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BREL1| Publicado el 16 noviembre 2008
Dom, 2008-11-16 20:00
Sin lugar a dudas el PIP sufrió una difícil derrota al perder su franquicia electoral y no elegir a sus candidatos a la legislatura en estas elecciones. Esta es la segunda elección en que el PIP pierde su certificación como partido y la primera vez desde hace muchos años en que no tiene representación en Cámara y Senado.
El PIP no pudo contrarrestar el síndrome del «voto útil». Los que votamos por el PIP sabemos que ese partido no tiene oportunidades de triunfo. Un voto por su candidato a gobernador hubiera representado un fortalecimiento del independentismo pero, para efectos de ganar o perder, no tiene peso. Y frente a ese llamado a solidificar el independentismo, la propaganda para que los independentistas respalden al PPD y sirvan para parar los planes «tenebrosos” del PNP le quiebra las rodillas a muchos. El PIP y los independentistas que no comparten la estrategia de colaborar con los colonialistas no hemos desarrollado una estrategia correcta para combatir la campaña melona que financia el PPD y los medios de comunicación que le son afines.
El PIP, ni el resto de los independentistas verticales, hemos podido desarrollar una presencia en los medios que pueda combatir la campaña constante que mantienen los «analistas» populares y melones. Se indica que Radio Isla, una de las estaciones que participa de la campaña dirigida a destruir al PIP, le paga un millón de dólares a sus «talentos». Analistas como José Arsenio Torres, Julio Muriente, David Noriega, Carlos Galliza, Néstor Duprey, Ileana Colón, Inés Quiles, Richie Santini, José Luis «Pinki» Méndez, Jorge Seijo, Luis Francisco Ojeda y otros derraman su bilis diariamente a cambio de fuertes sumas de dinero. Quien los escucha criticando las dietas de los legisladores no se imagina probablemente como ellos engordan sus bolsillos a cambio de los servicios que brindan.
Usar al PIP como mecanismo para ejercer un voto de protesta está limitado a base de su condición de independentista. Para votar por ese partido el elector no solo debe encontrarse molesto con el gobierno, sino que tiene que ser independentista. En ese sentido, el partido del sapo y Rogelio, con su mensaje tipo carrito de piraguas, pareció en un momento explotar a ese electorado descontento, aunque finalmente se hicieron mierda.
El PIP inició en este cuatrienio un giro hacia una mayor participación en las luchas obreras, sociales y de comunidades. Sin embargo, el poco tiempo no permitió que esa nueva orientación tuviera un efecto en allegar apoyo a ese partido. El PIP debe reiterarse en esa visión e intensificarla pues la única manera que tiene el independentismo de crecer es entre la gente que lucha.
Aunque los miembros del PIP se fajaron trabajando, la campaña de medios no pareció estar bien diseñada. Faltó que el PIP enfatizara precisamente en proyectarse como representante de todos los sectores en lucha del país.
Las organizaciones e individuos que apoyamos al PIP en las elecciones del 2008 fallamos en coordinar un esfuerzo mejor organizado que aportara más a sumar votos a ese partido.
El PIP tiene que examinar algunas cosas que sirven de municiones a los enemigos de la lucha independentista y a los defensores de las alianzas con los colonialistas: a) La dependencia en el fondo electoral como única vía de financiamiento de sus campañas; b) el que sus legisladores se mantengan cobrando salarios, dietas y todos los beneficios igual que cualquier legislador popular o penepé; c) la percepción de que le cargan las maletas al PNP; d) algunas expresiones arrogantes de sus líderes; e) la falta de información de los trabajos que hacen los legisladores del PIP a favor de múltiples sectores en lucha; f) la proyección de un liderato que parece perpetuarse en el control del partido; entre otras.
La derrota del PIP es una derrota de los independentistas que no defendemos la colaboración con los colonialistas. El PIP ha sido parte de las organizaciones que sirven de instrumento y respaldo a los trabajadores y el pueblo frente a los patronos y el gobierno. Junto a la FMPR, la UTIER, las comunidades y la izquierda ha coincidido en la calle en varias luchas. Un golpe a esos sectores debilita la lucha de todos.
Ahora más que nunca el independentismo tiene que enfatizar en convertirse, luchando hombro con hombro con la gente, en los representantes de los trabajadores y el pueblo. La base social natural de nuestro movimiento es la gente que trabaja y que lucha por sus derechos y reivindicaciones y es en esa dirección que se fortalecerán nuestras organizaciones. La lucha sigue y requiere redoblar esfuerzos.