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BREL1| Publicado el 6 octubre 2015
El pasado 15 de septiembre se celebraron las elecciones para elegir un nuevo parlamento griego. Estas fueron adelantadas por la dimisión del primer ministro Alexis Tsipras luego de aceptar un nuevo paquete neoliberal, a pesar de la oposición mayoritaria del pueblo griego. El grupo de Tsipras convocó los comicios para constituir un gobierno comprometido con la administración del plan de reformas acordado con acreedores del capital europeo. El resultado final le dio la victoria al partido de Tsipras, SYRIZA, con el 35.45% de los votos. Luego de varios meses de gobierno y la derrotada de la estrategia de su liderato para renegociar la deuda y evitar más medidas de austeridad, ¿qué significa la victoria de SYRIZA?
Breve acercamiento a los resultados electorales
El apoyo electoral le permitió a SYRYZA elegir 145 diputados, una sólida mayoría a pesar de haber perdido 4 diputados en relación con los resultados de enero de 2015. El 23 de septiembre formó gobierno el partido de Tsipras, que renovó su alianza con el partido nacionalista de Griegos Independientes (ANEL). El gabinete formado por la coalición de SIRIZA-ANEL también incluye figuras políticas que abandonaron el partido socialdemócrata PASOK-DIMAR.
Por otra parte, el resultado electoral mostró un leve fortalecimiento del bloque político a la derecha de SIRIZA con el repunte del partido socialdemócrata, que eligió 17 diputados, cuatro más que la elección pasada. A pesar que Nueva Democracia, partido mayoritario de la derecha conservadora, perdió un diputado mantuvo su apoyo prácticamente intacto con 28.1% de los votos. La otra fuerza importante de la derecha griega, el neofascista Amanecer Dorado, registró un leve aumento en las votaciones con 6.99%, permitiéndole elegir un diputado adicional en comparación con la pasada elección.
El retroceso mayor, en términos de apoyo electoral, lo sufrió el espectro amplio a la izquierda de SYRIZA. El Partido Comunista (KKE) se mantuvo como la mayor fuerza de la izquierda griega manteniendo su base de apoyo intacta con el 5.55% de los votos y 15 diputados electos. Mientras que la coalición de la izquierda radical, ANTARSIA y el Partido Revolucionario de los Trabajadores, aumentaron levemente su apoyo pero con un resultado insuficiente de 0.85%. Sin embargo, la mayor decepción fue el pobre apoyo recibido por el nuevo partido de Unidad Popular, creado por la izquierda que abandonó SIRIZA. La nueva fuerza política recibió 2.86%, quedándose cortos del límite necesario para poder elegir representantes al parlamento. A simple vista los resultados muestran una derrota electoral para la izquierda griega. Pero los resultados, si bien son indicadores, no explican por si solos una realidad social compleja. El voto por los principales referentes electorales de la izquierda totalizó aproximadamente el 9.26%, lo que los habría colocado como la tercera fuerza detrás de Nueva Democracia. Pero la izquierda acudió fragmentada entre las posiciones maximalistas y sectarias del KKE y la incapacidad de alcanzar un acuerdo entre Unidad Popular y ANTARSIA.
Algunos comentarios y perspectivas sobre la izquierda
En julio se llevó a cabo un referéndum para consultar al pueblo griego si apoyaba la imposición de otro paquete de medidas neoliberales. La victoria del ‘No’ fue abrumadora y parecía que se abrían perspectivas de cambios ante una profunda crisis económica y social. Con el repudio se apostaba a forzar a los representantes del capital financiero a “suavizar” algunas de las medidas en la negociación que le permitiera adelantar algunos elementos del programa político y económico de SIRIZA, sin salir de la Euro Zona. Pero no fue así, el liderato del partido se vio acorralado entre las contradicciones de una estrategia fracasada y aceptó el paquete de medidas con el apoyo de la derecha neoliberal. Precipitando la ruptura con el ala más radical liderada por la Plataforma de Izquierda.
Desde que el partido accedió al parlamento en el 2012 el sector mayoritario del liderato de SIRIZA arrastró al partido a moderar sus posiciones para evitar la ruptura con el bloque dominante del capital europeo y griego. Esta tendencia se aceleró en los meses que ocupó el gobierno. La salida del sector más radical y el desplazamiento del sector mayoritario del liderato del partido a posiciones cada vez más moderadas, los condujo a ocupar el centro del tablero político dejado vacante por la socialdemocracia. Tanto así que representantes del capital financiero europeo confían que los planes de privatizaciones pueden aplicarse sin problemas ahora que el ala radical de SYRIZA salió del partido. La interrogante que queda sobre el tablero es ¿Podrán los sectores de izquierda que se mantienen en SYRIZA cambiar la dirección de ese partido o la dirección burocratizada dirigida por Tsipras mantendrá el rumbo de la organización?
Aunque las izquierdas mantienen un anclaje en importantes sectores de la clase trabajadora, la juventud y los movimientos sociales no pudieron aprovechar el descontento y la desilusión creado por el apoyo del gobierno de Tsipras a las medidas de austeridad impuestas por el Banco Europeo y el Fondo Monetario Internacional. En primer lugar, Unidad Popular falló en su objetivo de convertir en movilización electoral la organizacióncreada alrededor del ‘voto por el NO’. No supo centrar su campaña en las propuestas que la diferenciaban como alternativa a SIRIZA. Dejando camino libre para que se manifestara el voto por el mal menor. En segundo lugar, ninguna de las fuerzas de la izquierda (UP, ANTARSIA-PRT y PC) ha podido articular una narrativa que le arranque los sectores más radicalizados de la base social de SIRYZA movilizándolos por la salida del euro, la nacionalización de la banca y los sectores estratégicos de la economía. La ausencia de un proyecto de intervención común que le permita articularse como expresión electoral de los movimientos sociales empeora la situación.
Dicen que luego de la tormenta viene la calma. Pero los que vivimos en el trópico sabemos que la calma no significa necesariamente que haya acabado la tempestad, porque podemos encontrarnos en el centro de la misma. Grecia se encuentra en una situación parecida. Puede parecer a simple vista que la victoria de SYRIZA consolidó el apoyo del partido, permitiéndole formar gobierno. Pero el escenario en Grecia es uno de gran polarización de la lucha de clases. Persiste el malestar, el descontento, fuerte presencia organizada de las izquierdas e importantes sectores de la población con algún nivel de conciencia. Luego de la contienda electoral continúa reconfigurándose el tablero político, las fuerzas del espectro amplio de la izquierda y elementos descontentos de SIRIZA se repliegan para acumular fuerza desde las luchas sociales. Aún es muy pronto para hacer pronósticos categóricos pero algo es seguro; tarde o temprano la tempestad de la lucha de clases retomará las calles de Grecia.