Estrategia y táctica para la lucha contra la ley 7 y la ofensiva neoliberal

| Publicado el 16 febrero 2010

Retomando un debate inconcluso

Hugo J. Delgado-Martí
Movimiento Socialista de Trabajadores

El artículo titulado “En estado huelgario 365 días al año” (publicado originalmente en la páginawww.bandera.org) sale como reacción a un Comunicado de la Coordinadora Todo Puerto Rico por Puerto Rico (CTPRxPR), pero causó una serie de réplicas que por un lado permiten el intercambio de ideas entre distintos sectores del independentismo, sindicalismo y el socialismo local. Aunque por el otro la calidad de la discusión se ha mantenido baja; no por el estilo como algunas personas señalan sino por el contenido de lo que se debate. No quiero que se entienda que menospreciamos las aportaciones que han hecho los distintos exponentes y sectores, el problema es que las respuestas recibidas al último artículo no entran en las diferencias sino que las circunvalan.

En aras de elevar el nivel del debate trataré de desarrollar esta respuesta de la manera más organizada posible entrando en (1) aquellos elementos que estipulamos dando por válido todo lo dicho en los artículos de Rafael Bernabe y Jorge Farinacci Fernos, (2) aquellos elementos sostenidos en los artículos de nuestra organización que han sido ignorados o no atendidos por ambos compañeros (3) las inferencias a las que llego basándome en lo dicho, (4) estipular y aclarar las diferencias (5) mencionar algunos elementos sobre los planteamientos de estilo (6) contextualizar históricamente la huelga de la telefónica y la huelga magisterial, (7) el problema de la moral y por último, (8) reiterar cual es nuestra propuesta. La mayor parte de lo que planteo aquí ya se ha dicho en varios artículos que ha publicado nuestra organización durante los últimos meses (ver L.A. Torres, diciembre 2009; Delgado noviembre 2009, etc.) Les recuerdo que el objetivo del debate no es “ganar” o “perder”, o quién argumenta con mejor o peor estilo, sino contribuir al desarrollo de la conciencia de aquellos que leen y siguen el debate y en segundo lugar, si hay la voluntad, al desarrollo de una mejor estrategia y táctica de lucha. Les pido excusas de antemano por lo extenso del escrito, pues se dificultará su lectura con todas las tareas inminentes que requiere el momento pero no podíamos ignorar los asuntos que se han incorporado al debate.
Lo que estipulamos
Intentando hacer una lectura no prejuiciada, de los artículos y respuestas de Rafael Bernabe y Jorge Farinacci sobre el tema de la Huelga General, o más bien de la Estrategia y Táctica de la lucha contra la ley 7, se encontrarán varios elementos en común entre nosotros. No está demás decir que las organizaciones a las que pertenecemos se conciben como socialistas, y que compartimos el objetivo de desarrollar una sociedad donde se distribuyan las riquezas y desaparezca la división de clases de la sociedad. Desde esa perspectiva, la lucha y resistencia contra las medidas neoliberales cobra cardinal importancia, pues estas medidas del gobierno son la manifestación real de la opresión de la clase capitalista sobre la clase obrera. Ambos sectores vemos este periodo como uno importante, en donde esa resistencia puede convertirse en catalítico y potenciador de un desarrollo organizativo superior de la clase social oprimida.

En términos inmediatos, ambos sectores, coincidimos en la necesidad de crear un proceso de lucha ascendente. Por medio de la agitación, la propaganda y la protesta se pueden desarrollar las condiciones subjetivas que la clase obrera necesita para un enfrentamiento de mayor envergadura como pueden ser paros y huelgas. Sin lugar a dudas, hay que desarrollar el ambiente propicio para que un sector considerable del pueblo trabajador apoye las acciones concertadas que realicemos los sectores movilizados de la clase trabajadora. Una preocupación fundamental, tanto para nosotros en el MST como para el MAS, es la necesidad de preparación adecuada. Argumentan los compañeros que no descartan la huelga pero que hay que prepararla adecuadamente para que sea victoriosa (R. Bernabe, noviembre 2009). Desde esa perspectiva hace falta desarrollar plan(es) de educación, organización y movilización que podrían desembocar en una huelga. En ese sentido concordamos con la crítica hecha por el Profesor Bernabe hacia la Coordinadora Todo Puerto Rico por Puerto Rico (CTPRxPR) de anunciar la fecha de una huelga general que ni se ha preparado, y tampoco fue consultada o decidida con ningún trabajador(a).
“Nos preocupa sobremanera que dirigentes de la AFL-CIO y Change To Win, que nunca han retado la Ley 45, estén llamando a una supuesta huelga general sin discutirlo con sindicatos militantes que representamos a sectores sociales fundamentales, y sin establecer la debida coordinación entre todos los sectores que son necesarios para lograr una huelga indefinida exitosa.” (L.A. Torres, diciembre 2009)

Rafael Bernabe en su artículo inicial en noviembre, utilizando la experiencia de la Huelga de la Telefónica, hace un catálogo de algunas ideas de lo que se podría hacer para desarrollar el proceso de lucha ascendente:
“Ese estado huelgario incluyó, por ejemplo: caravanas en fines de semana por lugares céntricos o comunidades, caravanas en vehículos de trabajo durante horas de trabajo, caravanas por una ruta de pueblos del interior del país, piquetes a las doce y la hora de salida, piquetes [a] bancos o patronos privatizadores, paros de medio día o un día, acciones de desobediencia civil, colocación de pancartas gigantes en la mañana en los expresos, marchas, foros, actividades donde estaba el gobernador Rosselló, marchas dentro de Plaza Las Américas y centros comerciales, etc.”

No hay mayores diferencias, todo eso se tiene que hacer, y para los que no lo saben el listado de cosas que menciona Rafael Bernabe fueron precisamente algunas de las muchas cosas que se hicieron durante el proceso de años que duró la preparación de la Huelga Magisterial. En distintas etapas del proceso preparatorio para la huelga magisterial participaron en distinta magnitud tanto Rafael Bernabe como Jorge Farinacci. Al que no recuerdo en ninguna, y si alguien le consta que me corrija pues no tengo problemas en equivocarme, fue al Obispo Juan Vera. Pero, de nuevo, si hacemos abstracción de la realidad y nos concentramos en el Comunicado de Prensa no hay ningún problema concreto con el listado de cosas que se pueden hacer previo a una confrontación mayor con el Estado y la clase capitalista en aras de aumentar la participación, fomentar la formación, afianzar la confianza de la gente y desarrollar apoyo masivo:
“Bajo el estado huelgario, explicó Vera, se realizarán actividades y manifestaciones, como por ejemplo: caravanas, piquetes, paros, acciones de desobediencia civil, colocación de pancartas gigantes en los expresos, marchas, foros, protestas en actividades donde esté el gobernador u otros líderes gubernamentales, marchas dentro de centros comerciales, micromítines, paralización del tránsito, pasquinadas y grafitti, entre otras. Estas actividades y manifestaciones se darán de forma continua y en cualquier momento.” (Obispo Vera, ene 2010)

En resumen, tanto el Obispo Vera como Bernabe y Farinacci describen una serie de actividades que, a pesar de lo desorganizadas y mal coordinadas que han Estado, se vienen haciendo desde que se inició el gobierno de Luis Fortuño. Bernabe incluso señala que no descarta la huelga en un futuro. En ese sentido lo que hace falta no es solamente iniciar el estado huelgario como lo definen ellos, pues ya se inició, sino darle forma, estructurar estas actividades de modo que se encaminen hacia algo. Esas precisiones sobre cual es la mejor manera de estructurar el conjunto de actividades y tareas y el lugar hacia donde vamos es materia de aquello en lo que diferimos.
Lo que no se menciona
De los artículos de Rafael Bernabe, Jorge Farinacci, Alejandro Torres, Ricardo Santos, Luis Pedraza Leduc y otros (al lector que le interese se pueden encontrar en bandera.org, indymediapr.org, masenlucha.org y socialismointernacional.org) está ausente un análisis concreto de las fuerzas con las que cuenta el movimiento obrero, sus debilidades y fortalezas. Se argumenta en ocasiones que ese tipo de análisis hay que tenerlo en privado pues le da herramientas al enemigo para identificar nuestras carencias. Por mucho tiempo ese ha sido uno de los problemas fundamentales del movimiento obrero puertorriqueño. La falta de discusión y debate, de crítica abierta y honesta, fomenta que no se superen errores del pasado, que nos pasemos la mano unos a otros e ignoremos las dificultades y vicios que unos y otros conocemos. En aras de mantener relaciones personales con los lideratos y burocracias ignoramos y olvidamos los errores que cometen.

