La escuela Benito Cerezo Vázquez de Aguadilla protestó recientemente por las condiciones de precariedad que vive su escuela la cual está en proceso de reparación para corregir deficiencias estructurales. Estudiantes de la Escuela Libre de Música Ernesto Ramos Antonini realizaron una manifestación musical para exigir la instalación de acondicionadores de aire en 32 salones que tienen poca ventilación. Durante el mes de mayo la escuela Intermedia Vicente Acevedo Ballester fue cerrada por padres en una protesta que pedía arreglar la escuela y mantenerla pública y accesible a la comunidad. En el 2022 la escuela Rafael Rivera Otero de San Juan permaneció sin energía eléctrica ni agua potable durante meses por inacción de la empresa LUMA Energy luego del embate del huracán Fiona.
Las comunidades escolares mantienen una lucha incesante de décadas por mejorar las plantas físicas de los planteles escolares. Estas luchas se han acrecentado en años recientes producto de los daños causados por los eventos naturales como los huracanes y terremotos. Las escuelas también enfrentan los embates del cambio climático. Las olas de calor convierten muchos de estos salones con poca o ninguna ventilación en saunas.
Los estudiantes de las escuelas públicas han tomado las redes sociales para exigir que se atiendan sus necesidades, y demostrando las condiciones en las que estudian. Es cuestión de tiempo que estas condiciones causen una fatalidad.
Vale la pena preguntarse, ¿Cómo un país mantiene a los hijos, hijas e hijes de la clase trabajadora en dichas condiciones? Es hora de que se haga justicia a los estudiantes y maestras, mejorando las plantas físicas de las escuelas.
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