primero que hay que destacar es que no se trata de algo que nos desiguala socialmente hablando. No es una cuestión de niveles de desigualdad y cómo reducirlos estableciendo un gobierno justo. Sino más bien, es que toda desigualdad y opresión son un obstáculo a la dignidad del ser humano ya que suprime toda condición básica de su ser como humano: su humanidad. Cualquier forma de desigualdad y opresión es una manera de coartar la vida y la plena realización de las personas que las sufren.

Toda forma de desigualdad y opresión, (de clases, de género, de razas, de nacionalidades, o cualquier otra), tiene su sustento en la división social de las personas. Esa división social refiere a la división entre categorías sociales. Son relaciones históricamente construidas sobre estructuras económicas y sociales. Entonces, la desigualdad separa y reagrupa a las personas en estratos, clases y categorías sociales diferentes y desiguales en cuanto a las opciones, posibilidades y condiciones de su existencia social. Esas desigualdades y opresiones refieren a modos de cómo se construye la existencia social de las personas.

Cierto, cualquier estrategia para redistribuir la riqueza social a través de ajustes presupuestarios de administraciones de gobierno justas puede traer alivios, pero no se puede olvidar que tal estrategia no elimina las condiciones de desigualdad social de existencia entre la gente. Ante esto, de lo que se trata es de elaborar estrategias de liberación y emancipación económica, política y social que signifique la abolición de las estructuras de desigualdad y opresión. Las desigualdades no solo implican una división social entre pobres sin poder y ricos poderosos. La división social entre clases, géneros, razas, nacionalidades y otras formas de desigualdad refieren a la base misma y a los fundamentos de la sociedad capitalista. 

Desde su propia constitución, las desigualdades se estructuran sobre la base de relaciones de explotación, opresión, dominación y discriminación que sustentan el progreso de la sociedad capitalista. La desigualdad no es un asunto que está pendiente a resolverse bajo la sociedad capitalista misma, a través de gobiernos que establezcan políticas justas, humanitarias, transparentes y honestas. Sino que la desigualdad es una de las contradicciones fundantes y originarias de la sociedad capitalista. Y, por lo tanto, para “arreglar o solucionar” esa desigualdad hay que asumir no solo el cuestionamiento de la sociedad capitalista. También hay que plantearse y comprometerse con la transformación radical y revolucionaria de esa sociedad que le sirve de sustento.

Entonces, defensores y proponentes de la Santa Alianza justiciera, sin cuestionar los fundamentos mismos del capitalismo colonial no llegaran muy lejos en cuanto a resolver los problemas que enfrenta el país. Hay que proponer soluciones que vayan a la raíz del problema, al origen y sustento de la corrupción y las desigualdades que sustentan al bipartidismo. Esa raíz, ese origen, se encuentra en los cimientos mismos de la sociedad capitalista colonial que existe en Puerto Rico por más de un siglo. Se cierra aquí el paréntesis.

El énfasis en las propuestas de la Alianza está en liquidar al bipartidismo, todo lo demás parece que viene como añadidura a esa liquidación. Acabar con el bipartidismo es el mantra aliancista. Hay que ajustar miras en cuanto a “enfrentar al nefasto bipartidismo que padece Puerto Rico.” No debe ser un quítate tu pa’ ponerme yo. Hay que cuidarse de no sustituir un bipartidismo tradicional con un bipartidismo de “nueva política”. Tambien hay que tener cuidado de no abrir las puertas al unipartidismo. El bipartidismo no es la sola suma de dos organizaciones políticas. Hay que observar el contenido de la acción de esas organizaciones. Además, el bipartidismo supone una relación de ostentar el poder de manera más o menos compartida o alternándose en el mismo.

El concepto de bipartidismo es un tanto problemático, como suelen ser todos los conceptos. Quizás su mayor debilidad consiste en diluir el carácter clasista que distingue a unos partidos de otros. Así, el PNP-PPD aparecen como si fueran gemelos, lo que no se distancia mucho de la realidad. Se vale señalar que si son gemelos no son idénticos. Esa diferencia importante es la que los separa a la vez que los hace actuar juntos al defender los intereses de los diversos sectores de la burguesía intermediaria que representan.

