El estado genocida de Israel desarrolla una guerra en 7 frentes que busca mantener su control imperialista sobre la región. En los últimos meses intensificó su agresión militar contra territorios de la Franja de Gaza y algunos enclaves en Cisjordania. Sin haber culminado la destrucción del territorio Palestino, comenzó una invasión al sur del Líbano e incluso bombardeó su capital, Beirut. Al mismo tiempo, bombardeó zonas en Yemen con el objetivo de atacar a las milicias pro iraníes. Esta guerra total ya ha cobrado 42,000 vidas palestinas en Gaza y 700 en Cisjordania. En el sur del Líbano, los ataques indiscriminados de Israel redujeron a ruinas los barrios residenciales.
Irán respondió la agresión e invasión a Beirut con bombardeos a Tel Aviv y Jerusalém venciendo el llamado Domo de Hierro. La respuesta de Irán presagia una posible escalada de parte del gobierno de Netanyahu en Israel, quien justifica las acciones militares enfrentando al llamado “Eje del Mal”. El aparente objetivo militar de Israel es descabezar la cúpula dirigente de la organización política y militar del partido libanés Hezbollah. En lo que va de ofensiva ya ha asesinado al secretario general Hassan Nasrallah y a su sucesor Hachem Safieddine, así como a otros altos mandos del partido. En octubre, las fuerzas israelíes asesinaron al líder máximo de Hamas, Yahya Sinwar, quien encabezaba la lista de los
objetivos de Israel.
Según las autoridades libanesas y la Cruz Roja, Israel ha asesinado a casi 2,000 personas y ha forzado el desplazamiento de 1.2 millones. El bombardeo israelí sobre el sur del Líbano ha devastado la economía agrícola de la zona. Más de 500 hectáreas de tierra han sido dañadas; sobre 300,000 cabezas de ganado han muerto y un 75% de agricultores perdieron sus fuentes de ingresos creando con esto un verdadero desastre económico y humanitario.
La intensificación de la guerra en el medio oriente en nada contribuye a la liberación de los pueblos y la búsqueda de mejorar las condiciones de vida de la gente. La intervención de Irán se convierte en excusa dentro del país para afianzar la dictadura imperialista y conservadora que desviará los fondos de la seguridad social hacia el aparato militar.