Disculpen la generalidad pues hay una excepción a la ausencia de crítica en el Movimiento Obrero. Sólo la Federación de Maestros, desde que entró el grupo CODEMI, se encuentra bajo el escrutinio público constante de todos los sectores de la izquierda y sindicatos. Quisiéramos ver el mismo empeño que se tiene sobre las elecciones de la FMPR en otros sindicatos, quisiéramos ver el mismo interés por la crítica a los estilos de otros lideratos, quisiéramos que se cuestionara la legitimidad de los auto-proclamados líderes sindicales. La izquierda no cuestiona públicamente la falta de elecciones en el MSS o en la UGT, no cuestiona el abandono de José Rodríguez a los trabajadores de Coca-Cola, Suiza Producción y Neva Plastics (C. Fortuño, 14 de febrero 2009), la falta de participación de trabajadores de la UTIER en actividades recientes, la derrota que representó para la UTIER la Ley de Incentivos Industriales, la incapacidad de PROSOL de defender sus trabajadores despedidos, la pobre presencia en las líneas de piquete del último paro de la HEEND. Estos y otros ejemplos son parte del análisis que tenemos que hacer los trabajadores, y en especial los trabajadores socialistas a la hora de medir las fuerzas con que contamos y sus variados niveles de militancia. La crítica y el escrutinio público no molesta para nada, siempre y cuando se basen en la realidad y no en difamaciones, tergiversaciones, y mentiras.

El movimiento obrero está dividido en varias agrupaciones que responden a diferencias ideológicas, históricas y políticas. A diferencia de lo que muchos dicen, para nosotros la diversidad es positiva pues permite el enfrentamiento de ideas y le sirve a los trabajadores para comparar los diferentes modelos y escoger las políticas correctas. Imagínense si todos cayéramos bajo una misma central que reprimiera las disidencias. Qué ocurriría si no existieran organizaciones independientes como la FMPR, la HEEND, la UTIER y otras que nunca han renunciado a la militancia. Se le hubiese hecho mucho más fácil al gobierno de Luis Fortuño imponer su estrategia si esa fuera la historia. Hasta Aníbal Acevedo Vilá y Silva Puras se les hubiesen adelantado a Luis Fortuño con el plan de los 100 días. Algunos dirán que es especulación, pero no cabe duda que esas tres uniones representan una vanguardia y un ejemplo de resistencia para muchos trabajadores en este país. El problema no es la división como se argumenta, sino el burocratismo que llega al nivel de constreñir la lucha y la defensa de los trabajadores. Para el MST los sindicatos se pueden convertir en herramientas de represión del Estado cuando sus lideratos burocratizan el aparato y abandonan el marco de la lucha en la calle.

Entrando en las agrupaciones que componen el Movimiento Obrero, dentro de la Coordinadora TPRxPR están la AFL-CIO, la SEIU y la CPT. De esos el grupo más grande es la SEIU que a su vez se divide entre la SPT y la UGT. El Sindicato Puertorriqueño de Trabajadores (SPT), que organiza los conserjes y empleados de oficina del Departamento de Educación, fue el sector más afectado por los despidos de la ley 7, y tanto su liderato como gran parte de su membresía fomentaron romper la huelga magisterial (haciendo un aparte nunca olvidaré el gesto de un conserje de la Miguel Such que no menciono su nombre para no comprometerlo que se mantuvo fuera de la escuela durante los 10 días de huelga). La mayoría de la matrícula de SPT, acostumbrada a no luchar, se fue con la ley 7, y no se les oyó por ningún lado. Su participación en el paro del 15 de octubre de 2009 fue escasa y conocemos de muchas escuelas en donde fueron a trabajar y hubo mejor asistencia de conserjes que nunca. Sabemos que no es un sindicato homogéneo, y que hay sectores al interior que son críticos y están dispuestos a dar la batalla. Tales compañeros(as) deben comenzar a dar la lucha por la democratización de su sindicato, y por convertir su sindicato en un instrumento de lucha. Si comienzan esa tarea hoy tardarán años en lo que logran sacar a la SPT del marasmo, la conciliación de clases y el abandono de los derechos adquiridos. Les deseamos éxito y esperamos que triunfen, sin embargo desde una perspectiva estratégica ni el liderato de SPT, ni su matrícula están preparándose para ninguna batalla. Al contrario, ya negociaron con el gobierno de Luis Fortuño la privatización de la limpieza en las escuelas, y la reducción de salarios y beneficios de trabajadores. En vez de dar la lucha se contentan con la alternativa menos mala, pero mala al fin.

Otro sindicato grande, Servidores Públicos Unidos (SPU), anunció en conferencia de prensa que ellos no harán huelga y que no patrocinan ninguna. Qué trabajador(a) a nivel individual se va a lanzar a la huelga si su sindicato ya dijo que no va a arriesgar la Certificación de Representación Exclusiva; certificación que en estos momentos no representa otra cosa que no sea las cuotas que reciben tales uniones. Expresiones similares hizo Fernando Juarbe de la United Auto Workers (UAW) que organiza las trabajadoras de Comedores Escolares, y empleados del Departamento de Hacienda. El Estado de derecho de los empleados públicos fue derogado por completo, se suspendieron los convenios colectivos y a estos sindicatos sólo les importa mantener la estructura burocrática. ¿Van a ausentarse los trabajadores en dichos sindicatos para cerrar Plaza las Américas, hacer cortes de ruta en el expreso, o realizar acciones de desobediencia civil?

Hacemos la pregunta de otra manera, quiénes pueden parar la producción. Sabemos que existe un historial de algunos lideratos obreros que a pesar de sus distintos niveles de burocratismo (que nos contamina a todos, pero a unos más que a otros) mantienen un nivel de militancia y preparación, ya sea subjetiva u objetiva, para comenzar un proceso de lucha ascendente encaminado a una huelga. El listado que hicimos en el artículo anterior busca demostrar que es posible hurgar más allá de la UTIER, la FMPR y la HEEND y encontrar varias organizaciones que podrían decidir lanzarse a la huelga, y si dichas huelgas son lo suficientemente contundentes como para parar la producción, el efecto se sentiría a nivel de toda la economía. Realizar paros de dos o tres días, o manifestaciones esporádicas, con todo el apoyo que puedan generar no doblegarán a la burguesía ni a sus representantes en el gobierno. Repetimos la pregunta ¿qué organizaciones sindicales están dispuestas a parar en algún momento? La preparación para la huelga la pueden coordinar entre aquellas uniones que verdaderamente estén dispuestas a irse a la huelga. La premura para este proceso es tal, como bien indican los compañeros del MAS, que no podemos esperar a que se rebelen las matrículas de las mayorías de los sindicatos. Aquellos lideratos que están dispuestos a dar la lucha que den un paso al frente, y trasciendan los raquíticos frentes mediáticos que ya demostraron su bancarrota.
Lo que inferimos
Está lo que no se dice, pero también lo que se infiere. Los énfasis y los ejemplos que escoge Farinacci en su artículo denotan el tipo de estado huelgario que aspira a realizar:
“Pero prefiero que Plaza las Américas la cierren obreros, estudiantes, retirados, profesionales solidarios, trabajadores desempleados, etc etc que unicamente los mismos empleados de Plaza.” (J Farinacci, ene 2010)

Lo que Farinacci propone es que trabajadores de distintos sectores realicen protestas en áreas estratégicas del comercio y el transporte. No descartamos el cierre de centros comerciales, los cortes de ruta, o manifestaciones de desobediencia civil, ahora ese no es el tipo de actividades apropiadas para la coyuntura. De hecho, es un poco fantasioso pensar que los empleados de Plaza las Américas cerrarán dicho centro comercial, si lo hicieran no hay duda que muchos le daremos apoyo, pero tales trabajadores ni están organizados sindicalmente ni, que sepamos, están preparándose para un conflicto huelgario. ¿Van los maestros a dedicarle esfuerzos a parar Plaza las Américas sin antes garantizar el cierre de las escuelas del país? ¿Vamos a llamar a que los trabajadores militantes dejen de asistir a sus trabajos para participar de actividades de desobediencia civil donde se exponen a ser arrEstados?
“Sólo indiqué en mi artículo que incluso esos sectores están lejos de estar listos para una huelga indefinida […] ello requerirá todo tipo de actividad previa. “ (Bernabe, ene 2010; énfasis suplido)

Ahí es que está precisamente el problema del estado huelgario, en vez de cada sector desarrollar una lucha en ascenso y acercarse a la huelga, se pretende sustituir el trabajo de hormiga con trabajo mediático, donde las actividades sean de carácter nacional, reciban exposición en la prensa y ganen titulares aunque en efecto participe una fracción pequeña de la clase obrera. No todo tipo de actividad aporta a la lucha en todo momento y los énfasis de uno y otro frente amplio han sido la lucha mediática. El ejemplo más notable de esta estrategia fue la protesta al Puente Teodoro Moscoso, donde el Frente Amplio de Solidaridad y Lucha movió una decena de personas a una actividad de desobediencia civil y apenas se movieron trabajadores de los sindicatos que componen el Fasyl, o trabajadores despedidos por la ley 7. La actividad en si es positiva, y todos tenemos derecho a hacer las actividades que entendamos pertinentes con la cantidad de gente que esté disponible. El problema es que eso se convierta en el modo de trabajo permanente, que se descuide el trabajo directo con la clase obrera en los centros de trabajo en aras de actividades puramente nacionales, pero débiles. Aún cuando la intención no sea descuidar el trabajo de base, ese sería el efecto.