Los conceptos son herramientas o instrumentos teóricos y metodológicos que creamos y usamos para aproximarnos, definir, identificar, o cualificar la realidad o fenómenos de esta que intentamos comprender. El concepto de bipartidismo trae consigo ciertas imprecisiones, pero ya es un concepto introducido en la realidad de la cultura política de Puerto Rico. Así que, hay que utilizarlo, tenerlo en cuenta y trabajar con el mismo. Para ello es necesario establecer cómo se utiliza y que se entiende por bipartidismo.

Desde 1968, con el triunfo del PNP y con la eventual alternancia en la administración de gobierno con el PPD, se identifican unas prácticas de gobernar y hacer política que hoy en nuestro presente conocemos como bipartidismo. Existen algunos componentes que marcan lo que elementos principales, pero no únicos que nos permiten definir el mismo. El orden de importancia de estos elementos varía según las circunstancias particulares de cada coyuntura, a pesar de esas variaciones, estos permanecen como elementos constitutivos del bipartidismo.

En primer lugar, el clientelismo político. Este se desarrolla en torno a las políticas y programas de beneficencia social, ayudas económicas y prebendas, para lo cual se valen de los recursos del gobierno. Son variados los programas sociales del gobierno para atender los problemas y dificultades que trae consigo la pobreza y la miseria que brota de la sociedad capitalista colonial.

Lo que procuran esos partidos es poner parchos a la grave situación de pobreza en que viven amplios sectores de la sociedad. Se trata de algo muy parecido a lo que hacía Alexandra Lúgaro desde Foundation For Puerto Rico, (FFPR), repartiendo dinero de fondos federales para el financiamiento de propuestas y proyectos comunitarios. Como si con poner parchos se solucionaran los graves problemas que enfrenta el país.

Además, igual que el bipartidismo, con las políticas y medidas que desarrolló Lúgaro desde FFPR y que también implementan ciertas ONGs se va creando toda una base de apoyo político que a su vez sirve de sustento y estímulo al clientelismo que necesita tanto el populismo como el bipartidismo. No tienen la intención, ni el interés, por acabar con la pobreza y la miseria. Sin pobres pierden el mercado del clientelismo político, y no tendrán sobre quien desarrollar su control mediante las medidas que les perpetúan en el poder a través de sus políticas asistencialistas y populistas. De esta manera el bipartidismo se vale de ciertas ONGs y Fundaciones al estilo de FFPR para impulsar y extender las políticas y medidas que los perpetúan en el poder.

Precisan de los pobres para poder existir políticamente y asegurarse su continuidad en el poder. En los años setenta del siglo pasado en Nueva York llamaban chulos de la pobreza a personas y organizaciones que desarrollaban tales prácticas. Desarrollan políticas tribales en torno a grupos sociales que se van conformando y que son atraídos por esas políticas. Se les crea la idea de que afuera de esas políticas y programas de asistencia social y clientelistas no hay salvación.

Esas políticas y programas son caldo de cultivo para el populismo. De esta manera, el clientelismo político, el populismo y la dependencia que se crea en la población afectada, son parte de los elementos principales del bipartidismo para asegurarse el mantener su permanencia y control de la administración de gobierno y por consiguiente del presupuesto de este.

En segundo lugar, la corrupción y el inversionismo  en campañas políticas, también conocido comúnmente como inversionismo político. El bipartidismo se constituye, se alimenta, se desarrolla y se afirma sobre el inversionismo político que a su vez sirve de estímulo a la corrupción. A través del financiamiento privado de las campañas políticas los inversionistas entran al mercado de compraventa de candidatos y partidos.

Una vez los partidos y los candidatos que han sido comprados son electos, se les pasa factura de la inversión realizada. Se abren las puertas del gobierno al pillaje, los contratos para los amigos del alma, el favoritismo en privatizaciones y subastas, el nombramiento de los hijos talentosos, etcétera. O sea, se viabiliza la corrupción y la impunidad como modo de funcionamiento del gobierno.

De esta manera se protege y garantiza la continuidad del binomio PPD-PNP en la administración del gobierno y en el pillaje al presupuesto de este. Con este control se establece un entramado criminal que les permite enriquecerse robando el dinero destinado a obra pública, social y a los servicios que el gobierno debe asumir, mantener y brindar a la ciudadanía.

