Separando el grano de la paja

| Publicado el 9 noviembre 2004

Mar, 2004-11-09 20:00

Ángel G. Quiles Vega
Movimiento Socialista de Trabajadores (MST)

Al momento de escribir esta columna, la Unión Independiente Auténtica (UIA) entra en su quinta semana de huelga declarada a la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA).

La justeza de los reclamos obreros ante el patrono-gobierno es asunto de principios que defendemos sin discusión. Entendemos que la organización de la clase obrera en sindicatos es una de las maneras más adecuadas cuando se trata de adelantar los intereses colectivos e individuales frente al poder económico, político y represivo del estado.

La larga trayectoria de la UIA en defensa de intereses sociales es conocida, aún más allá de sus intereses particulares, como lo demostró en la Huelga del Pueblo contra la venta de la entonces Telefónica y en apoyo a la lucha de Vieques. Por lo tanto, es evidente que el gobierno quiera aprovechar las condiciones que le sean más propicias para darle un golpe contra una unión tan poderosa.

Pero, ¿por qué el gobierno-patrono del Partido Popular Democrático (PPD) y sus aliados escogen el momento de plena campaña electoral? Uno podría pensar que un conflicto laboral de esta naturaleza convendría ser evitado a toda costa por parte de la AAA, ya que le sería desfavorable al partido de gobierno. Pero parece que no fue así.

¿Qué llevaría al gobierno a arriesgarse a una huelga en plenas elecciones contra uno de los sindicatos más grandes y fuertes del país, en una agencia tan vital como la de acueductos y alcantarillados? El precio podría ser el perder el poder político. ¿Qué tan seguros estarían de poder derrotar la unión? Es cierto que la decisión de irse a la huelga en esos momentos fue de la dirección de la UIA, algo que evidentemente le convenía como medida de presión al PPD. Sin embargo, el patrono conocía de esta muy probable posibilidad y no pareció hacer mucho por evitarlo. Esto lleva a pensar que el patrono tenía y tiene información que considera sumamente vulnerable a la dirección del sindicato. Porque una cosa es la dirección y otra es el sindicato.

¿Por qué si Héctor Rene Lugo y el resto de la dirección concedieron al gobierno su aprobación para la pasada privatización de la administración de la AAA, ahora hubo un impase?

En medio de las negociaciones, el FBI, y agentes de rentas internas federal, allanaron las oficinas de la UIA y las de su Plan de Bienestar. Posteriormente hicieron lo mismo con varias residencias de la dirección de la unión. Todo esto mientras se discute públicamente sobre malos manejos de los fondos de este plan.

Por un lado, es evidente la coordinación del gobierno del Partido Popular con las agencias federales para atacar la dirección del sindicato y de paso debilitar la unión en plena huelga. Así se ha articulado la ofensiva patronal que va más allá de sus intereses inmediatos electoreros. Al fin y al cabo, en la colonia, los intereses de la clase patronal, incluyendo la de los bonistas de Wall Street, están por encima de cualquier otra consideración. Se trata nada más y nada menos de liquidar la unión, desacreditándola por causa de un liderato que se ha lucrado privilegiadamente y que tiene muchas explicaciones que dar.

Por otro lado, la mera imposición del plan médico Triple S, no parece ser de por sí la única razón para el tranque patronal. Aunque los intereses patronales se benefician con la aseguradora privada, de paso quieren liquidar el Plan de Bienestar por su brecha más frágil. Las gerencias de las diferentes administraciones políticas, PNP y PPD, que han dirigido la AAA, han propiciado un ambiente de compra de conciencia de la dirigencia sindical. Han sido cómplices de la burocracia sindical; ahora se hacen los nuevos denunciando hipócritamente lo que por décadas han hecho; fomentar unos privilegios que separan la directiva de su matrícula. De esta manera se les hace más fácil atacar la unión. El gobierno-patrono pescó, soltó cordel y ahora lo está recogiendo.

Una dirección sindical que en el pasado, también ha colaborado con el patrono accediendo a la privatización de la AAA y que ha devengado evidentes privilegios económicos producto de su administración de la unión y del Plan de Bienestar, es el punto más vulnerable que tiene actualmente la UIA. También el historial burocrático de prácticas antidemocráticas contra compañeros opositores que han pretendido dirigir esta unión, han hecho que el gobierno patrono ahora se aproveche para liquidarla. Para contrarrestar esto, los cuestionamientos sobre serias irregularidades en el Plan de Bienestar deben ser contestados por sus administradores y la matrícula debe ocuparse de adjudicar responsabilidades para que paguen. Asimismo la base tiene la responsabilidad de establecer medidas correctivas que eviten actos de corrupción fortaleciendo la democracia interna.

Por otro lado, la “santa alianza” de federales y coloniales contra la UIA hay que condenarla porque su propósito principal es destruir este instrumento de lucha obrera pero los directivos de la UIA deben rendir cuentas a su matrícula sobre su responsabilidad en este asunto.

La solidaridad con la Unión Independiente Auténtica hay que incrementarla, forma parte de nuestros principios socialistas, no así con una dirección que ha comprometido este sindicato a sus intereses particulares. Le corresponde a la matrícula de la UIA pasar balance sobre este proceso críticamente y reclamarle cuentas de forma rigurosa a su dirección. En esto se juegan su futuro; separando el grano de la paja.

Foto: Indymedia PR