País de encapuchados, Inc.

| Publicado el 20 agosto 2017

José Antonio Ramos Collazo
Bandera Roja

Vivimos en un país donde los entuertos son la orden, porque un grupito, realmente minoritario, pero repleto de malas mañas y dispuestos a cualquier hijuelagranputada, se dedica a destruir lo que tanto nos ha costado.  No respeta la propiedad ajena ni la integridad física de las personas.  Ataca sin mirar a quien ni cómo lo afecta. A mansalva, sin piedad.  Actúa de forma irreverente, como si sus integrantes fueran dueños y señores del país, como si creyeran que su violencia y abuso quedarán impunes por siempre.  Y lo peor, ocultan su rostro cobardemente.  Pretenden así seguir socavando los cimientos morales de un pueblo y al descubrir su cara, en la oscuridad del secreteo, pavonearse por ahí como si la cosa no fuera con ellos.  Su fiereza y crueldad no parecen tener límites.

Sí, me refiero a ellos, a los acreedores, a los bonistas.  Esos que atracan a todo un pueblo porque en sus bolsillos repletos siempre cabe más.  El tambaleante acceso a la salud de la gente, la (in)seguridad en y fuera de las calles, la educación como garante de un futuro válido y deseable, la miserabilidad de los sueldos y de los retiros son nimiedades, baratijas, chaverías.

Los poderosos, por sus riquezas – mal habidas, no nos olvidemos -, nos han hecho pensar que se merecen nuestro sacrificio, como si a final de cuentas qué tuviera  de malo, o pervertido, que varias generaciones de puertorriqueñas y puertorriqueños tengan que padecer miseria y necesidad.  O que vean y sientan que lo que el estado y la publicidad prometieron por bueno y alcanzable se vaya a las pailas.  No habrá píldora amarga ni sacrificio sin recompensa si ponemos en nuestras mentes y corazoncitos que todo lo que padezcamos será para alcanzar una sonrisa (la más amplia y babeante, y con colmillos por fuera, claro) de los encapuchados que el sistema capitalista y colonial defiende.

Nota al calce sin llamada- puedo mencionar a los encapuchados que develaría una auditoría de la deuda del país, pero ya habrá tiempo.