A la misma vez estos inversionistas políticos consiguen trato especial para desarrollar sus proyectos y se les facilita los permisos mediante procedimientos fast track  a través de los cuales evaden estudios de viabilidad, impacto ambiental y social en las áreas donde se desarrollan los mismos.

A través del inversionismo político se logra usurpar los derechos democráticos de los electores. Pues, los partidos y candidatos electos, en vez de cumplir con las promesas y propuestas de campaña por las cuales fueron votados y electos, deciden cambiar de agenda y favorecer a los inversionistas que los compraron a través del financiamiento privado de sus campañas.

Lo señalado en los párrafos anteriores son para efectos de este análisis los elementos principales que constituyen o definen al bipartidismo. Contrario a lo que algunos señalan por ahí no se considera al estatus como un elemento que defina al bipartidismo. El estatus y su lógica, aunque juega un rol importante, (hegemónico se puede decir), en la cultura política en Puerto Rico no se le considera como elemento constitutivo del bipartidismo. Esto es así debido a que el estatus y su lógica trasciende al bipartidismo y atraviesa a todas las organizaciones y partidos políticos en el país.

Aunque el bipartidismo viene desgastándose, no se resta importancia a que todavía pueda aglutinar en torno a sí al 63 % del electorado que participó de las últimas elecciones. Por otro lado, surgen dudas y preguntas incómodas. ¿Es posible liquidar al bipartidismo dentro del sistema capitalista colonial y al margen de las clases, la burguesía compradora-intermediaria que le dio vida? ¿Es en verdad el bipartidismo el problema más apremiante en Puerto Rico?

Por último y antes de subirles la bilirrubina a unos cuantos por ahí. La Alianza MVC-PIP abre la posibilidad de habilitar procesos amplios de luchas por el rescate de los derechos eliminados. Convenio Colectivo; ampliar los días de vacaciones y por enfermedad; paga doble después de 8 horas de trabajo al día y al sobrepasar las 40 horas a la semana; así como combatir las políticas de austeridad, entre otras. Reasignarle a la UPR los fondos que le han sido recortados. De igual manera revertir las privatizaciones y acabar de una buena vez con las mismas en agencias, corporaciones y servicios públicos que desde el neoliberalismo se han encargado de implementar los gobiernos PPD-PNP y su Junta al servicio del gran capital. 

Considerando lo establecido anteriormente y teniendo en cuenta las diferencias que nos distancian, se propone a los socialistas desarrollar un apoyo crítico a la Alianza de País. Esto significa que se debe aprovechar la efervescencia del año electoral para desarrollar un trabajo proselitista para dar a conocer nuestras propuestas políticas de corto y mediano plazo. Se debe enfatizar el desarrollo y fortalecimiento de la organización de base de la clase trabajadora y el pueblo en general a través de las diversas organizaciones que surgen en las resistencias al capitalismo colonial y al nefasto neoliberalismo. En ese proceso es fundamental el desarrollo y fortalecimiento de las organizaciones socialistas y de resistencia en la diversidad de las luchas para garantizar la continuidad de estas.

¿Cómo podemos organizarnos para incidir en un proceso del que nosotros mismos hemos sido parte y generamos? ¿De qué forma podemos aprovechar la agitación de las masas durante el proceso de campañas del evento electoral para producir organización y estructuras de base? ¿Cómo podemos insertarnos en la discusión político partidista para promover alternativas sociales y clasistas frente a la ofensiva neoliberal? Ese es el reto lanzado a socialistas y a la diversidad de luchas contra el neoliberalismo, luchas sociales, comunitarias, ambientales, de género, anti racistas, etcétera, en Puerto Rico. 

Nuestro apoyo crítico a la Alianza parte de la premisa de romper con los partidos de los ricos. Descartar decisivamente cualquier posibilidad de alianzas con los partidos de la burguesía compradora-intermediaria que representan al sistema capitalista colonial y a los intereses del capital extranjero, principalmente el norteamericano, en Puerto Rico. Se trata del PPD, PNP y su ala más recalcitrante y derechista que pretende convertir a Puerto Rico y al gobierno en su secta religiosa., el Proyecto Dignidad.

Hay que romper con esos partidos y su claque de asesores, especialistas, cabilderos, etcétera. A través de esa claque se ha creado todo un andamiaje que sirve de estímulo a la corrupción. Cualquiera que pretenda ser aliado del pueblo, que lo demuestre rompiendo con esos partidos, que son los principales responsables del atolladero y el descalabro en que se encuentra el país.