Plaza las Américas puede ser sólo un ejemplo, pero el compañero usa más adelante el concepto de paro a las ganancias que se utilizó durante el cierre patronal de Aníbal Acevedo Vilá:
“Puerto Rico, si pretende llevarse a cabo una huelga general, necesita de mas protestas, de marchas, de discusión publica, de paros a las ganancias” (J Farinacci, ene 2010)

En aquella coyuntura los trabajadores, mayormente del Departamento de Educación, fueron lanzados a la calle durante dos semanas y en ausencia de centros de trabajo los maestros y varios líderes obreros asumieron la consigna de “Que la crisis la paguen los ricos”. Se realizaron protestas en Plaza las Américas, la Milla de Oro, al Banco Popular, los muelles y la industria turística. El planteamiento de paro a las ganancias podría estar colocándose en contraposición al de paro a la producción. En el MST entendemos que la producción de mercancías sigue siendo el talón de aquiles de la burguesía, pues es en la producción en donde se le añade valor por medio de la fuerza del trabajo aunque sea finalmente en la venta en donde se realice la plusvalía. Desde una perspectiva más pragmática, las mercancías de Plaza las Américas no son perecederas y un cierre de uno o dos días solo desplaza el consumo hacia otros centros comerciales o hacia otras fechas. En la producción de mercancías cada hora, cada segundo cuesta pues la fábrica necesita producir constantemente.

Siendo específicos al caso particular de Puerto Rico, del Ingreso Nacional Neto la manufactura en el 2007 representó un 44% del total nacional, mientras que el gobierno un 11%, el sector financiero un 17% y los servicios un 9% (Junta de Planes, IEG 2008). Estamos conscientes de las limitaciones de estos indicadores sin embargo pueden ser útiles en términos generales. La producción de mercancías sigue siendo la base principal de la economía en Puerto Rico. El problema con que nos encontramos los socialistas es que esos sectores estratégicos no están organizados sindicalmente aún. Como ha descrito anteriormente el compañero Luis Ángel Torres, la fracción de trabajadores organizados en la empresa privada es pequeña:
“La realidad es que de 1,300,000 trabajadores que laboran en las agencias y corporaciones públicas, la industria manufacturera, la banca, el comercio, la transportación, las empresas de seguros, la industria turística, los servicios privados y la construcción, entre otros, sólo unos 140,000 están organizados sindicalmente. La inmensa mayoría no está organizada ni ha Estado expuesta a luchas reivindicativas que les motive a lanzarse a la huelga y arriesgar la poca estabilidad de empleo que los cobija.” (L.A. Torres, diciembre 2009)
En los espacios en donde los trabajadores de la empresa privada están organizados, sus sindicatos mantienen estilos de trabajo anti-democráticos y burocráticos que no fomentan el desarrollo de conciencia de clase ni de lucha frontal con el patrono. Hace falta sindicatos como la Central General de Trabajadores que busca establecer nuevos espacios de organización sindical en la empresa privada. El Movimiento Solidario Sindical nació como un proyecto que pretendía ofrecer una verdadera alternativa militante a los trabajadores de la empresa privada pero por las prácticas y estilos de su actual presidente han echado por la borda toda esperanza. Pero habrá que esperar, en lo que estos proyectos, que surgen de la base de los trabajadores rompiendo con los lideratos chupa-cuotas, puedan convertirse en motores de lucha y resistencia de la clase obrera en el sector privado. Los trabajadores de las agencias y corporaciones públicas son el sector de mayor conciencia y desarrollo de la lucha clasista. Estos tienen la capacidad de afectar, no solo sus centros de trabajo por medio de las huelgas, sino que la paralización de labores tiene efectos directos e indirectos en toda la economía del país. En especial las labores que se realizan en la Autoridad de Energía Eléctrica, la Autoridad de Acueductos, la Autoridad de Carreteras son indispensables para la producción de mercancías en el país. Las escuelas públicas si cierran se convierten en un problema para la economía pues los padres tienen que resolver el problema del cuido de sus hijos, pero fundamentalmente es un problema político por la cantidad de personas afectadas y el alcance nacional. En general los sectores más militantes de los trabajadores organizados en el gobierno tienen en sus manos la capacidad de atacar las ganancias de los ricos por medio de la paralización de la producción de energía eléctrica y el agua del país. Lo que planteamos no descarta que podemos organizar actividades que representen golpes tácticos a la industria de servicios y a la banca pero no podemos sustituir a los trabajadores de la industria de servicios en su lucha contra su patrono.
Las diferencias
La diferencias tal vez no sean tan grandes en la vista de un militante común, especialmente ahora que salen otros escritos en donde miembros del MAS refinan sus planteamientos, pero son importantes. Para nosotros se trata de economía de recursos humanos, los sectores dispuestos a meter mano en un proceso de lucha en ascenso son limitados. A pesar que las masas son más receptivas a los planteamientos en esta coyuntura, la preparación de una huelga requiere militantes en la calle haciendo trabajo. Si nos proponemos objetivos inalcanzables como una “huelga general” y agotamos los recursos en demasiados frentes de lucha no crearemos las condiciones ni para una huelga pequeña ni para una grande. El viejo adagio popular de que “el que mucho abarca, poco aprieta” sigue vigente. La gente, por más voluntad que tenga cada individuo, tiene un número limitado de horas para reunirse, de tiempo para repartir propaganda, de tiempo para reflexionar sobre la coyuntura, de dinero para aportar, etc. Nosotros reconocemos nuestras limitaciones y las de los sindicatos militantes; hacemos entonces una propuesta intermedia entre la huelga general y el show mediático de TPRxPR. La propuesta nuestra es realizable siempre y cuando haya voluntad de los lideratos de los sindicatos militantes de, al menos, discutir los votos de huelga en dichas uniones:
“Dependerá de la consolidación de nuestras bases, del crecimiento paulatino de nuestra lucha y de la acumulación de fuerzas, lo que nos lleve a determinar si convocamos a una Huelga General Indefinida con el objetivo de interrumpir y/o paralizar toda gestión de trabajo, ya sea pública o privada en todo el país.” (C. Rosado Ramos, enero 2010)
El “estado huelgario”, en contraste, coloca la huelga (no ya la general sino cualquier huelga) en el horizonte. Pero no por que siempre está ahí, sino por que por más que te acerques nunca llegarás. Las expresiones de César Rosado en ese sentido son ambiguas, pues carecen de precisión en torno a quiénes interrumpen o paralizarán toda gestión de trabajo. Según las palabras de varios líderes sindicales, la huelga se hará si “el pueblo” la convoca. Esas falta de precisión como hemos planteado anteriormente, le quita la responsabilidad a los líderes obreros de movilizar sus matrículas y se escudan detrás de un concepto ambiguo como “el pueblo” para justificar su indisposición a organizar una huelga y enfrentar las consecuencias que ello conlleva.

