Historia de dos escuelas: la pública y la privada

| Publicado el 13 octubre 2015

Defender la escuela pública es defender los derechos del magisterio

Disraelly Gutierrez Jaime
Bandera Roja

 

“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual….» – Charles Dickens (Historia de dos ciudades)

La historia de dos escuelas es la historia del desmantelamiento de los derechos adquiridos en la escuela pública. El escenario que describe Dickens no es solo pertinente para la Francia de la Revolución Francesa sino que es una representación del estado de la situación de nuestra escuela hoy. Es la historia de dos escuelas: la pública y las que van de camino a la privatización.

El sistema de educación pública se apresta a convertirse en un sistema en donde van a cohabitar las escuelas públicas junto a las escuelas Líder o chárter. Es la federalización del sistema educativo. La hoja de ruta es la privatización de las escuelas públicas por entidades sean municipales, sin fines de lucro, cooperativas. Serán escuelas en donde los empleados dejan de ser empleados públicos para ser de las chárter.

Bathia la llama pública porque los estudiantes no pagarían matrícula y el estado le pagaría a las compañías o a las entidades que las van a administrar. En realidad son escuelas privadas solventadas con fondos públicos en donde no solo las maestras y maestros sino la totalidad de las y los trabajadores lo pierden todo.

En el mejor de los tiempos las maestras y maestros eran empleados públicos que aunque mal pagados gozaban de unos derechos adquiridos. Entre estos están la permanencia en el trabajo junto a las garantías de un retiro digno y seguro al tener el derecho a una pensión mensual fija de por vida. Pero   la Ley 160 le quito ese retiro digno al magisterio nuevo que comenzó en agosto del 2014 dejándolos con planes de aportación privados donde su pensión no sería fija y sino hasta que dure lo aportado.

Parecía ser la edad de la sabiduría por que las maestras y maestros tenían participación a través del Comité de Organización Escolar (COE) que luego se convirtió en el Consejo Escolar en la toma de decisiones. Existía el principio de antigüedad.   Sin embargo se convirtió en la época de la locura porque el Departamento decidió obviarlo todo. Con cartas circulares que rayaban en la ilegalidad las organizaciones se hicieron a capricho de las regiones escolares fundamentados en la cantidad de estudiantes y no en sus necesidades sociales y educativas. Y para completar ya habían eliminado el derecho a trasladarse a otra escuela dejándolo solo a necesidades de servicio o a la voluntad arbitraria de las regiones educativas.

La esperanza de un trabajo seguro con las permanencias se está convirtiendo en desesperanza con las evaluaciones fundamentadas en un 20% en los resultados de las pruebas PPAA.   No pasas la evaluación y te van a despedir si tu puntuación es menor de 80%. Suma los voluminosos planes educativos restringidos por el límite del tiempo de los mapas curriculares y el 3% de mejoramiento de los estudiantes y te han dejado prácticamente sin capacitación.

En fin, con la permanencia y el retiro pensamos que lo teníamos todo.   Con las escuelas Líder no vamos a tener nada. Será la culminación de la federalización del sistema en donde ya no serás empleado público. En ese 15% de las escuelas con puntuación más baja del sistema, junto a las especializadas o las que decidan acogerse a la escuela Líder el magisterio estará sin retiro, sin vacaciones, sin plan de salud, sin derechos. Y al quedarse el magisterio sin aportar al sistema de retiro éste va a colapsar dejándonos a todos sin el derecho a vivir dignamente. En la crisis fiscal del estado el capitalismo nos deja en la prángana: sin derechos.