      Ideas de Trabajo Proselitista

Estas dos ideas-sugerencias generales deben orientar el trabajo a realizarse. De acuerdo con este análisis se propone lo siguiente para este periodo electoral:

  • Cada organización, grupo de lucha y resistencia debe articular o participar de una estructura de masas regional para hacer trabajo proselitista de base en camino a las elecciones. El carácter específico se debe delegar a cada organización o grupo, pero se puede seguir el esquema de las Asambleas de Pueblo surgidas luego del Verano Combativo. Estos espacios deben estar abiertos a personas de diversas organizaciones dispuestas a luchar por asuntos concretos más allá del trabajo electoral.
  • Se debe articular una campaña electoral por asuntos programáticos que destaquen el fracaso de la privatización, la salida de LUMA y GENERA y qué se propone como opción; así como en favor de la Salud Socializada; la Educación Pública; y el Retiro Universal. Estas deben hacerse con un lenguaje inclusivo y con una consciencia transversal de las inequidades, haciendo énfasis en las poblaciones menos privilegiadas.

Nota final:

Primero: en cuanto a qué es eso de apoyo crítico, se refiere a que en ese apoyo no se está obligado a suscribir todas las propuestas de la Alianza de País. Tampoco se requiere el “estar de acuerdo en todo” en cada propuesta particular para apoyar la Alianza de País. Se puede diferir y nos parece lo más normal que existan diferencias. Lo importante es identificar puntos en común que contribuyan a adelantar diversas luchas y resistencias.

Las propuestas que ha venido haciendo públicas Juan Dalmau contienen elementos concretos para revertir las medidas neoliberales que el PPD-PNP y su Junta han implantado en Puerto Rico. Aquí hay que destacar que está en cada organización hasta dónde llega su apoyo y cuánto más allá de las propuestas de la Alianza se está dispuesto a ir. Desde sus propias capacidades y desde sus propias propuestas cada organización debe insertarse en la campaña electoral para empujar su propio proyecto y apoyar lo que se esté de acuerdo con la Alianza. 

Segundo: no creemos en la euforia del triunfalismo electorero que se destila en ciertos círculos que apoyan a la Alianza de País o son parte de ella, que piensa que la Alianza de País va a ganar las elecciones. Quienes así piensan creen que la suma del 14% de Lúgaro y el casi 14% de Dalmau se sumará automáticamente en las proximas elecciones. Y esta suma por sí misma ampliara el margen de aopoyo. No se dan cuenta de que eso no funciona así. Que la realidad politica-electoral es algo más complicado. Además, parecen no tener en cuenta que ese fenómeno llamado Lúgaro no es parte de la ecuación en estas elecciones. No somos participe de la propuesta maribrasista del “efecto multiplicador de la suma geométrica que produce la unidad” y que se ha de producir con la Alianza.

Somos creyentes en que sí se logrará establecer bases sólidas para una oposición que continúe fiscalizando y desarrollando el trabajo que permita un crecimiento sostenido de las luchas de resistencia en el país. En ese sentido cuando aquí se habla de “las posibilidades triunfales” de la Alianza se hace referencia al adelanto de diversas luchas y resistencias contra el neoliberalismo rampante en Puerto Rico. 

De igual manera creemos que es positivo y “triunfalista” la posibilidad real de lograr establecer una oposición sólida y consistente a las medidas y políticas neoliberales que impulsan los partidos colonialistas entiéndase el PPD, el PNP, y el Proyecto Dignidad, para lo cual se valen de la Junta. 

Sin embargo, insistimos en el peligro desmotivador y desmovilizador que el ilusionismo electorero ha de provocar. Esto cuando la Alianza no logre las “metas” de ganar las elecciones. Así, un resultado positivo, como puede ser establecer las bases para esa oposición de que hablamos, se va a desvanecer al no lograr ganar las elecciones.

La invitación a los socialistas es a trabajar duro para contribuir a crear opciones que impulsen las diversas luchas y resistencias a lo largo y lo ancho de la sociedad y del país. Trabajar duro teniendo en mente el día después de las elecciones. Porque la lucha no se detiene antes o después de las elecciones. En realidad, como dice el amigo Juan Reus: “La lucha continúa”.

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