“La segunda posición que me preocupaba es la que concibe la huelga general, no como una batalla en un proceso más prolongado, sino como un evento definitivo que aseguraría la victoria total.” (R. Bernabe, enero 2010)

La huelga, sea general, parcial o sectorial, es un evento definitivo y tiene que convocarse en algún momento. Si de verdad se cree que las huelgas son mecanismos de lucha útiles para la clase trabajadora no podemos idealizar la huelga y dejarla para un futuro incierto. Por otro lado, no se trata de ilusionismo u optimismo exagerado de nuestra parte, no tenemos garantía que ganaremos la huelga en su totalidad pero partimos de que la batalla en si es importante para detener la ofensiva patronal aunque no deroguemos de plano la ley 7, ni revirtamos los despidos. Si el sector más militante de la clase obrera no se organiza para dar la batalla, aunque tenga sus limitaciones, la burguesía arreciará su ofensiva ahora o más adelante. El mejor ejemplo de esto son los 8 años de gobierno popular donde el Movimiento Obrero cayó en la conciliación de clases que hoy le garantizó éxito a la estrategia de Luis Fortuño.
“a la huelga general sólo se podría llegar como resultado de una serie de crecientes y militantes movilizaciones de diversos sectores y de diverso tipo” (R. Bernabe, enero 2010)

La huelga general no es realizable bajo las condiciones en que nos encontramos hoy, pero si no comenzamos acciones concertadas que desarrollen la capacidad de lucha de los sindicatos más militantes no desarrollaremos la huelga general jamás. El movimiento obrero necesita urgentemente rejuvenecerse por medio de la lucha en la calle no sustituyendo unas burocracias por otras. No descartamos que otras uniones se unan en el proceso, y buscaremos todas las medidas de contacto y diálogo con esos sectores pero estas han sido consistentes en su negativa a lanzarse a la huelga:
“Es innegable que todas las mal llamadas centrales (AFL-CIO, SEIU, CPT y la Coordinadora) tienen en su seno una mayoría de organizaciones que no están dispuestas a lanzarse a la huelga. Incluso algunos alegan que “la huelga está pasada de moda” y otros, predican que “la mejor huelga es la que no se hace.” (L.A. Torres, diciembre 2009)

Como señala el compañero Luis Ángel Torres en su escrito sobre la coyuntura, también dentro de la Coordinadora sindical existen sectores que no se plantean la huelga como posibilidad real excepto en un futuro muy lejano. Este rechazo a la huelga responde a tendencias burocráticas dentro de las uniones que componen la Coordinadora Sindical. Para estas uniones es más importante mantener “la estructura” que la lucha por la defensa de los trabajadores. El estilo burocrático se refleja también en la importancia que se le da a los individuos y las personalidades, en especial si son abogados, por encima de los trabajadores de los centros de trabajo. A modo de ejemplo, en la Coordinadora Sindical hay un representante del ILES que realmente es la justificación de la presencia de Carlos Quirós en igualdad de condiciones con organizaciones que realmente existen. Es una falta de respeto a la UTIER, a la HEEND y al MSS ese tipo de práctica. Ahí es donde debe radicar la humildad que tanto se critica, que se integre el compañero a la base de algún sindicato que trabaje desde abajo y se gane el apoyo de los trabajadores. Que voten por él en algún sindicato para dirigir un proceso de lucha. O incluso el caso de Pedraza Leduc que es un funcionario a sueldo de la UTIER quién no fue electo por ninguna matrícula, y es quién representa no sólo a la Coordinadora sino al Fasyl. Ambos compañeros son valiosos a nivel individual, pero ese tipo de práctica burocrática crea desconfianza en los trabajadores, y no se diferencian de las prácticas burocráticas de la AFL-CIO salvo en su militancia y discurso. En el Fasyl se repitió la misma historia. Insisto, no es que descartemos a ningún individuo, todos somos igual de importantes y unos no pueden ser más importantes que otros. Las portavocías deben escogerse de acuerdo a la representatividad. No se trata de cuantos militantes tiene cada organización, sino que los portavoces deben representar organizaciones y no a si mismos. En ese sentido hago la autocrítica de mi participación en el Fasyl, nunca se aclaró a qué sector representaba pero de la misma manera el concepto de “sector” se utilizó más para justificar la presencia de distintas personalidades.

La forma en que se escogieron los portavoces, y cómo se creó el Fasyl es indicativo del estilo de organización de cúpula que hemos criticado consistentemente. Las organizaciones de masas no se crean por decreto. El Fasyl es una estructura que aunque es frente no es amplio. El Fasyl está compuesto mayormente por socialistas y sus Comités Regionales son inexistentes, o son frentes locales que existen independiente del Fasyl, o están limitados a unos cuantos militantes socialistas e independentistas. En los Comités Regionales hay pocos trabajadores de pocos sindicatos, uno de los que más militantes está aportando es la FMPR, mientras que los trabajadores de la UTIER son escasos. Las actividades que ha convocado el Fasyl han ido en descenso tanto en cantidad de gente como en regularidad. En ese sentido la crítica que han hecho portavoces del MAS en torno a los “militantes puros” deben aplicársela a su modelo de Frente Ámplio. Lo que nosotros planteamos es todo lo contrario, que partamos de la realidad. Inicialmente sólo se moverán los sectores más militantes, y que el trabajo de estos motive el resto de la clase obrera.

En el caso de Todo Puerto Rico por Puerto Rico la situación es similar. La falta de humildad a la hora de reconocer las limitaciones de estas estructuras le faltan el respeto a la inteligencia de la gente que pretenden organizar. A veces parece que el Fasyl le interesa más robarle el tiro o contrarrestar las expresiones de TPRxPR, y en ocasiones sabemos que es así. A modo de ejemplo nunca se ha explicado la razón por la que fue imposible realizar la actividad conjunta el 15 de octubre en Plaza las Américas.

Este tipo de estructura se deben construir al revés. En vez de hacer llamados amplios a las masas que nunca llegan, se debe comenzar garantizando la presencia de miembros de todas las uniones que lo componen. Estos Comités Regionales deben tener suficiente autonomía como para desarrollar sus actividades regionales sin depender de lo que se decida en las cúpulas de los sindicatos, y al mismo tiempo tengan un programa mínimo nacional con unos objetivos demarcados de antemano. Este tipo de estructura requiere honestidad, voluntad y disposición a darle libertad a las matrículas que discutan y dialoguen. Cada comité regional buscará ampliar su base, pero priorizando en los centros de trabajo de las uniones que lo componen. No se debe discriminar la presencia de organizaciones políticas tampoco, pero debe quedar claro que el que entre a esas estructuras es para trabajar y luchar.
El problema del estilo
Dentro de las respuestas de los compañeros del MAS el problema del estilo aparece como un asunto fundamental, que según los autores dificulta el debate. Nosotros no negamos que compañeros de nuestra organización utilicemos un estilo que, en ocasiones, puede rayar en la informalidad (uso de bromas, chistes, refranes). Para nosotros el estilo debe ser un aspecto secundario en el debate, y no se puede convertir en excusa para evadir la discusión. El estilo lo escogen los individuos para buscar la mejor manera de llevar su punto de vista de acuerdo al público que pretenden impactar y de acuerdo a los gustos del autor. No todos los artículos tendrán la seriedad y la frialdad de un escrito académico, pues no se escriben para la izquierda sino que se escriben con el objetivo de llegarle a amplios sectores. A pesar de ello, hay elementos del estilo que son problemáticos en los escritos de tanto Rafael Bernabe como Jorge Farinacci que demuestran que no todo es color de rosas en su mensaje.

Jorge Farinacci Fernós comienza su escrito insinuando la ausencia de este servidor en el debate, dando a entender que no uso mi nombre a la hora de hacer planteamientos políticos:
“Me parece muy positivo que el cro. Hugo Delgado haya puesto en palabras su posición sobre la coyuntura actual por la que atraviesa el pueblo trabajador. Mas aun, que le haya puesto su nombre a sus palabras. Demasiadas veces se recurre al insulto desde la cobardía del anonimato cuando se trata de un debate abierto entre camaradas.” (J Farinacci, ene 2010)

Las insinuaciones que hace el compañero además de ser falsas, demuestran un menosprecio a todo lo que tanto yo, como muchos otros en el MST hemos escrito y circulado por la Internet. La realidad choca con este planteamiento pues si una organización asume el debate público sobre la situación del movimiento obrero ha sido la nuestra. La insinuación es tan falaz, que en el pasado su organización planteó preocupación de lo rápido que salían nuestras respuestas sin que antes mediara discusión entre ambas organizaciones.

