El presidente Donald Trump y la gobernadora Jennifer González no solo están en el mismo partido, si no que ambos comparten las mismas políticas neoliberales. Tanto Trump como González buscan fortalecer los beneficios económicos que tiene la clase rica. Desde comienzos de enero, Donald Trump, ha inaugurado este nuevo término presidencial con varias medidas conservadoras y controversiales. Alrededor de 60 órdenes ejecutivas se han impuesto de sopetón. Muchas de estas órdenes son de cuestionable viabilidad constitucional.
Más allá del detalle de su legalidad, estas medidas han creado un caos para la clase trabajadora norteamericana y puertorriqueña. Las primeras órdenes ejecutivas, firmadas por Trump, buscan impunidad en casos legales que tiene el presidente. Extendió esta impunidad a la derecha eliminando la investigación del ataque al Congreso. Luego enfiló su cañón atacando a las mujeres y personas de la comunidad LGBTIQ+. Continuó, quitando fondos para la investigación de género y de otros sectores marginados. Para satisfacer el deseo racista de la derecha cristiana blanca, impuso una nueva persecución de migrantes latinoamericanos, asiáticos y africanos. Lo hizo movilizando a ICE y a otras instituciones como el FBI. De manera arrogante anunció la posibilidad de anexar a Canadá y Groenlandia. A la misma vez propuso invadir a México.
Por último, creó el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en inglés) el cual le da rienda suelta a Elon Musk para que imponga medidas neoliberales en las agencias del gobierno federal. Medidas como recorte de presupuesto y personal, y cierres de agencias, ya están teniendo efectos desastrosos en los Estados Unidos. Por ejemplo, los recientes accidentes aéreos se están vinculando a la falta de personal en los aeropuertos. En Puerto Rico, estas medidas tuvieron el efecto de crear una gran preocupación sobre los fondos que recibía el gobierno colonial. Muchos de estos fondos, como son el TANF, el PAN y el WIC, benefician a la gente pobre y trabajadora.
En Puerto Rico la gobernadora Jennifer González y la legislatura comenzaron proponiendo medidas que buscan reestructurar la rama ejecutiva. Esto con la idea de hacer más atractivo al país a inversionistas extranjeros que solo quieren saquear el país. Por el otro lado, creó el zar de la energía para continuar con el desmantelamiento y la privatización de los servicios eléctricos. Al igual que Trump, buscó darle impunidad a la casa ilegal que tienen sus suegros en la Parguera.
Otra de las medidas que intentó imponer a través de su lacayo, Luis Ferrao, fue el cierre de programas en todo el sistema UPR. Gracias a la lucha de todos los sectores universitarios se pudo detener este intento de desmantelamiento. Por último, hizo una orden ejecutiva para que las personas que asuman el rol de secretarios de agencia dejen a un lado su trabajo y hagan política para la estadidad.
Han sido muchas las medidas que han atacado a la gente pobre y trabajadora por todos lados. Tanto así que se dice en son de broma que enero duró un año. A pesar del cansancio, si algo tiene la clase trabajadora es su capacidad revolucionaria que se hace sentir en la protesta en la calle. Las elecciones nos demuestran que este país y su gente está deseosa de un cambio radical. Lo que viene va a seguir siendo igual de fuerte, pero es a través de la organización, de la solidaridad y en la lucha que encontraremos alivio a estos golpes. A la vez, construiremos un mundo mejor.