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BREL1| Publicado el 4 septiembre 2009
Foto por:CMI-PR
Ahora, a la altura del año 2009, luego de ocho años de abusos y alzas y con el triunfo de Luis Fortuño y el PNP, esta marioneta de políticos y empresarios, junto al resto de los rectores universitarios, saltan del bote del sistema universitario público.
Desde hace años diversos sectores de la comunidad universitaria le exigimos la renuncia al Lic. Antonio García Padilla de la presidencia de la UPR. Ahora, a la altura del año 2009, luego de ocho años de abusos y alzas y con el triunfo de Luis Fortuño y el PNP, esta marioneta de políticos y empresarios, junto al resto de los rectores universitarios, saltan del bote del sistema universitario público. Que desgracia que no saltaran antes. El nefasto legado que dejan en la UPR está prohibido olvidarlo.
El saliente presidente de la UPR se caracterizó por darse una vida de lujo y placeres a costa de los fondos universitarios. El movimiento estudiantil, junto a otros sectores de la comunidad universitaria, denunciamos hace años los gastos alegres de García Padilla y sus amigotes. Ahora, algunos “analistas” justifican y defienden estos actos argumentando que esto era para conseguir mayores fondos externos para las arcas universitarias. Estos levantan como uno de los mayores logros de García Padilla el que se aumentaran las donaciones económicas que se le hacen a la UPR. Pero, ¿quién se come el cuento de que las donaciones de empresarios las hacen desinteresadamente? ¿Acaso en el mundo en que vivimos las empresas regalan dinero a cambio de nada, a cambio de ningún beneficio? Lo que desconocen García Padilla y estos “analistas” es que la gente sabe más que eso.
Bajo la administración de García Padilla y su grupo de rectores se decretó el aumento en más de un 33% en los costos de matrículas en el año 2005. Aumento injustificado que provocó la militante huelga estudiantil encabezada por el Comité Universitario Contra el Alza (CUCA). En el 2006, luego de casi una década clausurado subió el telón del Teatro de la UPR. Como de costumbre la Administración Universitaria, reproduciendo su visión elitista y burguesa pretendía entregarle el Teatro a los empresarios y mercaderes de la cultura. Pero el estudiantado en lucha respondió a la altura del momento con la inolvidable Alfombra Roja de la Dignidad, dejando a los riquitos vestidos y alborotados. Luego, al inicio del 2007 se impuso un abusivo sistema de alzas automáticas en los costos de matrícula a todas las clases entrantes a la UPR. Es decir con este injusto sistema de alzas la UPR se pone cada vez más cara y menos accesible.
Todas estas medidas estuvieron enmarcadas en una abierta política de privatización de servicios. Algunos de los servicios privatizados fueron: cobro de matrícula, Plaza Universitaria, “fast foods”, estacionamiento multipisos, laboratorios, etc. Además esta Administración facilitó el control de empresarios sobre distintas estructuras de gobierno al interior de la UPR. Como fue el caso de la Junta de Gobierno del Teatro donde personajes como el productor Ángelo Medina y el dinosaurio de Silverio Pérez pretendían decidir quienes podían usar o no el Teatro de la UPR.
Esta Administración fue la responsable de sancionar, reprimir y suspender a estudiantes que con tenacidad, militancia y muchos sacrificios levantaron su voz de protesta y empeñaron la acción donde pusieron su palabra para denunciar y combatir las injusticias y atropellos que se cometían contra la comunidad universitaria. A su vez, impulsaron la creación de una fuerza de choque entre la guardia universitaria, el entrenamiento de estos en métodos de represión y la reestructuración de la Oficina de Seguridad para reprimir manifestaciones y protestas.
La salida de esta Administración debe servir para que pensemos sobre quienes realmente mandan y controlan la UPR. Para que reflexionemos profundamente sobre qué se ha hecho y qué se quiere hacer con la educación pública universitaria y que intereses están detrás de ella. En conclusión, salen García Padilla, Escalona de Motta y demás rectores pero se quedan los empresarios, los banqueros y demás mercaderes de la educación. Cada vez que hay un cambio de gobierno se nombran miembros a la Junta de Síndicos de la UPR, quienes son los que toman las decisiones de peso en la Universidad. Esto muestra claramente que la tan vitoreada Autonomía Universitaria es una falsa. En la UPR quienes mandan son los ricos y sus monigotes políticos. Luchemos por construir el poder de los estudiantes, trabajadores y profesores en la Universidad porque somos quienes hacemos posible su existencia.