Lxs enfermerxs en Puerto Puerto se sienten agotadxs, desmoralizadxs y menospreciadxs. La desproporción entre lo que estxs trabajadorxs cobran y la labor que realizan es abismal. La precariedad que experimentan lxs enfermerxs dentro y fuera de sus escenarios de trabajo ha empujado a miles a abandonar el país en busca de mejores condiciones de vida. La fuga de enfermerxs hacia EU es un acaecimiento sin precedentes que pone en peligro la salud del pueblo.
Es preciso contextualizar brevemente la necesidad de retener profesionales de enfermería en Puerto Rico. Según el Departamento del Trabajo alrededor de 23,850 personas ejercen la enfermería en el país. La población del país en este momento se aproxima a 3.1 millones de habitantes, lo que supondría una proporción de 7.6 enfermerxs por cada 1,000 personas. Organizaciones mundiales sugieren que debe haber 23 enfermerxs por cada 10,000 habitantes. Puerto Rico está lejos de contar con el personal suficiente para atender las necesidades básicas de su población.
El gobierno de PR y la JCF, le han concedido a los ricos reformas laborales que les sirven para despojar a lxs enfermerxs de toda posibilidad de mejorar sus condiciones de vida. Mientras la salud y el bienestar de lxs habitantes del país se desmorona. El estado, las aseguradoras, los mercaderes de hospitales y la Junta de Control Fiscal, han saqueado el sistema de salud. Ello explica la falta de personal en las salas de parto y Centro Médico, la eliminación de programas especializados y los recortes millonarios a la UPR (institución que gradúa decenas de enfermerxs cada año), el cierre de hospitales y clínicas municipales, el abandono casi total de la única unidad psiquiátrica estatal para adultos, y el desinterés por construir hospitales en los municipios de Vieques y Culebra.
La precarización de los escenarios de salud es la orden. La pobre infraestructura, la carencia de materiales y equipo médico, la sobrecarga de trabajo y la baja remuneración son ejemplo de la penosa realidad que experimentan lxs enfermerxs. Las políticas neoliberales no sólo han servido para arrebatarle beneficios marginales, protecciones laborales y derechos adquiridos a este sector, sino que también han servido para eliminar servicios. Se ha implementado un modelo de salud fracasado cuya prioridad es generar ganancias. La lógica del mercado deshumaniza tanto a pacientes como a proveedores en la medida que les reduce a meros números. El mensaje es claro: las finanzas de las instituciones y las aseguradoras van por encima de todo.
El Cartel de la Salud es indiferente a la pobre calidad del cuidado y a los largos tiempos de espera. Tampoco les interesa el problema de acceso que han creado para que lxs residentes del país puedan recibir servicios en salas de trauma, operaciones, emergencias y parto; cuidado neonatal; servicios en el hogar; hospicio; atención renal y oncológica; salud mental y psiquiatría, entre otros. Pese a que el gobierno sabe exactamente qué medidas debería tomar para detener esa fuga, la exacerba.
El éxodo de profesionales se agudiza. La inflación, la desregulación del mercado de vivienda y la austeridad a la que el país está sometido hace la vida en Puerto Rico insostenible. Son cada vez más lxs enfermerxs que asumen segundas jornadas porque el dinero no les alcanza. La carga sigue aumentando y parece no tener fin para este grupo. Ni el Colegio de Enfermería, ni las uniones han sabido hacerle frente a los dueños de hospitales y a los planes médicos. Por décadas lxs enfermerxs han sido testigos de cómo el gremio, las uniones y el estado se hacen de oídos sordos ante sus reclamos. La pobre fiscalización por parte del Colegio, la desarticulación de las uniones, la politización y el desmantelamiento de las agencias gubernamentales en Puerto Rico han dado paso a la condición más funesta que ha vivido el personal de enfermería jamás. Es imposible imaginar un futuro esperanzador para los residentes de Puerto Rico si no se detiene el desmantelamiento del sistema de salud. La lucha por los derechos de lxs profesionales de enfermería es también proteger y salvaguardar la salud del pueblo.