La clase obrera de Puerto Rico se enfrenta a un “nuevo” gobierno que asume el poder con la prepotencia de haber logrado mayoría en la legislatura y ya haber nominado a dos nuevos miembros al Tribunal Supremo para garantizar su dominio en las tres ramas de gobierno. Sin duda, este resultado les da la confianza para impulsar las políticas más nefastas contra el pueblo.
En el ámbito internacional, la cosa tampoco pinta bien para las grandes masas populares. La victoria de Trump, nos pone al borde de una crisis económica y política global sin precedentes. Esto sin duda augura un año de profundización de la crisis del modelo capitalista y colonial de Puerto Rico.
El gobierno de Jennifer González se propone completar una agenda en tres importantes renglones:
Privatización: La meta de este gobierno incluye sostener la privatización del sistema eléctrico y que se profundicen las escuelas charter. Vienen a continuar desmantelando la UPR para justificar su privatización, como han hecho con otras agencias. Por otra parte, se proponen privatizar agencias lucrativas como el Fondo del Seguro del Estado y la ACAA. Y, con ese mismo principio, ya la gobernadora ha desvelado sus intenciones de privatizar las costas utilizando el modelo propuesto para las casas de sus suegros en La Parguera.
Derechos Democráticos: En este renglón tanto la gobernadora como la legislatura apuntan a establecer mayores trabas al derecho de las mujeres a abortar cuando así lo entiendan. También se proponen establecer legislación de la mal llamada libertad religiosa, para que desde el gobierno se pueda discriminar contra personas de la comunidad LGBTTIQ+.
Corrupción: Este gobierno no ha propuesto ninguna idea seria que promueva atender el asunto de la corrupción gubernamental. Con recaudos en la campaña de la gobernadora que superaron los 20 millones de dólares y las cifras grotescas que legisladores y alcaldes recaudaron, es de esperarse que los casos de corrupción se sostengan o disparen. La corrupción se entroniza con el copo que les permite nombrar a la contralora y la silla de la Oficina de Ética Gubernamental. La meta es clara, pagar las deudas, enriquecer a los suyos y levantar más fondos para las elecciones de 2028. La gobernadora se apresta a promover una política de otorgación de permisos de construcción tipo “fast track”, para promover los proyectos de los amigos del alma sin que las comunidades puedan opinar. Esto atenta contra nuestros recursos naturales y calidad de vida.
Ante esta agenda neoliberal y conservadora no debemos darle espacio para que la ejecuten sin nuestra oposición militante en la calle. Si bien, el PNP ganó cómodamente las elecciones, no es menos cierto que los resultados demuestran un amplio descontento con los partidos que se han turnado el poder. Los votos a favor de la Alianza reflejaron el sentir de miles de personas que quieren revertir estas políticas con la esperanza de un gobierno transparente y que dirija los recursos a servicio públicos de calidad. Estos sectores, que se componen principalmente de jóvenes de clase trabajadora, tienen el potencial de levantar una ola que le impida al PNP adelantar su nefasta agenda.
Pero no solo se trata de resistir. Debemos desarrollar una agenda de la clase obrera en la que puntualicemos las ideas a las que aspiramos como mayoría de este pueblo.
Esta agenda debe surgir de los sectores que se organizan para luchar. Por lo que urge reforzar y ampliar la organización sindical y comunitaria. También debemos fortalecer la organización estudiantil, feminista y LGBTTQ+. En esa agenda debe caber un plan para retomar el sistema energético y crear una corporación pública. Debemos impulsar que la UPR y la escuela pública se conviertan en la apuesta principal para el desarrollo de una sociedad solidaria y capaz de impulsar un desarrollo económico sostenible. La salud y el bienestar de nuestra gente vieja deben estar garantizados con un sistema de salud y de retiro universal. No menos importante, debemos dar la batalla contra la Junta de Control Fiscal y los planes de reestructuración de la deuda del gobierno. Estas y otras medidas pueden ir sirviendo de reformas que vayan perfilando una sociedad próspera que si bien no se podrá alcanzar plenamente dentro de la colonia y el capitalismo, nos acerca y motiva a seguir luchando por una sociedad verdaderamente democrática y que las riquezas se distribuyan justamente.