| Publicado el 3 septiembre 2019
En los pasados días se ha estado desenvolviendo un debate alrededor de la exigencia/propuesta de declarar un Estado de Emergencia (EE) en respuesta a la crisis de violencia de género que se vive en el país. Como parte de este debate se han levantado algunos argumentos en contra de la propuesta. Aunque en gran medida la discusión se ha desarrollado en las redes sociales, ante la relevancia que tiene este asunto para nosotras en la situación actual, entendimos la necesidad de recoger los puntos fundamentales para explicar por qué es necesario y justo impulsar la implementación del EE. Para facilitar la explicación nos tomamos la libertad de organizar estos puntos contestando las principales objeciones contra la exigencia/propuesta del EE.
El EE propuesto por las organizaciones feministas y de servicios lleva dos años discutiéndose. Es una propuesta desarrollada en consenso con estos sectores y sustentado con evidencia concreta sobre la crisis que vivimos (nada más denle una mirada a los periódicos del país si todavía quedan dudas). No hay ni una organización en contra de la necesidad del estado de emergencia por la violencia de género. Los estados de emergencia que se han aprobado ante otras situaciones se han hecho de forma fast track, para beneficiar a amigos del alma de los partidos de los ricos y para hacerle daño al pueblo recortando servicios y privatizando. A nosotras nos parece que son más que obvias las diferencias en intensiones sobre los estados de emergencia que se intentan comparar.
Las organizaciones que brindan servicios a sobrevivientes lo hacen con presupuestos limitados o sin presupuesto. Para colmo, en la última década le han sido quitados los pocos fondos estatales que se asignaban para su funcionamiento. Conocemos de compañeras nuestras que han trabajado en organizaciones que prácticamente corren sin dinero, lo cual nos parece es una trágica injusticia. Estamos hablando de que las personas que hacen este tipo de trabajo en su mayoría se enfrentan a condiciones laborales inestables, de incertidumbre, que les afectan. A esto se le añade el impacto de bregar con situaciones de violencia todos los días y el trauma vicario que les acompaña.
Para poner un ejemplo, la Red de Albergues hizo un estimado conservador donde establece que tener a una familia de 3 en un albergue por 3 meses cuesta 7,500 dólares. Los servicios de acompañamiento, intercesoría, asesoramiento legal, seguridad, vivienda, comida, servicios terapéuticos, de salud, etc que necesitan las mujeres en situaciones de violencia de género cuestan dinero. Actualmente el Estado no prioriza en nada de esto.
En efecto, es un papel, pero es un papel que recoge las propuestas de las personas que hacen el trabajo de apagar fuego todos los días, apoyando a mujeres en situaciones de violencia de género. Este EE recoge las recomendaciones de las organizaciones que son expertas en el tema y que llevan décadas haciendo un trabajo que ha sido ignorado a nivel gubernamental y que es extremadamente necesario. Se ha metido presión para que se declare el EE y habrá también que meterla para que se haga operacional y se lleve a la práctica adecuadamente. En eso todas debemos estar claras, nos tocará fiscalizar y continuar la lucha y movilización. Ese papel recoge prácticamente casi todos los reclamos hechos en los últimos años por sectores feministas en el país y es un documento de consenso. Eso para nosotras es una ganancia tremenda. Ya se le envió a Wanda Vázquez y se le dijo “la bola está en tu cancha”.
La mayor parte de los reclamos que hacemos día a día son cosas que le exigimos al Estado o a un patrono. Nos vienen a mente los cambios a políticas públicas, mejores condiciones laborales, convenios colectivos, cartas circulares, servicios públicos, áreas comunes de recreo, etc. Esto nunca nos ha detenido de hacer los reclamos, siempre estando claras de que lo que se gana en papel nos toca fiscalizarlo y defenderlo en la calle para que se cumpla. Ósea, depende de nuestra fuerza organizada para lograr que las cosas se den y se mantengan. Nosotras creemos que podríamos estar hablando de planes concertados para ejercer presión/operacionalizar/fiscalizar, en vez de descartar esta iniciativa que es tan importante, ha costado tanto y ha logrado aglutinar a tantos sectores.
La mayor parte de las ONGs y sectores feministas en PR están organizadas en coaliciones (CPM), Redes (Red de albergues), el Movimiento Amplio de Mujeres, entre otros espacios organizativos. Conocemos los trabajos que realizamos cada cual, nuestras debilidades y nuestras fortalezas. También hemos levantado preocupaciones y cuestionamientos similares con la asignación de fondos VOCA, por ejemplo, que son para atender a víctimas del crimen y han existido organizaciones que informan trabajar con sobrevivientes de VD, VS, acecho u otras modalidades de violencia de género y no tienen la preparación. De ocurrir, nos toca denunciar estas cosas. Pero debemos recordar que esta orden ejecutiva lleva dos años en discusión y si el gobierno de turno, u otros sectores en posiciones de poder, pensaran que esto fuera tan fácil, no estarían demostrando tanta resistencia para su aprobación. De surgir esas ONGs fantasmas, nos tocará denunciar el robo que el gobierno le estaría haciendo a las mujeres vulnerabilizadas en sus derechos y al país.
Podemos elucubrar los peores escenarios y prepararnos para ellos, pero esto no debería limitar el avance que puedan representar la implementación de nuestras propuestas para mejorar las condiciones de las mujeres sobrevivientes de violencia de género en el país.
Hasta aquí hemos aclarado algunas objeciones en torno al EE porque nos parece importante que la gente entienda a profundidad la importancia de esta iniciativa. Pero también debemos aclarar que hasta el momento no conocemos de ninguna organización en contra del estado de emergencia. Para nuestra sorpresa, hasta sectores que tradicionalmente no participan de este tipo de discusión, han dado un paso al frente y han defendido el estado de emergencia, porque reconocen lo necesario del asunto. El Estado de Emergencia es una propuesta de consenso que lleva tiempo largo discutiéndose y aglutinando a diversas colectivas y sectores.
Sí, claro que entre nosotras hay diferencias importantes y serias que nos toca discutir y trabajar. Desde el MST nosotras hemos dejado clara nuestras posiciones sobre la denuncia del machismo en la izquierda y los espacios de lucha, como bregar con los agresores, etc. Además, hemos sostenido una consistente crítica contra los estilos de trabajo y organizativos burocráticos y economicistas de ciertos sectores del movimiento feminista. Pero también hay un trabajo de por medio por la vida de las mujeres en este país que hay que garantizar y defender. Precisamente, con esta propuesta, se pone prioridad sobre la vida y el bienestar de las mujeres vulnerabilizadas en sus derechos.
Por nuestra parte, hacemos un llamado a apoyar la propuesta del EE contra la violencia de género y a seguir militantes y combativas contra toda forma de explotación, de discrimen y de opresión. ¡Nos vemos en la calle!