La campaña anti-comunista de Jennifer González

La Alianza no es comunista, pero nosotros sí

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| Publicado el 30 octubre 2024

Según se acerca la fecha del 5 de noviembre, día de las elecciones en Puerto Rico, las campañas demagógicas y de miedo se acrecientan. El Partido Nuevo Progresista (PNP) y su candidata a la gobernación Jennifer González buscan afianzar el voto de derecha, conservador y republicano por medio de una promoción pagada que acusan a Dalmau, al Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y al Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), de comunistas y seguidores de Fidel Castro, Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
El objetivo de dicha campaña es evocar los discursos hegemónicos de mediados del siglo 20 contra la Unión Soviética y los países autodenominados socialistas. Este discurso anacrónico permanece en las mentes de los militantes más conservadores y derechistas del PNP. En los últimos años hemos visto un incremento en el desencanto de la gente hacia los partidos políticos tradicionales, en gran medida por las consecuencias de sus decisiones políticas y administrativas, pero también por el
desprestigio causado por los casos de corrupción y malos manejos. La campaña busca frenar o revertir ese desencanto que ha llevado a cientos de miles de personas a votar por candidatos fuera de los partidos hegemónicos o a simplemente no acudir a las urnas.
El discurso es una falsedad: Dalmau, el PIP, MVC y sus candidaturas no buscan implantar una república comunista en Puerto Rico, sino más bien administrar las pocas e ínfimas instancias de poder que tiene el gobierno colonial. Si bien existen individuos y candidatos que se consideran socialistas en estos partidos, sus propuestas políticas plantean realizar reformas y cambios en los estilos de gobernanza. El PIP se autodenomina socialdemócrata mientras que dentro de MVC existe un componente socialista importante.

Las organizaciones comunistas en Puerto Rico han planteado dos opciones ante estas elecciones. Por un lado, están las que plantean que participar de las elecciones de forma táctica con un apoyo a candidaturas de la Alianza, puede formar parte inmediata del proceso de resistencia de la clase trabajadora contra el capitalismo colonial. De otra parte, están las organizaciones que llaman a la abstención y el boicot electoral como una forma de radicalización y desentendimiento de las instituciones políticas controladas por los ricos (la burguesía).
La campaña de miedo del PNP se sustenta en lideratos, eventos y decisiones políticas en los países socialistas que violentaron las vidas de cientos y miles de seres humanos. Las organizaciones comunistas del siglo 21 tienen el deber de reconocer ese historial violento y antidemocrático de nuestra corriente política para superarlo. De la misma manera que visibilizamos la cara más dura del capitalismo imperialista en el genocidio del pueblo palestino debemos rechazar esa tradición estatista y represiva del bloque socialista.

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