Hay que abandonar la arrogancia independentista. Por arrogancia me refiero al sentido de superioridad que el independentismo desarrolló como mecanismo de defensa ante los ataques, insultos y amenazas a nuestras vidas de parte de los partidos burgueses y colonialistas. Esto incluye, pero no se limita a, las recriminaciones de por quién votó la gente, a llamarle brutos y corruptos al ciudadano promedio que votó popular o penepé, pero también el atribuirle al robo y la trampa como la única razón detrás del triunfo de Jennifer González y su partido corrupto-burgués y colonial. Reitero por si no me entendieron, el partido como institución es corrupto, criminal, y mafioso, pero eso no quita que cuenta con el apoyo de cientos de miles de personas en este país que consienten, toleran, ignoran o niegan la existencia de esa corrupción. Estas elecciones han sido una lección ejemplar de como son los procesos de lucha de masas y si queremos convertirla en una victoria tenemos que sopesar los eventos a la luz de la realidad, que es compleja y diversa como la sociedad puertorriqueña.
Aumentó la participación
En primer lugar, la participación electoral superó las expectativas de los expertos que colocaban la elección en 1.1 millones de personas votando. Los números que reporta la página de la CEE coloca la participación en los 1.4 millones, número que se acerca, pero es menor a las elecciones del 2016. Esto indica que la elección del 2020, que ocurrió durante la pandemia del COVID 19, fue una anomalía por su baja participación. Sean reales o ficticios los 1.4 millones de participantes, la abstención electoral sigue siendo un factor dominante en el país con menos de 2 millones de personas inscritas y apenas un 58% de participación entre estas. Eso implica que de los más de 3 millones de adultos con derecho al voto, una ínfima parte de estos participa de los procesos electorales.
Los resultados demuestran una inequívoca victoria para Jennifer González en la gobernación, Pablo José del PPD en la comisaría residente y una mayoría del PNP en Cámara y Senado. Las alcaldías, sin embargo, han logrado una mayoría para el PPD. Diferentes movimientos podrían explicar lo amplio de esta victoria del PNP. Por un lado, sectores del PPD abandonaron a la figura de Jesús Manuel Ortiz para apoyar a Jennifer; de igual manera ocurre con potenciales electores del Proyecto Dignidad que en algún momento las encuestas lo colocaron en un 12%.
Logros significativos de la Alianza
En términos de los avances de la Alianza, estos lograron consolidar en esta elección los votos que obutiveron en el 2020 el Partido Independentista, Victoria Ciudadana y Eliezer Molina. En el 2020, la suma total de votos para los partidos que hoy componen la alianza fue de 360 mil. La noche del evento electoral del 2024 refleja 371 mil votos para Juan Dalmau. Estos son 11 mil votos más que el equivalente en el 2020, aunque se espera que Jennifer amplíe el margen porcentual producto de los votos adelantados por correo. En total, Dalmau logró obtener la mayoría en 1 distrito senatorial, 13 distritos representativos, 13 municipios y 24 precintos electorales.
Este avance se reflejó solamente en los votos al candidato a la gobernación, mas no así en las demás candidaturas nacionales salvo los legisladores por acumulación. En ese caso, tanto María de Lourdes como Dennis Márquez no sólo retienen sus escaños, sino que aumentan considerablemente sus votos con relación al cuatrienio anterior. Está por verse el resultado de los votos por acumulación para los candidatos añadidos a mano, pero se espera que entre Rafael Bernabé y Eliezer Molina uno de los dos sea electo al senado. Se puede concluir de esto que la decisión del PPD de postular sólo cuatro candidatos por acumulación unido a la descalificación de los candidatos del partido Victoria Ciudadana movió la gente a asegurar los únicos candidatos de la Alianza que aparecían en la papeleta. Hasta el momento ningún candidato independiente salió electo, y es posible que su falta de vinculación a un movimiento electoral les haya resultado desfavorable en esta elección tan polarizada.
¿Destruido el PPD?
El PPD obtuvo un cómodo tercer lugar a pesar de sus victorias en Alcaldías y precintos. Un error que podemos cometer es interpretar los resultados como definitivos. El apoyo electoral a un partido no puede ser considerado como la única métrica para determinar su existencia y relevancia. Múltiples factores inciden en los resultados electorales. El PPD es una fuerza política viva, que mantiene influencia en grandes sectores del país, en especial entre los independentistas (y uno que otro socialista). Las filas de la Alianza se nutren de sectores que abandonaron el PPD y también de sectores que prestan el voto de forma temporera. Esto se refleja en el apoyo de Dalmau en zonas donde los alcaldes y legisladores electos pertenecen al PNP-PPD. Igual análisis hay que hacer sobre el MVC, si bien sus candidatas(os) no salieron favorecidas, sus militantes siguieron las instrucciones de su partido votando abrumadoramente por Juan Dalmau. Nos encontramos en un momento de flujo y reconfiguración de las fuerzas políticas y el resultado de esto es siempre dinámico y cambiante.
Adelantado el apoyo la Independencia
Por otra parte, el resultado de 30% de apoyo a la independencia es histórico. Nunca en la historia de los plebiscitos de estatus se había logrado un apoyo tan contundente. Este número sorprende aún más si tomamos en cuenta que dentro de los votos en blanco y papeletas dañadas están los independentistas que siguieron las instrucciones de su partido. De la misma forma hay que interpretar la Libre Asociación que se planteó en la papeleta como soberanía, u otra forma de independencia (juntas hacen un 43%). En total el 52% de la gente desaprobó la estadidad lo que unido a las expresiones de Mc Connell seguirá erosionando el apoyo al anexionismo. Sin duda, el gobierno estadista ha sido el peor aliado de la estadidad. De la misma forma, la imposición de la Junta de Control Fiscal y el mal trato del gobierno federal al país todos estos años está minando la confianza en el gobierno imperialista de los Estados Unidos.
La pregunta que debemos hacernos al interpretar los resultados es ¿Qué lecciones podemos aprender de este proceso? ¿Cómo podemos crear una victoria más allá de lo electoral en la toma del poder por parte de la clase trabajadora?
Lucha electoral y lucha de clases
El carácter de clase de esta elección se puso de manifiesto durante la campaña. La campaña anti-comunista del PNP, el Proyecto Dignidad y los Political Action Comittees (PAC por sus siglas en inglés) se sumó a los comunicados patronales de Bella Group, Ballester y las Escuelas Charter en contra de la alianza. La efervescencia de la posible victoria de Juan Dalmau y varios legisladores del PIP y MVC no solo impactó a los sectores en oposición al gobierno sino también a los sectores del PPD-PNP que no han mostrado motivación en acudir a las elecciones del 2016.
El gobierno de Jennifer González y su aliado en la Casa Blanca, Donald Trump, tienen mucho en común. Los aires de populismo se esfumarán tan pronto comiencen a gobernar, imponiendo políticas que buscarán desmantelar la seguridad social que proveen los fondos federales. La campaña de Jennifer amenazó a la gente con una eliminación de los fondos de medicare, Medicaid, las Becas Pell, el WIC y la tarjeta del PAN. Es más probable que este escenario ocurra bajo el gobierno de Trump.
Nos toca a los independentistas y socialistas recoger los frutos de la victoria. Estos próximos cuatro años deben ser unos de organización y resistencia. La burguesía no va a soltar ni dejar ir el poder de sus manos. En la medida en que aumente el apoyo a un programa que busque, no la revolución socialista, sino un diferente reparto de las riquezas se recrudecerá la lucha de clases y tenemos que estar preparados para la lucha y para la victoria.
Excelente breve artículo de opinión. Refleja madurez política.