Por
BREL4| Publicado el 15 agosto 2004
Hoy en día el pueblo puertorriqueño vive las consecuencias de la guerra contra el pueblo iraquí. Miles de soldados puertorriqueños han sido movilizados a otras tierras y otros esperan a ser enviados. Al mismo tiempo los trabajadores de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados y de la Autoridad de Energía Eléctrica están a merced de la privatización. Son muchos los que ven sus empleos en juego con la esta ola privatizadora. La economía norteamericana (y la puertorriqueña como apéndice de esta) continúa en declive, mientras tanto el precio de la gasolina aumenta. Cada día son más las fábricas que cierran y menos los empleos disponibles. Los fondos dedicados a las ayudas sociales se ven reducidos y los costos de la vivienda siguen aumentando astronómicamente. No tenemos hoy en día un sistema de salud funcional.
Definitivamente nos encontramos cercanos a una crisis económica de grandes proporciones, no una crisis de las que hablan los economistas y académicos sino una crisis de las que sufren los pobres y desamparados. Los políticos del país no proponen propuestas eficaces para resolver estos problemas y mucho menos nos inspiran algo de esperanza. Los estudiantes universitarios sufrimos en carne propia todos y cada uno de estos males.
En la Universidad de Puerto Rico también nos enfrentamos a una crisis, si bien el Fondo General de la UPR aumentó a 1.2 billones de dólares este año las malas decisiones administrativas han causado que el Recinto de Río Piedras por ejemplo tenga una reducción de un 4% en todas las facultades. Mientras el Presidente de la UPR continua contratándose ayudantes y asesores en los Recintos del sistema hay una crisis de la planta física. En Río Piedras el Teatro sigue cerrado con planes de abrirlo para el 2005, en Mayagüez los estudiantes no tienen un cuido de niños ni suficientes laboratorios de computadoras. En todos los Recintos se reportan casos de edificios enfermos donde los hongos y las bacterias viven mejor que los seres humanos. La respuesta de los decanatos de administración suele ser que no hay chavos para materiales o que el dinero y los esfuerzos se están invirtiendo en los nuevos edificios. Por otro lado ni la oferta académica es suficiente ni tampoco hay verdadera variedad a la hora de buscar cursos. Son muchos los estudiantes que acaban postergando su graduación pues no encuentran los cursos que necesitan, y muchos más los que se conforman con cursos que no son muy relevantes a sus intereses.
La política de Privatización en la UPR
La privatización en palabras simples significa vender las empresas gubernamentales a la empresa privada. El objetivo es reducir los servicios y el alcance del estado, pues para los capitalistas estado no debe regular “excesivamente” el mercado. Según ellos el estado debe fomentar la supuesta de la “libertad de empresa”. Dentro del neoliberalismo la libertad de empresa se convierte en el principio operante de los gobiernos y esta “libertad” se va por encima de cualquier interés social. Los servicios imprescindibles que antes rendían los gobiernos ahora se manejan a base de intereses privados.
La política de privatización ha encontrado resistencia en el mundo entero. Cabe mencionar las recientes luchas en Bolivia donde los trabajadores destituyeron un presidente que quería vender la industria de gas natural. En Puerto Rico la lucha contra la privatización comenzó con la lucha contra la venta de la Telefónica y hoy en día la mantienen uniones como la UTIER quienes se oponen a la venta de nuestra primera industria. Al fin y al cabo estas privatizaciones tienen su efecto en la universidad, la venta de la telefónica significó una reducción considerable en los ingresos recurrentes del ELA. De igual forma mientras la AEE y la AAA continúen mal administradas, menos serán los ingresos que recibe el estado. A la universidad y al sistema público de enseñanza no le conviene la privatización, las empresas gubernamentales son las que garantizan nuestra educación.
En el Recinto de Río Piedras también se da una lucha directa contra la privatización cuando exigimos que empresas como University Parking Systems y Desarrollos Universitarios Inc. paren de echarse al bolsillo cuantiosas partidas de los fondos Universitarios. Existe otra modalidad de privatización de la que se habla poco: la venta de influencias por medio de “donativos” privados. La Universidad de Puerto Rico recientemente ha mostrado interés en el desarrollo de propuestas financiadas por empresas privadas. Estas propuestas, que lucen bien en papel, son una forma de privatizar la universidad por la cocina. Existen propuestas que se mantienen engavetadas por años y que gozan del favor de la comunidad universitaria continúan siendo ignoradas. Otras propuestas que aparecen de la noche a la mañana son aprobadas pues cuentan con el aval de presidencia y sus amiguitos los financiadores. De continuar con esta práctica la administración se estaría zafando de su responsabilidad de recaudar los fondos necesarios para que la Universidad funcione. Se ha establecido la práctica de que “el que consiga los fondos se le aprueba”, y no debe ser así. De esta forma facultades como administración de empresas y naturales quedan favorecidas sobre sociales y humanidades. Y peor aún, los proyectos que se financian en la universidad van dirigidos a fomentar el desarrollo de una cultura de mercado, de competencia e injusta. ¿Qué mecanismo tenemos entonces los universitarios para detener aquellos proyectos que son contrarios a los intereses de la Universidad? La Universidad del estado no puede continuar comprometiendo su autonomía fiscal, las decisiones en la universidad las debemos tomar los universitarios de acuerdo a decisiones académicas no a merced de lo que dicte el mercado.
¡Contra la privatización y el neoliberalismo!
La causa principal de toda esta situación va a la raíz del sistema injusto en que vivimos, particularmente las políticas privatizadoras y neoliberales. El gobierno no provee muchos de los servicios que facilitaba hace menos de una década. Mientras tanto los pocos servicios que quedan están en deterioro, como la educación y la salud, y los fondos que tienen disponibles los gobernantes los desperdician en el aparato represivo, la policía y el militarismo. Es por estas razones que enmarcamos la lucha por reivindicaciones estudiantiles como parte de la lucha contra la privatización y el neoliberalismo.