De fondo, en este planteamiento de Farinacci está implícita la crítica a los mal llamados anónimos, que en realidad son seudónimos (el anónimo no firma o no se sabe quién lo escribió, e.g. El Lazarillo de Tormes, El Mio Cid son anónimos. Lenin, Trostky, Radiólogo son seudónimos). Los compañeros del MAS y del Frente Socialista plantean que lo que ellos llaman anónimos hacen daño, y no se deben contestar ni se le debe dar credibilidad. De mi parte entiendo que el uso de seudónimos es una forma legítima de hacer política, en nuestro periódico Bandera Roja hemos utilizado seudónimos cuando por distintas razones un autor no debe divulgar quién es para no ser víctima de la represión del Estado u otras razones. Siempre preferimos que el autor, en especial si es un portavoz, firme los artículos pues hay que ponerle cara al artículo, o sea que alguien asuma la responsabilidad. Esta es una manera de desarrollar la conciencia de la gente de que se puede opinar aún bajo la dictadura del capital. De la misma manera reconocemos el derecho de organizaciones clandestinas de no firmar sus comunicados con nombres de personas, o usando seudónimos (Comandante Guasábara, Alfonso Beal etc.)

Las expresiones de los artículos, firmados o no, son problemáticos cuando difaman, mienten, tergiversan, insultan, y amenazan. Esas son las conductas que debemos combatir los socialistas por que la sociedad a la que aspiramos es una donde debe reinar la honestidad, la solidaridad, y el debate de ideas por encima del personalismo. Se ha acusado al grupo CODEMI y al MST en igualdad de condiciones que al grupo Educamos de un estilo de debate incorrecto durante la campaña electoral de la FMPR. En una ocasión lancé el reto que alguien consiga alguna expresión difamatoria de parte de CODEMI contra miembros del grupo Educamos, sigo esperando respuesta. Sin embargo, podemos encontrar decenas de ejemplos, no solo de difamación contra el liderato de CODEMI sino de amenazas. Se dijeron un sin número de barbaridades por causa de mi trabajo voluntario sindical, que lo que se pretendía era dificultar mi trabajo con acusaciones de corrupción por el uso de las facilidades y herramientas del sindicato. De otros compañeros se hicieron acusaciones de inmoralidad sin demostrar absolutamente nada. ¿Donde están las difamaciones que alegadamente hizo CODEMI?

A algunos les sorprenderán mis expresiones, y mencionarán a “Juan Urrutia”. Tengo que aclarar que CODEMI nunca se ha solidarizado con las expresiones de dicho individuo, tampoco el MST. No coincido con la pertinencia ni el estilo de todo lo dicho por “Juan Urrutia”. Pero lanzo la pregunta: ¿ha dicho algo que no sea cierto? Si es así que se debata. ¿Se indignó la izquierda cuando la compañera Milagros Rivera difamó al liderato de la FMPR alegando que los empleados fueron despedidos injustificadamente? No, y de hecho el portal Indymedia mantuvo sus boletines por meses. ¿Por qué la FPT dejó de representar a los trabajadores despedidos y los abandonó de sus reclamos?¿Estamos todos igual de indignados por los meses que estuvo el liderato de la FMPR sin cobrar sus liquidaciones? De hecho son padres y madres de familia que fueron los últimos en cobrar después que se liquidaron las deudas con todos los empleados, y a algunos (mayormente de CODEMI) se les debe dinero todavía. ¿Se consideró el efecto de los despidos y las renuncias en los que no éramos miembros de la FPT?¿Fue igual de injusto el despido de los que son miembros del MST?¿Las actitudes patronales de Eva Ayala hacia los empleados de la FMPR se olvidaron ya? Si el despido de socialistas es un asunto de principios: ¿Se criticará de igual forma el despido de Scott Barbés y José Adrián López del MSS por diferencias políticas con el presidente José Rodríguez? Perdonen el abuso de las preguntas, pero me parece que éstas y otras deben hacerse al interior de las organizaciones que apoyaron las expresiones en torno al liderato de la FMPR. Si somos consistentes en nuestros principios veremos que no es un asunto fácil de despachar.

El artículo de Farinacci demuestra también que el compañero no leyó con detenimiento nuestros planteamientos:
“Le recuerdo al cro. Hugo de algo que el ya sabe: los sindicatos ni son partidos ni menos son ejércitos.” (J Farinacci, ene 2010)
Le respondo yo, ¿cuando di a entender que eso se me olvidó? En todo momento hemos dicho que las decisiones de los trabajadores tienen que ser conscientes, y democráticas. En los partidos, especialmente los leninistas se tienden a dar directrices y en los ejércitos órdenes. Para nosotros, y es la concepción de partido que tenemos, la disciplina debe ser consciente. El miembro de la organización escoge cómo actuar. A muchos, incluso, le sorprende la flexibilidad que tenemos en nuestra organización en torno al trabajo externo. Nunca he pertenecido a un “ejército” ni me he caracterizado por dar o recibir órdenes y directrices. Por otro lado, si bien los sindicatos no son partidos, al ser estructuras de lucha de los trabajadores pueden y deben levantar luchas políticas siempre que estas luchas se asuman de manera consciente y partan de debates y discusiones que eleven la conciencia de los trabajadores.

Estas aseveraciones, y muchas otras que nos han llegado por “prueba de referencia”, son muestra de un estilo que no contribuye al debate. Rafael Bernabe, por ejemplo, argumenta que en contraposición a la propuesta de TPRxPR está la propuesta de “dejar de realizar” o de “no apoyar” actividades cuando la práctica ha sido que todos los sectores han apoyado, incluso, las actividades convocadas a destiempo y sin consultar como lo fue el paro del 15 de octubre:
“Pero tampoco tenía sentido dejar de realizar o de apoyar estas actividades porque no eran la verdadera huelga general” (Rafael Bernabe, enero 2010)

Se trata de argumentaciones sectarias en donde se debaten pre-concepciones que se tienen sobre nuestra organización en vez de los planteamientos en sí. En este artículo he tratado de ser un poco más esquemático y sosegado en el lenguaje para evitar que nuevas acusaciones se conviertan en excusa para coartar el debate. Más allá del relajo y los chistes de facebook, se podría decir que el título del artículo anterior fue un tanto pretencioso. Pero se exagera cuando se nos acusa de arrogantes, de hacer amenazas o de insultar a compañeros del MAS. Si le dedicamos el tiempo de leer sus escritos y de contestárselos no es por el placer de tener una discusión, es por que sabemos que se pueden modificar los planteamientos e ideas.
Huelga magisterial versus huelga de la telefónica
Uno de los puntos principales en el análisis de Rafael Bernabe es la idea que tanto la huelga de la telefónica como la huelga de la Federación fueron derrotas:
“ambas huelgas […] fueron, en balance, derrotadas” (R. Bernabe, noviembre 2009 énfasis suplido)

Tal apreciación entendemos que es errada y denota la visión que llamamos economicista de la lucha sindical. El compañero más adelante en su escrito niega tal categorización, y argumenta a favor de muchos de los planteamientos que hemos hecho sobre las huelgas. Pero si bien en el abstracto podemos estar de acuerdo con los aspectos positivos de un proceso huelgario hay que ver si en la práctica estamos hablando de lo mismo.

El análisis que se haga de la huelga de la telefónica y la huelga magisterial no pueden ser análisis de eventos aislados. La huelga de la telefónica y la huelga magisterial hay que verlas en su proceso y contexto histórico. Hay que recordar varios elementos importante de la huelga de la telefónica, esta huelga se dio en el verano de 1998 cuando la ley 45 aun no existía. En cierto sentido podemos decir que la Ley 45 es una consecuencia histórica de la Huelga de la Telefónica. Durante dicha huelga, la solidaridad de amplios sectores del movimiento obrero organizado en agencias de gobierno fue importante. El gobierno de Rosselló vio en las llamadas hermandades o uniones bonafide una fuerza que necesitaban domesticar. En ese sentido, la Ley 45 cumplió su cometido. Luego de las batallas contra la privatización de la telefónica los sindicatos de agencias públicas no volvieron a ver paros y huelgas hasta que la FMPR comenzó a retar dicha ley. La ley 45, con todas las ventajas que puede tener la negociación colectiva, representó una derrota estratégica para la clase obrera puertorriqueña aunque a nivel táctico puede haber mejorado las condiciones de trabajo de algunos empleados públicos. Ya no sería la fuerza en la calle la que determinaría los logros y las victorias, sino que sería el cabildeo, la negociación, las burocracias y los diálogos los que establecerían hasta donde llegarían las concesiones del patrono. Diálogo y negociación sin fuerza en la calle, deja convenios débiles como los que firmó el pasado gobierno y hoy quedaron hecho

