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BREL1| Publicado el 19 agosto 2010
Foto por:RBS
En la UPR nos encontramos en una coyuntura sin precedentes. Luego de impulsar, desatar y realizar una de las huelgas universitarias más importantes en la historia del país el movimiento estudiantil tiene el imperativo de construir otro proceso huelgario que supere en diferentes aspectos el anterior. De lo contrario podemos empezar a ordenar esquelas de periódico y coronas de flores para el velorio de la universidad pública.
La administración de la UPR está decidida a imponerle al estudiantado una cuota especial de $800 a partir del semestre de enero-mayo 2011. El pretexto es que esta medida atajaría el déficit presupuestario de la institución “logrando” recaudos de $40 millones. La verdadera intención de la administración no es resolver el déficit porque medidas de aumento uniforme en los costos de estudio se han impuesto anteriormente y lo que han provocado es que se recauden menos fondos. Cuando aumentan el costo de la matrícula, menos estudiantes se matriculan y los que lo hacen se matriculan en menos cursos al no poder lidiar con la carga económica.
Por tanto, lo que se esconde detrás de esta cuota especial es un cambio en el modelo de universidad pública. Es parte del proyecto neoliberal que las distintas administraciones han venido imponiendo en la UPR. Este modelo es uno de elite en donde sólo estudiantes con los recursos económicos necesarios puedan ingresar y permanecer en la universidad. Al reducirse el total de estudiantes matriculados, como ha venido pasando en la UPR, se justifica la contratación de menos profesores, la cancelación de programas académicos, el cierre de oficinas y servicios a la comunidad universitaria, el congelar plazas, la privatización, en fin, el desmantelamiento del sistema universitario público de Puerto Rico. Redundando a fin de cuentas en grandes beneficios a los dueños de las universidades e instituciones privadas.
La oposición y resistencia a la cuota especial es un imperativo no solo del movimiento estudiantil sino de toda la comunidad universitaria y sectores solidarios del pueblo. Sin embargo, el repudio a este medida no es suficiente para derrotarla. Resulta de cardinal importancia el que el movimiento estudiantil reflexione sobre las propuestas y alternativas que debemos impulsar y sobre el sistema de recaudos que existe en la UPR. En la pasada huelga se esbozaron distintas alternativas como el exigir que se cobren las deudas de compañías privadas a la UPR y el que se restituyan los fondos gubernamentales perdidos por la ley #7, entre otras.
Además de estas propuestas la alternativa contra esta cuota especial es la Matrícula Ajusta a los Ingresos (MAI). La MAI parte del hecho de que el estudiantado universitario no es homogéneo y que por tanto las desigualdades de clase y socioeconómicas imperan entre el mismo. El cobro uniforme, aunque podría parecer a primera vista ser lo más justo, no lo es porque no reconoce las diferencias entre el estudiantado. La MAI permite por una parte, hacerle justicia económica a los estudiantes provenientes de la clase trabajadora y pobre del país y por otra parte recaudar mayores ingresos para las arcas universitarias.
Ahora bien, para lograr detener la cuota especial y el que se implemente un sistema de Matrícula Ajustada a los Ingresos (MAI) hay que hacernos valer de el principal logro de la pasada huelga estudiantil: la experiencia y radicalización de miles de jóvenes alrededor de toda la Isla. Más allá de los logros concretos que le arrancamos a la administración en la mesa de negociación producto de la presión ejercida a través de la huelga y demás actividades de militancia, la principal victoria del proceso es que hoy día existe un movimiento estudiantil a nivel nacional, con la experiencia de un proceso prolongado de lucha y la disposición de continuar la resistencia en defensa de la educación pública.
Para lograr maximizar el movimiento estudiantil surgido de la huelga es importante establecer algunos lineamientos del trabajo que se debe realizar como parte de la gestación del próximo proceso de lucha. Esta fase la debemos concebir como un espacio para la reorganización, establecer estrategias, la formación teórica y práctica, profundizar sobre la crisis de la UPR y prepáranos para el próximo semestre. Esto dirigido a que desde el periodo de matrícula y las diferentes actividades previas al inicio de clases se inicie un proceso de información, denuncia y movilización entre el estudiantado sobre la cuota especial y la situación de la UPR en general. La apuesta del movimiento estudiantil debe estar en el trabajo de base con la gente porque fue este trabajo el que posibilitó la pasada huelga.
Tenemos un reto y una responsabilidad ineludible en el movimiento estudiantil. La lucha que libramos en la huelga aun no termina. En términos generales podemos concebir la pasada huelga, el periodo actual y el próximo proceso de lucha como un solo proceso ininterrumpido. En donde llevamos a cabo la huelga y la levantamos para reacumular fuerzas para en el momento más preciso del próximo semestre lanzarnos nuevamente a la huelga a resistir la extinción de la UPR. El próximo proceso huelgario debe ser más fuerte, numeroso, participativo y sobretodo combativo. La administración no va a ceder fácilmente a los reclamos estudiantiles. Con la pasada huelga evidenciamos la intransigencia de esta administración y este gobierno. Solo la presión que ejercemos al interrumpir el funcionamiento del sistema universitario público sumado a la presión económica que se ejerce sobre los sectores desesperados por el desmantelamiento de la UPR son los que abren el paso para que la administración tenga que ceder. Así que tendremos que lanzarnos a la calle con la mayor fuerza, preparación y determinación posible para vencer.