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BREL1| Publicado el 21 marzo 2016
Los últimos meses se viene discutiendo en el debate político nacional sobre la Junta de Control Fiscal que el gobierno federal pretende imponer sobre Puerto Rico. La medida vendría a ser la más reciente maniobra para garantizar la dictadura del capital financiero por medio del absoluto control colonial desde Washington. Esta Junta cristaliza el carácter de la crisis en Puerto Rico y señala perfectamente la condición de subordinación económica y política de nuestro país. Es la alternativa política de la metrópoli para implantar la expresión más descarada del capitalismo colonial, ante el fracaso del PNP-PPD de encontrarle una salida a la crisis. La Junta viene a gobernar para un punado de buitres y ricos del patio y de afuera que son los principales responsables de la situación actual. Por eso los partidos coloniales y la burguesía local apoyan la dichosa junta, porque pretenden utilizarla para implantar las medidas neoliberales que les podrían costar las elecciones.
Los partidos de los ricos y sus principales figuras políticas como Alejandro García Padilla, Pedro Pierluisi, David Bernier, Ricky Rosselló, Eduardo Bhatia, Jaime Perelló, Jeniffer González, respaldan la implantación de la Junta Federal de Control Fiscal. Los llamados candidatos independientes como Manuel Cidre y Alexandra Lúgaro también la respaldan. Todos y todas bailan al son de los intereses de la clase dominante. Los intereses políticos y económicos de los capitalistas puertorriqueños están directamente vinculados a la permanencia del capital norteamericano en la isla, funcionan como un solo bloque en el poder. La clase dominante y sus representantes están dispuestos a sacrificar parte de los limitados poderes con que cuenta su limitada democracia capitalista en virtud de proteger sus intereses. Por eso, ninguno tiene mayores reservas en que se entregue el país a una Junta que “administre” el saqueo de lo público en Puerto Rico.
La Junta de Control Fiscal pondrá en manos de cinco personas nombradas por el presidente de Estados Unidos el poder absoluto de decidir sobre el recaudo, administración y uso del presupuesto y convertirá al gobernador y la legislatura en simples objetos de decoración. La primera y más alta prioridad, por encima de la salud, la educación, la seguridad y los empleos de la gente, será por un lado el pago de las deudas a los fondos buitres y por otro garantizar las mejores condiciones para la inversión a esos capitalistas que continúan estrangulando y saqueando nuestra economía.
La Junta de Control Fiscal tendría entre sus poderes amplio control sobre el presupuesto y los planes fiscales. Entre otras cosas se contempla que:
Estos poderes garantizarían que la Junta de Control Fiscal le exija al gobierno aplicar las medidas del programa neoliberal que no han sido implementadas hasta ahora. Debemos tener claro que quienes serán designados como miembros de la Junta no serán los representantes del pueblo, sino los que vienen a gobernar para los bonistas, los bancos, la mega-corporaciones y los ricos del país.
Los efectos de la imposición de esta Junta sobre el pueblo serán muy duros. Habrán despidos, desplazamiento de trabajadores y se afectarán los servicios básicos que necesita la población
La Junta no administrará en beneficio de los trabajadores y las trabajadoras, sino para garantizar los intereses de los buitres (dueños del 70% de la deuda) y de las mega-corporaciones que cada año se llevan millones en ganancias y no pagan un centavo en contribuciones. Lo que nos esperan son más medidas de austeridad y precarización de la clase trabajadora y el pueblo pobre. Bajo el programa neoliberal que quieren implementar se avecinan más despidos, dejarán sin efecto los convenios colectivos, eliminarán derechos laborales, reducirán las pensiones de los jubilados, venderán los activos del gobierno y privatizarán nuestros recursos naturales. En fin, nos arrastrarán a la miseria con tal de pagarle a los bonistas y entregarle lo que queda del país a los capitalistas.
Los efectos de la imposición de esta Junta sobre el pueblo pobre y trabajador serán muy duros. Los servicios básicos que necesita la población se verán encarecidos por la privatización, y bajara su calidad por los despidos y la reducción de derechos de las trabajadoras y trabajadores. Salvo los ricos y privilegiados, todos y todas perderemos calidad de vida. Los capitalistas han decidido preservar sus ganancias y privilegios a costa de los derechos y beneficios de todos y todas.
Los bonistas buitres, las mega corporaciones y los capitalistas del patio no se detendrán si no les hacemos frente. Están dispuestos a destruir lo que queda del país con tal de garantizar sus ganancias. Esta más que demostrado que la casta de políticos de los partidos de los ricos (PNP-PPD) no son una alternativa para el pueblo pobre y trabajador. El escenario de crisis política y económica de la colonia exige que articulemos un movimiento que represente un verdadero proyecto político de cambio. Nos urge organizar y fortalecer nuestros instrumentos de lucha, para deshacer la colonia y el capitalismo y construir un gobierno propio de bienestar y justicia para los de abajo y las de abajo.
El poder político tiene que radicar en las grandes mayorías y que seamos nosotras y nosotros quienes de forma organizada ejerzamos el poder desde nuestros centros de trabajo y comunidades. Estamos ante un problema más grave que la negociación de un convenio, la aprobación de una ley, o una reforma laboral. Lo que tenemos ante nosotros es el resultado de los más de 100 años de explotación capitalista en Puerto Rico. El trabajo de base, la organización y la lucha sectorial son indispensables. Pero el alcance de las respuestas sectoriales no es sufciente. Debemos englobar todo el ataque sectorial en respuestas políticas que abarquen a todos los sectores promoviendo perspectivas y propuestas radicales, clasistas y socialistas de cambio revolucionario, para articular un movimiento que avance hacia la independencia socialista.
Como medidas inmediatas en torno a las cuales construir tal movimiento, el MST invita a todos los individuos y organizaciones de la clase trabajadora y el pueblo pobre en Puerto Rico a unirse en una campaña educativa, de movilización y de lucha militante basada en los siguientes principios generales:
1. Un rompimiento definitivo y permanente con los partidos coloniales y del capital, PPD y PNP. Quien haya apoyado a estos partidos en el pasado y quiera unirse a la resistencia debe demostrarlo rompiendo con ellos. No es posible seguir bajo partidos que representan la perpetuación del colonialismo, de la explotación capitalista y de la deuda.
2. Ni un centavo más para los bonistas buitres. Cancelar la totalidad de la deuda pasada y presente para siempre, porque ha servido para sostener a un régimen colonial y corrupto. Los mecanismos exactos para lograr esto deben ser determinados mediante la amplia deliberación del movimiento de resistencia.
3. Que los ricos lleven la carga del desarrollo futuro. No más privatizaciones, no más recortes a los servicios al pueblo. Establecer un impuesto permanente del 10% a la banca y las empresas multinacionales. Todo el ingreso público debe usarse para crear empleos reviviendo la agricultura, desarrollando la producción social y proveyéndole al pueblo los servicios que garanticen un buen nivel de vida.