Conscientes de lo letal que era la Ley 45, una asamblea de delegados de la FMPR discute y aprueba una resolución en el año 1999 que llamaba al sindicato a entrar en el proceso de Representación Exclusiva, pero con el objetivo de retarla Se planteaba la necesidad de preparar al sindicato para comenzar actividades de militancia que retaran las medidas represivas de la ley, que debíamos aprovechar la obligación del patrono de sentarse a negociar sin comprometer la unión a renunciar a su derecho a la huelga. Pero de lo dicho a lo hecho hubo un largo trecho. El crecimiento de la FMPR de un sindicato de 15 mil miembros a 30 mil en cuestión de meses trastocó la forma y manera de hacer trabajo sindical. Ofuscado por el crecimiento, el liderato se lanzó a reclutar delegados, a entrenar personal para trabajar quejas y agravios, a desarrollar toda la estructura burocrática de una unión de 40 mil miembros. Ese crecimiento trajo como consecuencia la entrada de decenas de miles de maestros con actitudes conservadoras y hasta patronales. En muchas escuelas los delegados eran la oreja del director, en otras eran miembros de la asociación que buscaban desprestigiar la FMPR y en muchas simple y llanamente se escogió la gente por pura amistad sin tomar en cuenta las capacidades sindicales. El crecimiento numérico no vino acompañado de un crecimiento cualitativo del liderato intermedio.

Cuando CODEMI asume el liderato de la FMPR se encuentra con un sindicato debilitado, con una matrícula con un bajo nivel de conciencia, con una estructura conservadora y sin memoria histórica de la trayectoria de lucha de la FMPR. Entre los objetivos que se fijó el nuevo liderato estaba colocar la organización en posición de finalmente cumplir con lo aprobado por los cuerpos antes de entrar a la ley 45: preparar la unión para un enfrentamiento con el Estado. La desafiliación de la AFT cumplió el objetivo de obtener la independencia política y económica que el sindicato necesitaba para dar la lucha. El comienzo de la negociación colectiva abrió las posibilidades de demostrarle a la matrícula la relación clasista que existe en el país y la negativa del patrono no solo de conceder aumentos de salario, sino de mejorar las condiciones de empleo y estudio en las escuelas. El enfrentamiento clasista fue tan fuerte que la FMPR acaparó los titulares de prensa durante cerca de dos años antes de la huelga. La FMPR se convirtió en el enemigo numero uno del Estado y reaparecieron casos, demandas y querellas, que habían Estado dormidas, contra la institución como parte de la estrategia de la burguesía de derrotar a todo aquel que resistiera. Mientras esto ocurría, el resto del movimiento obrero en Puerto Rico demostraba su bancarrota firmando convenios y acuerdos en donde cedían derechos adquiridos a cambio de míseros aumentos de salario y de garantizar el cobro de cuotas.

Hace falta realizar discusiones que vayan más a fondo en el análisis sobre ambas huelgas, sus aciertos y debilidades. De los puntos que trae Rafael Bernabe es cierto que el reclamo principal no se logró en ninguna de las dos, pero ni la Huelga de la Telefónica ni la Magisterial fueron derrotas. Calificar un proceso de derrota o de victoria en términos absolutos envuelve tomar en cuenta diversos factores más allá de los reclamos de la huelga. Envuelve, también, estudiar la relación de fuerzas antes y después del proceso, qué reclamos principales y secundarios se cumplieron, cuál fue el peso de la huelga en el ámbito nacional etc. Una huelga derrotada en términos absolutos es aquella en donde no sólo no se logran los principales reclamos, sino que el patrono logra debilitar los trabajadores a tal nivel que destruye las posibilidades de futuros procesos de lucha. Una huelga victoriosa, en términos absolutos, no sólo logra los reclamos principales sino también desarrolla la capacidad de lucha del sindicato, afianza la credibilidad, y desarrolla la confianza en la matrícula para dar nuevas batallas. Se podrían dar ejemplos de huelgas victoriosas en términos de los reclamos inmediatos pero que representaron derrotas en el ánimo de la militancia para seguir la lucha (como la huelga de un día de la FMPR de 1993). En el lado contrario se encuentra la huelga de la Puerto Rico Cement como el ejemplo de una huelga derrotada, no solo perdieron los reclamos sino que el patrono se encargó de despedir a los huelguistas y eliminar físicamente a parte del liderato. La huelga magisterial, está muy lejos de ser ejemplo de una huelga derrotada. La realidad es que sectores dentro del MAS vinculados a la oposición de CODEMI en la FMPR se dedican a menospreciar la huelga magisterial y sus logros con el objetivo de hacerse campaña. Independientemente de lo que piense el grupo Educamos, la huelga magisterial es la huelga de más logros en los últimos 20 años en Puerto Rico y demostró una voluntad de lucha en el magisterio que había quedado rezagada desde la entrada a la ley 45:
“nos dimos a respetar en una huelga de diez intensos días y […], logramos importantes aumentos de salario y mejor aun, detuvimos la implantación de las escuelas chárter. La ganancia neta en términos de desarrollo de la consciencia de clase de amplios sectores del magisterio fue sin duda incalculable. Tan es así que en menos de un año, reclutamos a más de 11,000 miembros pagando cuota voluntariamente y derrotamos a la alianza patronal – SEIU – ASOMA, entre otros importantes logros. Sin olvidar que optamos por luchar hasta las últimas consecuencias y nos fuimos a la huelga, en el contexto de la ofensiva patronal más destructiva y brutal que sindicato alguno haya tenido que enfrentar. “ (L.A. Torres, diciembre 2009)

En algo coincidimos sobre la huelga magisterial, y es que no logramos “parar la producción” pues enfrentamos unos problemas internos y externos en el sindicato que hicieron difícil cumplir los objetivos que nos habíamos impuesto:
“Si hubiésemos tenido la capacidad para mantenernos en huelga indefinidamente, de seguro hubiésemos obtenido todas las demandas que exigíamos. “ (L.A. Torres, diciembre 2009)

Los compañeros que analizan la huelga de manera aislada olvidan la campaña que realizó el patrono desde antes de iniciada la huelga, el apoyo que recibió el gobierno de Aníbal de parte de la prensa, la actitud que asumieron los sectores de oposición interna en donde los líderes de dos de los grupos de oposición rompieron huelga y llamaron a romper huelga al quinto día. Entre los errores que cometimos en la huelga magisterial está el no haber realizado actividades masivas en los primeros tres días de forma que lo que parecían pequeños grupos de maestros en 1,500 escuelas de todo el país se vieran unidos, de forma que se pudiera disipar la duda que muchos tienen aún al día de hoy en torno a la participación del magisterio:
“La huelga de la Telefónica fue masiva; la huelga magisterial, desafortunadamente, se caracterizó por su falta de presencia en las lineas de piquetes.” (J. Farinacci, ene 2010)
Una vez más, el compañero analiza la presencia en las líneas de piquete como si fuera un evento absoluto y homogéneo. Nos preguntamos cuántas escuelas visitó y cuántos días estuvo él asistiendo desde la madrugada a las líneas de piquete. Yo estuve en unas cuantas del área metropolitana, y recuerdo maestros en huelga en todas, obviamente en unas más que en otras. La realidad es que en los primeros días de la huelga el apoyo fue masivo, el desgaste comenzó después del quinto día unido a la campaña mediática y de los líderes internos y externos que no querían la huelga, la represión y los arrestos que fueron teniendo su efecto. Algunos sectores nunca creyeron en la huelga. Estos en vez de hablar de frente a la matrícula, por su oportunismo, prefirieron apoyar la huelga de boca, y después trabajar para que fracasara. Miembros del grupo Educamos boicotearon la entrega de la propaganda nacional, se dedicaron a hacerse campaña y a difamar al liderato en vez de construir la huelga. Mientras en el Departamento del Trabajo estaba el liderato de la FMPR negociando en la trampa del patrono durante los días previos a la huelga, Eva Ayala (candidata a Presidenta) de Educamos se dedicó a cuestionar el criterio del liderato argumentando que “se están echando el voto de huelga al bolsillo”. A nadie le sorprende que ahora sean de los que argumentan que “Feliciano llamó la huelga a destiempo” pues su estilo siempre ha sido uno oportunista y deshonesto. Olvidan también, que la decisión de irse a la huelga en el momento en que se dio la tomó el Comité Ejecutivo en consulta telefónica con los presidentes de las Uniones Locales, o sea se consultó cerca de un centenar de personas para llamar la huelga ese día. ¿A quién le correspondía decidir el momento de la huelga si no era a los líderes electos por los maestros en todos sus niveles?

