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BREL1| Publicado el 23 enero 2014
Por años, el sistema educativo puertorriqueño representó uno de los baluartes del ropaje de estado benefactor con qué se había vestido la colonia. En los primeros programas políticos del Partido Popular Democrático ya se perfilaba un destacado énfasis en no sólo la masificación de la educación primaria, sino que también la importancia de mantener sólido el sistema de retiro para maestros. El magisterio era, sin duda, parte importante e integral de las alianzas de clase que fundaron el PPD en el 1938.
El gobierno colonial desarrolló la escuela pública, pero como parte del modelo económico colonial al servicio del imperialismo norteamericano. Las clases serían en español, pero el inglés se enseñaría como segundo idioma no sólo para mejorar el entendimiento de los jefes norteamericanos, sino también para facilitar la integración de la clase trabajadora puertorriqueña en los campos agrícolas del sur o en la manufactura del norte. Cada detalle de la escuela pública se organizó en función de la producción, desde su estructura organizacional, hasta el contenido de los cursos y programas. Afortunadamente la escuela se convirtió también, en uno de los espacios de desarrollo cultural del pueblo puertorriqueño de donde salieron muchos de nuestros artistas, deportistas y profesionales.
La crisis económica que vive el sistema colonial de hoy ha dejado rezagada a la escuela pública. De un sistema que se vanagloriaba de haberle dado acceso a la cultura a cada rincón del país por medio de las bibliotecas, libros de texto, y otros materiales educativos hoy tenemos un Departamento de Educación que escatima en la compra de libros. Hace más de 10 años que no se producen libros nuevos para la mayoría de las materias. La escuela pública y el Departamento de Educación se han convertido en una mina de oro para compañías de dudosa reputación académica y cuyos servicios no redundan en una mejoría de la educación.
Para ver la poca importancia que le confieren los gobiernos recientes a la educación basta con ver la remuneración del magisterio. El más reciente zarpaso contra la escuela pública lo dio el actual gobierno al aprobar una ley que desmanetla el sistema de pensiones y deja en la miseria a miles de maestros y maestras en su vejez. El último aumento en el salario del magisterio se recibió en el 2008 producto de la huelga que realizó la FMPR, pero dicho aumento no compensó el vertiginoso aumento en el costo de la vida que hemos vivido desde el año 2000.
La escuela pública sigue siendo una de las pocas herramientas de justicia social que existen en este país. Pero las acciones recientes del gobierno y las intenciones que ha demostrado con el plan decenal y el mal llamado plan de flexibilidad lo que buscan es reducir la escuela pública a un cuido. El desmantelamiento del Sistema de Retiro para Maestros es prueba suficiente que al PPD lo menos que le importa es la educación de nuestras niñas y niños.