Es evidente que se discute extensamente el fenómeno Trump. Sin embargo, en muchas ocasiones los medios de comunicación más tradicionales obvian abordar las ramificaciones políticas que rodea esta figura, particularmente por la prensa. En particular, no hay suficiente atención sobre el documento titulado como “Project 2025”.
¿Qué es el Proyecto 2025 y por qué es relevante llevarlo a la discusión pública? Es un manifiesto de 900 páginas que detalla el plan de acción del próximo presidente republicano en los primeros 180 días de su mandato. Encabezado por el notorio think-tank The Heritage Foundation, el documento es el esfuerzo de una coalición de grupos ultraconservadores que buscan rescatar al país de la “izquierda radical”, como sea que la definan. Nombres atados al programa incluyen miembros y think-tanks de extrema derecha, negacionistas del cambio climático, grupos pro-familia tradicional, organizaciones religiosas extremistas, halcones belicistas, asesores pro-desregulación, entre otros. El plan detalla cómo transformar el gobierno de forma expedita en cuatro áreas medulares.
Primero, dicen que aspiran a desmantelar el estado administrativo y erradicar el “deep-state”.
Argumentan que hay áreas que no componen parte de las tres ramas de gobierno (como si todo gubernamental tuviese que estar explícito en ese documento), estos sectores deben de ser absorbidos y administrados directamente por el ejecutivo. Además, sostienen que el EPA, FEMA, FDA, HUD, el Fed, y otras agencias reguladoras se deberían de demoler y dejar que las operaciones de estas corran a plena discreción del mercado libre.
Además, buscan ahuecar Educación, usando como chivo expiatorio a los “Marxistas culturales” que “lavan cerebros”. En esta misma línea imaginativa, y como segunda área del plan, pretenden combatir en contra la ideología “woke” a todos niveles gubernamentales. Esto se traduce en iniciar una campaña de purga, reviviendo y expandiendo “Schedule F”, una pasada orden ejecutiva bajo Trump que permite despedir empleados a voluntad y sin impunidad.
En su lugar, se instaurará una nueva burocracia conformada por un repositorio de candidatos (apodado el LinkedIn conservador) que han pasado por minucioso escrutinio conservador, efectivamente llenando puestos con los más leales seguidores. Esto incluye unas clases de adoctrinamiento gubernamental de ultraderecha.
Expresiones de “wokeness” que rodea los temas de género y la comunidad LGBTQ+ serán criminalizadas, estas consideradas “pornografía”. También desmontaron los avances del matrimonio igualitario. El gobierno y sociedad incorporará una interpretación estrictamente bíblica de la persona y la familia, según el manifiesto. No menos importante, el tercer punto incluye militarizar las fronteras, lacerar relaciones con China, y otros temas geopolíticos preocupantes.
Lo más alarmante de la agenda es su cuarta columna: la plena aceptación de la teoría del ejecutivo unitario. Esta teoría legal sostiene que la rama ejecutiva debe de tener prevalencia sobre las otras ramas y que el Presidente posee la autoridad inherente para controlar todas las agencias y funcionarios ejecutivos sin interferencia del Congreso o los tribunales. Poder sin contrapesos.
Las preguntas para hacerse son, ¿cómo se verá el Estado estadounidense de este golpe? ¿Cómo afectará al mundo que el poder hegemónico global sea expresamente autoritario y cristiano-nacionalista? Y, no menos importante, ¿cómo se verá el futuro de Puerto Rico en ese panorama de extremismo?
Este panorama distópico no sale de un libreto de Hollywood ni teoría de conspiración del dark web. Esto es un esquema operativo de un gobierno autoritario listo para ser cocinado por grupos ultraconservadores. Considerando la influencia del Heritage Foundation y sus aliados, el tono fascista in crescendo del candidato republicano, ante un mundo cambiante, no debemos descartar la posibilidad de que esta realidad escalofriante se materialice.