Esto nos trae de vuelta al análisis sobre los errores de la huelga. El Profesor Rafael Bernabe plantea que nadie entendió por qué la FMPR decidió salirse de la mesa de negociación. Pareciera que para él tal “error” fue un factor decisivo en el resultado de la huelga. Aquí notamos una contradicción que va precisamente al centro de nuestras diferencias. Argumenta el Profesor Bernabe por un lado que lo que hace falta es mayor preparación y se deja implícito el que la huelga de la FMPR no se preparó lo suficiente. Por el otro lado el argumento de la negociación y del momento de levantarse de la mesa es uno mediático, es independiente de las condiciones en los centros de trabajo. Para el Señor Bernabe no se trata de que hubo mayor o menor confusión en torno a la fecha de lanzar la huelga, se trata de que había que convencer a “la gente” de que la huelga era inevitable.

El compañero Rafael Bernabe no menciona que la negociación llevaba más de dos años estancada y que la matrícula estaba al tanto de ello. Los maestros sabían que el problema era uno de voluntad del patrono, y no uno de falta de tiempo para negociar. El error que cometió el liderato de la FMPR no fue salirse de esa última mesa de negociaciones, el error fue entrar en esa trampa. Los maestros tenemos unas condiciones especiales de trabajo en donde unas fechas son más convenientes que otras. La huelga tenía que ser cercana a un día de cobro, no podía ser muy tarde en el semestre, ni estábamos en condiciones de hacerla durante las pruebas puertorriqueñas. Además, se asomaban las primarias presidenciales que se celebrarían en las escuelas. Todas estas limitaciones que se discutieron ampliamente en cientos de charlas, discusiones, visitas, asambleas de área y distrito, escuelas sindicales, y diálogos individuales no dejaban otra opción que el mes de febrero para lanzarnos a la huelga. Los maestros estaban conscientes de ello y al liderato entrar en la mesa de negociación se le crearon falsas esperanzas a la gente de que el conflicto se resolvería. Ahí es que radica el error, salirse de la trampa era solo cuestión de tiempo.

Por cierto, no hay que olvidar que ya la FMPR estaba decertificada cuando se lanzó a la huelga, y habiendo recibido el golpe más duro que le podía dar el patrono no nos quedaba otra que responder de igual forma o si no el patrono nos hubiese aplastado y destruido, aunque hiciera todas las ofertas del mundo en la mesa de negociaciones. Solamente una demostración de fuerza sellaría los acuerdos que se lograsen. La huelga había que hacerla para garantizar la supervivencia de la unión, deteniendo al patrono y demostrando que nuevos ataques podrían representar un nuevo enfrentamiento. A veces la mejor defensa es una buena ofensiva. La burguesía y sus representantes en el gobierno se llevaron el mensaje, si no ¿por qué el magisterio quedó exento de los despidos? Por el otro lado, la trampa de la negociación a última hora posiblemente impidió amarres finales y la preparación de algunos centros de trabajo pues en vez de estar en las escuelas dialogando con nuestros compañeros los piquetes que realizábamos dos o tres en el Departamento del Trabajo agotaron nuestras fuerzas durante esos últimos días antes de la huelga.

El liderato de CODEMI escogió desarrollar un proceso de lucha ascendente desde que se inició su primer término, y fue cumpliendo con sus cometidos. El objetivo de CODEMI y del MST dentro de la FMPR es convertir al sindicato en un instrumento de lucha del magisterio que sirva para el desarrollo de la conciencia de clase de los trabajadores en Puerto Rico. Pero la verdadera lucha clasista enfrenta a los trabajadores con la burguesía y sus aliados. Dicho objetivo tiene un problema, y es que antagoniza con los sectores más rezagados de la clase obrera que a pesar de pertenecer a dicha clase se identifican ideológicamente con los ricos en el país. La lucha clasista tiene el efecto de que aquellos trabajadores no tan arraigados a la ideología burguesa se cuestionen sus fundamentos y concepciones políticas. De estos sectores es que se nutre la militancia del magisterio. Por el otro lado, se da la circunstancia que aquellos sectores que, por la hegemonía ideológica de la burguesía, encuentran las acciones y el discurso clasista chocante. Estos últimos son la mayoría. Si los sindicatos clasistas no nos abrimos paso con la ideología de la clase trabajadora a través de la educación sindical pero también por medio de la lucha en la calle, jamás romperemos la hegemonía burguesa. Dicho en otras palabras, la lucha clasista no sólo confronta al patrono sino también confronta al trabajador, lo hace cuestionarse y escoger bandos. No se trata, como dice Rafael Bernabe en sus discursos de “trabajadores puros” versus “impuros”; o en palabras de Farinacci:
“Puerto Rico, si pretende llevarse a cabo una huelga general, necesita de […] TODOS NOSOTROS, no solamente los puros.” (J Farinacci, ene 2010 énfasis nuestro)

Se trata de que el crecimiento numérico debe venir acompañado de un crecimiento cualitativo de la membresía, tanto ampliar el apoyo como aumentar la militancia. Un crecimiento acelerado sin un desarrollo acelerado de conciencia lo que trae es desmovilización.

Hoy la FMPR tiene cerca de 10 mil miembros activos pagando cuota voluntariamente. Estos trabajadores entraron en la FMPR a pesar de toda la campaña mediática, de toda la división interna causada por líderes inescrupulosos que no toleran la diferencia (Únete, AFT, Fuerte, CNEUS, Educamos) y prefieren boicotear la lucha clasista en aras de ellos algún día retomar el poder en un sindicato numeroso pero débil. En la FMPR no negamos a nadie sus hojas de ingreso, como dan a entender las expresiones. Los maestros que han escogido no entrar a la FMPR lo hacen porque rechazan el discurso de confrontación de clases del liderato. Son maestros que rechazan la lucha en la calle, que no creen en las huelgas, que no creen en denunciar las ganancias de los ricos, que no creen en atacar al Banco Popular, en fin son maestros que escogieron un bando y hasta que no modifiquen su forma de pensar difícilmente quieran entrar a la FMPR. Existe también un número grande de maestros que si bien coinciden con la lucha clasista no han entrado a la FMPR por la desinformación de algunos delegados, por irresponsabilidad de funcionarios, o por que no hemos llegado a ellos. ¿Debemos los socialistas ocultar o diluir nuestro discurso clasista para fomentar el crecimiento numérico? ¿Debemos mentirle a la gente sobre quiénes somos y en qué creemos? Para nosotros la respuesta es no, aunque eso nos cueste incluso las elecciones internas. Otros preferirán amoldar su discurso dependiendo del que tengan de frente, pero ese no debe ser el estilo de los socialistas.
El problema moral
Dentro de todo este debate hay un elemento que no se trae de la mejor manera pero hay que abordarlo y es el asunto de la moral y la legitimidad ante la gente. Si pretendemos construir un proceso de lucha de envergadura debemos estar dispuestos a recibir los golpes y los embates de la burguesía, y aguantar los efectos de tales golpes. En la medida en que seamos más fuertes los golpes dolerán menos, pues la solidaridad de la clase servirá de armadura protectora. Sin embargo, para que una lucha sea exitosa los lideratos tienen que servir de ejemplo de sus matrículas y tienen que ser los primeros en la línea de fuego, tienen que arriesgarse tanto como los trabajadores si queremos desarrollar la confianza en el instrumento de lucha. Por tal razón es que, tanto en la FMPR como en la UTIER, los líderes tienen que salir del taller de trabajo, y cobran el mismo salario que los trabajadores. Son pocas las uniones en Puerto Rico que tienen esas limitaciones que lo que buscan es evitar el burocratismo. Al mismo tiempo buscan mantener las mismas condiciones de vida de forma que no se pierda la voluntad de lucha. La credibilidad de la FMPR y de la UTIER ante sus respectivas matrículas se forja en base a estos postulados. El trabajador de ambos talleres ve en sus líderes, compañeros(as) de trabajo. A diferencia de los lideratos chupa-cuotas en donde los líderes dan directrices desde oficinas lujosas y manteniendo sus privilegios, a la hora de la huelga los funcionarios de la FMPR y de la UTIER no cobran un centavo, viviendo condiciones económicas similares que los afiliados.

