| Publicado el 2 junio 2004
Mié, 2004-06-02 20:00
En momento de la conmemoración del 1ro de mayo, Día Internacional de l@s Trabajador@s, nos invita a reflexionar sobre la realidad del movimiento obrero del País. Lo primero que resalta la atención es que en los últimos años las condiciones objetivas de la clase obrera se han deteriorado. Las medidas neoliberales que a pesar de la resistencia obrera, impuso el gobierno en la década de los ‘90, han comenzado a explotar. El proyecto de la Reforma de Salud en quiebra, los nuevos empleos de miseria, las Escuelas de la Comunidad en manos de la burocracia del Departamento de Educación, la AAA desangrada y moribunda, la Telefónica sin tono, la AEE en crisis y los precios subiendo, etc.
Sin embargo, el movimiento obrero, aunque da muestras de vida, parece estar anestesiado con el control de sus burocracias, la ley de sindicación y el servilismo para con los partidos de los ricos.
Es así como vemos que a pesar del incremento en el por ciento de trabajador@s organizad@s en sindicatos por medio de la Ley de sindicación de empleados públicos, y el cuadro crítico antes mencionado, no se ha fraguado una respuesta contundente contra los culpables de esta tragedia. A este contexto se suma el encontrarnos a casi tres años de un clima de guerra imperialista.
Sectores importantes, pero aún no masivos, del movimiento obrero han comenzado a dar pasos conducentes a crear un polo de lucha contra los atropellos del neoliberalismo y en favor de una tendencia clasista, que no es otra cosa que el defender los intereses particulares de los trabajador@s.
Luchas actuales: la clase o la patria
En el sector público vemos como sindicatos importantes como la Federación de Maestros y la UTIER han sabido distinguir entre lo que algunos han catalogado como un gobierno que nunca arrancó-refiriéndose al pobre desempeño de Sila en la gobernación- y un gobierno que arrancó pero pasándole por encima a los trabajador@s.
Los sectores en lucha han podido articular campañas defensivas de los derechos existentes o en reclamo de ciertas conquistas limitadas. También, en el seno del sindicalismo, se ha creado un debate prometedor en cuanto a la crítica del sindicalismo economisista y burocrático y el sindicalismo clasista y democrático. Esta limitación responde sin dudas al ambiente anti obrero de la guerra, la crisis del modelo colonial y los frenos de los burócratas sindicales que impera. Un ejemplo de lo anterior es como la opinión pública ha atacado desde todos los ángulos los reclamos de la UIA (unión de los empleados de la AAA), con la excusa de que hay que sacrificarse para mejorar la AAA y que el liderato de la unión es corrupto. La crisis de Acueducto no se puede resolver a base de concesiones de los trabajador@s, todo lo contrario, deben ser los trabajador@s los que deben tomar más control de las operaciones para poder sacar a flote a esta agencia. En estas coyunturas, la solidaridad de clase se nubla para algunos que a pesar de haber sido solidarios en el pasado, tienen intereses supeditados a los de la patria-obviamente no la de los trabajador@s.
Las elecciones: ¿quiénes contra la corrupción?
Como si la confusión no reinara en la clase obrera, nos encontramos en año electoral. Los tres partidos definen sus campañas en asuntos que apenas acarician las necesidades de nuestro pueblo. La corrupción, la asamblea constitucional de status y la visión policíaca en el asunto de la droga no resuelven los problemas de desempleo, bajos salarios, educación y salud pública mediocre. Cuando tratamos de buscar alternativas terminamos discutiendo sobre quién es el menos malo. L@s trabajador@s no podemos limitarnos a esta encrucijada de los partidos actuales. El no reconocer esto, nos llega a repetir cada cuatro años el error de elegir candidatos que no defienden los intereses de los sectores más oprimidos de Puerto Rico. Pedirle a l@s trabajador@s que voten por el menos corrupto suena bonito, pero no responde a la pregunta que nos debemos hacer que es: ¿qué ganamos con eso? Nada. No será hasta que el movimiento obrero de un salto cualitativo y comience a construir sus estructuras partidarias para participar en la política del país, que veremos cambios concretos en las condiciones de l@s trabajador@s. Después de las elecciones seguirán los piquetes, la corrupción, y el descalabro de las condiciones de vida del pueblo trabajador. Cuando comencemos a crear estructuras independientes de participación política, los ricos temblarán y será otro el cantar…