La implantación de la semana laboral de 4 días en el Reino Unido se ha considerado un éxito rotundo y
podría adquirir carácter permanente. Este logro representaría uno de los avances más importantes para el
movimiento obrero organizado desde la implantación de la jornada de 8 horas diarias.
A un año de haberse implantado la semana de 4 días laborables, un 89% de las empresas continuaban
operando bajo dicho esquema. El compromiso de los empleados era mantener el mismo salario,
reduciendo la jornada, pero sin reducir la productividad. Hasta las empresas notaron una mejoría
significativa en el buen estado de los empleados según indica el reporte.
Una de las características del capitalismo es que la productividad de la clase trabajadora aumenta mucho
más que los salarios. Ese incremento en productividad se ve reflejado en las ganancias de los patronos,
pero estos a su vez buscan exprimir aún más al empleado para maximizar sus ganancias. Sin embargo, la
historia ha demostrado que aumentar la calidad de vida de la gente que trabaja incide positivamente en su
capacidad productiva.
Uno de los reclamos históricos de la clase obrera internacional, y del socialismo ha sido la reducción de la
jornada laboral manteniendo el mismo salario.