Traigo esta discusión por que es importante que entendamos la necesidad de llamar a luchar con el ejemplo, y que los líderes de la clase trabajadora deben ser líderes legítimos que salgan de la clase obrera por encima de burócratas, abogados, doctores, obispos que si bien pueden aportar a la lucha sus condiciones de vida los distancian del trabajador promedio. Si aspiramos a la toma del poder por parte de la clase obrera debemos empezar por crear líderes legítimos de la clase obrera. De igual forma, los que estemos haciendo llamados a manifestaciones, protestas y desobediencia civil debemos estar dispuestos todos y todas a lanzarnos a la calle y sufrir las consecuencias en igualdad de condiciones. Si los trabajadores de un taller están a las 5 de la madrugada frente a sus talleres, de la misma forma tenemos que estarlo los socialistas. Si la policía viene a darle palos a la gente, tenemos que estar con la gente defendiéndonos de la policía. La prensa, los celulares, las fotografías, las conversaciones teóricas pueden esperar para después. De otra manera no sembramos confianza de la gente y a la hora de hacer nuestros llamados aguerridos y valientes de lucha y resistencia en la calle no contaremos con apoyo.
Reiterando nuestra propuesta
Tanto la huelga general de Todo Puerto Rico por Puerto Rico, como el estado huelgario se han ido desinflando. Hemos entrado en una fase donde se nota el repliegue de los lideratos obreros burocráticos. De la misma manera el gobierno de Luis Fortuño está dando muestras de debilidades. Por un lado, la negociación con la SPT para dejar los conserjes en las escuelas con menor salario es la peor derrota que sindicato alguno puede obtener, por otro lado es una muestra del fracaso de la política de las Alianzas Público Privadas del gobierno neoliberal de Luis Fortuño. De otra parte, el subsidio de la luz y el agua a los caseríos es un intento de dicho gobierno de conquistar apoyo de un sector de la clase obrera. En si mismo es una concesión y hasta cierto punto una victoria, pues aunque es una medida de claro corte populista beneficiará a un sector que está viviendo más duramente la crisis económica. Definitivamente el objetivo es la división de sectores al interior de la clase obrera y los socialistas debemos luchar contra esta tendencia.

Estas señales de desgaste de la estrategia del Gobernador Luis Fortuño no necesariamente son indicativas que la ofensiva neoliberal ya pasó. En planes sigue la reducción del tamaño y costo del gobierno, la congelación de plazas, la re-estructuración de agencias, la instalación de APP, la privatización de la energía eléctrica, acueductos, carreteras, la creación de escuelas charter etc. La etapa que acabamos de pasar representó un golpe mayor para las internacionales y los lideratos más burocráticos del país, la AFL-CIO, la SEIU y la CPT. Las manifestaciones en contra de la Ley 7 vieron su apogeo en las fechas cercanas al 15 de octubre pero la incapacidad de estas organizaciones de preparar una respuesta contundente ante la estrategia de la burguesía las sumergió en la más dura derrota que hayan sentido. El despido de 20 mil trabajadores en un año no tiene precedentes en la historia reciente de Puerto Rico. La renuencia a lanzarse a la huelga, y el decaimiento de las acciones vistosas y llamativas del liderato de las uniones chupa-cuotas demuestran la bancarrota de estos lideratos.

La próxima etapa de la ofensiva patronal vendrá por los que quedamos, la UTIER, la FMPR, la HEEND y la UIA. La organización de una respuesta de esos sectores de la clase obrera es cuestión de vida o muerte. Lo que nosotros proponemos es que más allá del estado huelgario, comencemos un diálogo entre iguales de aquellas organizaciones sindicales que están dispuestas a dar la lucha por medio de un enfrentamiento con el Estado:
“¿Qué están esperando las uniones aludidas para articular acciones concertadas entre sí y con otros sectores como la Federación de Maestros, ante lo que les viene encima? ¿Están orientando y preparando a sus matrículas para lanzarse a la calle? ¿Van a esperar a que lleguen mejores días o se van a jugar ahora el todo por el todo para defender a sus afiliados? “ (L.A. Torres, 2009)

No se trata de hacer más y más piquetes, más conferencias de prensa, más paros mal organizados. Se trata de que los sectores con disposición a luchar se reúnan bilateralmente (o multilateralmente), y acuerden una estrategia de lucha a seguir. Pero estas coordinaciones tienen que darse de forma honesta entre los sectores que están verdaderamente dispuestos a dar la huelga. Tiene que haber la sinceridad para dialogar sobre las deficiencias de cada cual con el objetivo de vencerlas o al menos de minimizar su impacto. Lo que pretendíamos cuando hicimos el listado de uniones en nuestro artículo anterior, no era excluir del proceso a los trabajadores que no se mencionan, todo lo contrario. Es que si aquellos que están dispuestos a dar la lucha no se organizan, nadie lo hará. No negamos el dinamismo del proceso pues en cada etapa y en cada momento debemos evaluar las condiciones en que nos encontramos para ver si tenemos la fuerza suficiente para arreciar la lucha. Lo que sí negamos es el compromiso de algunos lideratos para lanzarse a la huelga jamás, para esos lideratos el estado huelgario es un lugar seguro en donde pueden hacer las manifestaciones que sean sin que se haga el trabajo para una verdadera paralización de la producción en el país.

En la FMPR ya la asamblea de delegados aprobó comenzar un plan de lucha encaminado hacia una huelga contra la privatización de la educación pública. En la FMPR retomaremos el camino de una lucha en ascenso, de concientización, organización y movilización. Hay que tomar en cuenta que cada sector tiene sus particularidades y que los procesos no son lineales ni homogéneos. Nuestra aspiración es preparar la matrícula y el magisterio para una lucha frontal, pero para ello la gente tiene que estar convencida. A diferencia de lo que plantea el artículo de Farinacci, nosotros no concebimos al magisterio como soldados de fila que obedecen una orden. La huelga tendrá que discutirse en las escuelas, en los distritos y en las áreas. Se realizarán múltiples asambleas, reuniones y discusiones y si no convencemos a un número considerable de trabajadores para lanzarnos a la huelga no se hará. Sin embargo haremos todo el esfuerzo posible por convencer a la matrícula de la necesidad de tal enfrentamiento. El problema con el concepto de estado huelgario, es que al no comprometerse nadie a lanzarse a la huelga unos sectores servirán de carne de cañón para otros. ¿De donde saldrá la gente para cerrar el centro comercial Plaza Las Américas, tomar el puente Teodoro Moscoso, amarrarse a los portones del Banco Popular, perseguir al Gobernador Luis Fortuño, realizar caravanas y demás? Saldrán principalmente de las organizaciones socialistas, del estudiantado y de la Federación de Maestros.
“Basta ya de la postergación de la movilización del estudiantado […] Las uniones están día y noche construyendo las condiciones para una huelga general; la declaración de un “estado huelgario” es el primer paso para este fin. […] Así que este semestre ante todo despido y atropello un acto revolucionario, sea cual sea.” (FUPI, enero 2010)

Precisamente el problema con el planteamiento del estado huelgario es que crea la ilusión que las actividades que se realicen están coordinadas en dirección a la “huelga general”. Cada sector debe prepararse de acuerdo a sus propias condiciones, y esa evaluación y trabajo debe vincular la situación nacional con los asuntos particulares de cada sector. Los estudiantes por sus particularidades tienden a ser más arriesgados y valientes a la hora de ejecutar sus acciones, pero deben evaluar con cautela el mejor momento para su huelga. Dicho proceso debe incluir reclamos estudiantiles específicos de corte clasista que masifiquen su lucha.

No cabe la menor duda que las condiciones que hay en Puerto Rico son propicias para un enfrentamiento mayor con el Estado. El problema es el tipo de trabajo que se realiza con la clase obrera. Los trabajadores están hoy dispuestos a hacer mucho más que lo que sus lideratos impulsan. El rol de los socialistas es fomentar la lucha no retrasarla. Caminemos hacia la huelga multi-sectorial, y el apoyo de las masas llegará.
Bibliografía

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Delgado-Martí Hugo J. En estado huelgario 365 días al año. Bandera Roja en Línea. 13 de enero de 2010. 17 de enero de 2010.

Farinacci Fernós, Jorge. Comentario: Las humildad es una virtud revolucionaria. En re: a “En estado huelgario 365 días al año” 14 de enero de 2010. 17 de enero de 2010

Farinacci Fernós, Jorge. Comentario: Las Huelgas se construyen no se decretan. En re: a “En estado huelgario 365 días al año” 13 de enero de 2010. 17 de enero de 2010

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