| Publicado el 8 abril 2006
En los últimos años, y con mayor énfasis después del comienzo de la guerra en Irak y el nuevo cuatrienio, la clase obrera ha tenido que soportar los embates de la crisis económica. Esto se ha observado, especialmente en el encarecimiento de los servicios esenciales y bienes de consumo y en la actitud de arrebatar derechos relacionados al trabajo por parte del gobierno.
El gobierno de AAV apuesta a la debilidad de la clase obrera y sus sindicatos para facturarnos la crisis que han arrastrado los partidos de turno. La clase obrera, especialmente los que están organizados en sindicatos, han enfrentado este reto de maneras distintas. Si bien existen sindicatos que han dado un paso adelante para retar la afrenta del gobierno, la mayoría se ha limitado a evitar antagonismos para tratar de que un milagro los salve.
El reto de la clase obrera es descifrar las capacidades que como clase tenemos para, desde nuestros sindicatos y demás frentes de lucha, frenar la ofensiva patronal y adelantar ciertas conquistas.
Más aun, la clase obrera tiene que acabar de distinguir entre ser un “grupos de presión” y ser una “fuerza política”. El primero se limita a presionar a los que verdaderamente ostentan el poder y deciden sobre nuestro pueblo. Ser una fuerza política no es otra cosa que ser un actor principal en la lucha por llevar a cabo ciertas agendas políticas.
En Puerto Rico, a parte del poder político que en todo momento ejerce el imperio yanqui, los ricos han desarrollado a sus actores políticos encarados por los tres partidos políticos tradicionales.
La clase obrera se ha limitado a ser cuando más un grupo de presión en esta lucha de poderes. Esto nos ha limitado al momento de defender nuestros intereses de clase. El sindicalismo muestra en estos momentos de crisis sus limitaciones, ya que solo presiona a los actores principales. Para poder buscarle otro rumbo a esta novela trágica en que nos tienen sumidos, debemos incursionar como clase organizada en el ruedo político. Rosello y AAV no pueden representarnos porque simplemente son los representantes de las clases privilegiadas-la burguesía-, es por esto que a pesar del “gobierno compartido” los precios siguen subiendo y los recortes a los derechos de la clase obrera se siguen efectuando.
El MST está convencido en la madurez de nuestra clase obrera para organizarse en partido(s) obreros que reten a los partidos tradicionales y pongan de frente nuestras prioridades de clase. La educación pública seguirá en precario si quienes la dirigen llevan a sus hijas a escuelas privadas. La reforma de salud seguirá en quiebra mientras existan dos sistemas paralelos de salud-el de los ricos y el de los pobres-, la luz y el agua seguirán aumentando de precio mientras no se reconozca que ambos son servicios esenciales que deben estar a la disposición de todo el pueblo. Estos y otros problemas solo se resuelven desde el campo político, la clase obrera debe, y pude asumir, el reto de enfrentar políticamente a los partidos de los ricos.
Si los ricos no ven una resistencia organizada, nos llevarán a límites insospechados de pobreza y marginación social. Es responsabilidad nuestra fortalecer nuestros sindicatos a la vez que promovamos la organización política de la clase.
Foto: tomada de internet